Es evidente que con un arbitraje más justo y más coherente con la práctica del fútbol, la Real habría sacado por lo menos un empate porque el gol de penalti llegó tras 80 minutos de combatida y equilibrada pelea por los puntos entre el Barcelona y los txuri urdin. Pero más allá de la controvertida decisión del árbitro, instado por el VAR, y la clásica ayuda al poderoso, hay otros factores que explican la derrota guipuzcoana y esa paridad de fuerzas sobre el terreno de juego.
La Real le discutió el cuero al Barcelona desde el inicio. De hecho, su porcentaje de posesión llegó a ser superior (51%) que el culé en el minuto 50, pero terminó siendo ligeramente inferior (46%). Los de Imanol chutaron poco menos que los blaugrana (nueve disparos por 13 los locales), lanzaron los mismos corners (cuatro) y generaron un similar número de ocasiones.
La Real llegó con cierta frecuencia y claridad al área del Barça, sobre todo por la banda izquierda, donde Barrenetxea y Monreal destrozaron a Semedo. Pero en la zona caliente faltó la contundencia y la claridad de otros partidos; se añoró la clarividencia, el filo y la inspiración del Isak de hace sólo unas semanas. Al sueco parece que le han abandonado las musas. Ni ejecutó ni decidió bien dentro del área. Con el delantero letal de enero y febrero, la Real podía haber ganado en Barcelona. Pero la imagen de los donostiarras fue extraordinaria.
Remiro, sembrado, casi para hasta el penalti
Llegaba la Real al Camp Nou tras tres encuentro sin encajar un gol y sólo el VAR logró que el muro se derribara, porque el ejercicio de resistencia defensiva estaba siendo encomiable. Bien los defensas y extraordinario, de nuevo, Remiro, que no anduvo lejos de atajar la pena máxima a Messi. Antes había facturado tres paradas de mucho mérito a Braithwaite, Messi y Rakitic. Chapeau.
Aire fresco y trucos de magia de Barrenetxea
Barrenetxea gozó de su primera titularidad y la aprovechó para exhibir dosis de ese talento innato que él tiene. Maravilló a algunos propios de Barcelona y comentaristas de televisión con detalles técnicos de primer orden, como el pase largo a Portu. No decidió bien en todas las acciones, pero es evidente que es un activo de muchos quilates.
Árbitro y VAR casados con el poder, qué triste
Este curso acciones como la del penalti han sido sancionadas y pasadas por alto en diferentes partidos. Está abierta a muchas interpretaciones. Le sucedió a la Real y entre el VAR y el árbitro resolvieron que esa mano tan ridícula e involuntaria decidiera el partido. Con un VAR tan meticuloso, ¿por qué no se revisó el pisotón de Messi a Llorente, que pudo ser roja? Casados con el poder.
El rombo enriquece el juego de Oyarzabal
Imanol introdujo una interesante variante táctica en la segunda parte que dinamizó el juego de la Real y lo convirtió en más vertical y ponzoñoso. Trazó un rombo en el centro del campo con Oyarzabal en el vértice superior. Los realistas encontraron mucho al ‘10’ por dentro y éste respondió con repetidas conducciones y apoyos que hicieron mucho daño al Barcelona.
El cansancio y rotar: la gran mentira del fútbol
La Real jugó contra el Barcelona tres días después de su primer gran encuentro decisivo de la temporada, el de Miranda, y terminó el choque en el área rival, apretando como nunca. Es verdad que Imanol cambió medio equipo, pero allí estaban Odegaard, Merino, un titánico Monreal o Le Normand corriendo como jabatos hasta el final. Las rotaciones y el cansancio, la gran mentira del fútbol.
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