Las claves de los 'Archivos del Terror' de Paraguay

Las claves de los ‘Archivos del Terror’ de Paraguay

Los ‘Archivos del Terror’, como se conoce a miles de documentos sobre la represión policial en Paraguay que mostraron las conexiones entre las dictaduras de Sudamérica bajo el Plan Cóndor, representan uno de los principales legados del fallecido activista, abogado y escritor paraguayo Martín Almada.

A continuación las claves sobre estos documentos descubiertos por Almada, que falleció el pasado sábado a sus 87 años y  fue despedido este domingo por sus familiares y allegados.

¿Qué son los ‘Archivos del Terror’?

Así fueron bautizados los registros hallados el 22 de diciembre de 1992 en el Departamento de Producciones de la Policía paraguaya, dependencia ubicada en la ciudad de Lambaré, hasta donde acudieron Almada y el entonces juez penal José Agustín Fernández para encabezar un allanamiento.

Ambos buscaban archivos del Departamento de Investigaciones de la Policía de la Capital, considerado el mayor centro de detención y tortura del país durante la extensa dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).

Fernández, quien dirige el Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos y Museo de la Justicia, encargado de la custodia de los ‘Archivos del Terror’, refirió a EFE que Almada se comunicó telefónicamente con él para coordinar el lugar donde se llevaría a cabo la operación.

Cuarto donde en 1992 Almada encontró los ‘Archivos del Terror’. Foto: X (@ceciliadiwan).

El punto de encuentro fue en Lambaré, ubicado a unos 11 kilómetros de la capital.

Los archivos permanecían en el primer piso de la instalación policial en una habitación clausurada con un enorme candado que debió ser abierto por un cerrajero bajo la atenta mirada de Almada, Fernández y numerosos periodistas.

Entre otros, encontraron fichas de personas detenidas como parte de la Operación Cóndor, legajos con informaciones de paraguayos y extranjeros objeto de seguimiento y carpetas de control de detenidos.

Además, unos 700,000 folios, casetes con grabaciones de programas, discursos de opositores, activistas o estudiantes, así como fotografías, libros y enseres personales, entre otros.

Los documentos fueron trasladados en un camión hasta el despacho del juez. La tarea demoró unas 12 horas.

Martín Almada consultando un legajo. Foto: X (@OsvaldoteleSUR).

Almada, el descubridor

Para Fernández, Almada “jugó un papel trascendental” en este hallazgo.

A su juicio, el “mérito inmenso” de este activista fue plantear el primer caso de Hábeas Data en el país.

El pedido, que tenía como objeto conocer los detalles de la detención de Almada (1974-1977), estaba amparado en la Constitución sancionada en junio de 1992 y vigente en la actualidad.

“Es el descubridor y después el que internacionalizó el contenido del archivo”, agregó sobre la labor de Almada, y recordó que fue quien obtuvo “el dato” sobre la ubicación de los escritos.

Retrato “escrito a sangre y fuego”

Según Fernández, los documentos sirvieron como prueba de las violaciones de derechos humanos en el país y permitieron que la Comisión de la Verdad determinara que hay más de 400 desaparecidos y unas 20,000 víctimas directas de esos hechos.

Martín Almada durante el allanamiento en que se localizaron los ‘Archivos del Terror’. Foto: X (@JuanSebasCabral)

También mostró la vinculación de países como Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay al Plan Cóndor.

“Los documentos obrantes en el archivo revelan la existencia palmaria de este Plan Cóndor“, puntualizó Fernández, al mencionar la existencia de archivos de las primeras reuniones e invitaciones entre quienes dirigían esa operación.

Parte de esos archivos fueros usados en la detención del dictador chileno Augusto Pinochet y en procesos en Uruguay, Argentina e Italia, entre otros.

“Este era un retrato vivo, escrito a sangre, a fuego, a muerte y a desaparición forzada”.

Refirió que, en ese entonces, “el esquema era el mismo” entre los países involucrados.

“No había extradición: sencillamente a una persona se le detenía y se le hacía desaparecer. Era una época terrible, un pasado que no queremos recordar y un pasado del cual debemos aprender”, concluyó.


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