Las elecciones locales en Sudáfrica apuntan al fin de la hegemonía del Congreso Nacional Africano


Durante el mes largo de campaña electoral en Sudáfrica las promesas de los candidatos contrastaban descaradamente con la realidad. El acceso a recursos básicos como la electricidad o el agua tampoco están garantizados durante los sextos comicios locales que se celebran este lunes. Solo 26,2 millones de personas pueden acudir a las urnas porque, según la Comisión Electoral independiente (IEC, en sus siglas en inglés), un tercio de los que podrían haber ejercido su derecho al voto, 13 millones, no se registraron a tiempo.

Según una encuesta de Ipsos, el CNA (Congreso Nacional Africano, que dirige el presidente Cyril Ramaphosa) ganará las elecciones con el 49,3% de los sufragios, seguido de Alianza Democrática, con el 17,9%, y Combatientes por la Libertad Económica, una escisión del CNA que lidera Jilius Malema, con el 14,5%. Sin embargo, sería la primera vez que el partido de Nelson Mandela, que llegó al poder en 1994, quedase por debajo del 50%. El objetivo de la formación es recuperar territorios que perdió en los comicios de 2016, como las capitales política, Pretoria, y comercial, Johanesburgo, en manos de coaliciones lideradas por la oposición.

En The Rock (La roca), el centro de operaciones electoral situado en la capital sudafricana, todo está preparado para que a partir de las 21.00 hora local (20.00 hora peninsular española), cuando se cierren los colegios electorales, comiencen a llegar datos que irán apareciendo en una gran pantalla para asegurar que los comicios son “libres y transparentes”. Está previsto que el IEC anuncie los resultados definitivos el próximo jueves. Las más de 10.400 concejalías son disputadas por 60.000 candidatos que representan a 325 partidos. El número de independientes se ha duplicado respecto a las anteriores elecciones.

A pesar de la variedad de opciones, la rabia y frustración por la incapacidad de los actuales gobernantes de responder a demandas básicas de la población ―como el acceso al agua y la electricidad―, y los casos de corrupción y las irregularidades en el uso de fondos públicos, es casi imposible encontrar a un sudafricano convencido de que su voto cambiará algo. “Vamos hacia una elevada probabilidad de coaliciones y los partidos se están preparando. En las últimas elecciones locales le cogió por sorpresa tanto al CNA como a los partidos pequeños, pero ahora ha sido un tema recurrente en campaña, y ha crecido la sensibilidad hacia esta forma de gobernar”, apunta Cary Abrahams, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Wits de Johannesburgo.

La batalla política se concentra en los cinco principales partidos: el CNA, que obtuvo el 53,9% de los votos en las elecciones de 2016, en su peor resultado; Alianza Democrática, que logró el 26,9% y gobierna con mayoría en Ciudad del Cabo; Combatientes por la Libertad Económica, que fue la tercera fuerza más votada (8,1%); Partido Libertad Inkhata, principal rival del CNA en la provincia de KuaZulu-Natal (4,2%) y el Frente de la Libertad Plus, que defiende la autodeterminación de los afrikáners (0,8%).

Las disputas y rupturas que han surgido de las primeras experiencias de coalición en Sudáfrica, que la mayor parte de los analistas califican como un “fracaso”, han provocado la aparición de nuevas formaciones políticas como Action SA, que espera obtener un buen resultado en las provincias de Gauteng y KuaZulu-Natal, o el partido GOOD, creado por Patricia de Lille, que ocupa la cartera de Obras Públicas e Infraestructuras en el actual Ejecutivo.

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“Las últimas elecciones fueron el principio del fin del CNA ―apunta Abrahams― y estas serán la consolidación, porque la ambivalencia ha desaparecido. En estos cinco años hemos vivido la Comisión Zondo, sobre la corrupción del partido, la ineficiencia en la gestión local durante la pandemia y la violencia e inseguridad de las protestas de julio con más de 300 muertos. Estas elecciones son el reflejo de un sentimiento también a nivel nacional sobre el CNA”.

En cambio, Oscar van Heerden, analista político especializado en el CNA, cree que la caída del partido no se producirá hasta finales de esta década. “¿Cuál es la alternativa?”, se pregunta. “El problema es que van a ganar las elecciones habiéndolo hecho mal, y es probable que mejoren el resultado que obtuvieron hace cinco años”, añade. Este experto ve a los candidatos independientes como “una amenaza para todos los partidos” y subraya las similitudes entre los programas políticos de todas las formaciones. “Grandes palabras sobre identidad y propiedad de la tierra, pero la gente quiere que se les asegure el acceso a una vivienda, empleo, agua y electricidad”, afirma. Van Heerden apunta como gran esperanza a los movimientos sociales en defensa de los principios que defiende la Constitución.

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