Dos derrotas duras, ningún gol a favor y cinco en contra y, lo que es peor, la sensación de no haber competido es el pobre balance de un Alavés que sale muy tocado de sus dos primeros derbis de la temporada. La ‘trampa’ tendida por el calendario ha llegado demasiado pronto a un equipo todavía sin hacer de mediocampo hacia arriba.
Para colmo de males, los cinco tantos encajados en estos dos últimos duelos siembran las dudas en el hasta ahora único activo albiazul: la seguridad defensiva. Tres penaltis en contra, una expulsión, cinco amarillas, un solo remate entre los tres palos y 329 minutos sin marcar son otros de los datos que reflejan la delicada situación en la que quedan Asier
Garitano y su equipo.
Con 5 puntos en seis jornadas, se asoman al balcón del descenso desde la ingrata 17ª plaza en víspera de un choque frente al Mallorca, rival directo metido en el pozo, que bien podría servir de bálsamo momentáneo si se salva con victoria.
El único crédito, los resultados
No hay margen y el crédito empieza a agotarse en un club acostumbrado a hacer movimientos de banquillo cuando no salen los planes. Asier
Garitano, que negó estar preocupado tras el 3-0 del Reale Arena pide tiempo y “mirar a medio plazo” en un club donde la paciencia escasea si se complican las cosas.
Asier Garitano: “El partido ante el Mallorca hay que afrontarlo como una final”
Por todo ello, el técnico quiso mirar más al choque de mañana que al 3-0 al término del derbi en Donostia. Sabe que se juega muchísimo. “Sí, este partido hay que afrontarlo como una final”, subrayó a pesar de que “todavía quedan muchas jornadas”.
Indicó haber reservado jugadores para la cita de Mendizorrotza después de que su revolución de siete cambios naufragara con estrépito ante la Real
Sociedad, uno de los conjuntos más en forma del campeonato.
Su discurso, no obstante, inquieta al reflejar la actual y cruda realidad de su Alavés. Decir que aprovechó un siempre trascendental derbi para “ver jugadores y cosas” porque su equipo “está haciendo ahora, en plena competición, cosas que debería haber hecho durante la pretemporada”, choca de manera frontal con la mentalidad de un Josean
Querejeta que siempre exige competir al máximo ante cualquier rival.
El técnico albiazul ya preveía la actual falta de gol de su equipo, según manifestó en la previa del derbi ante la Real
Sin embargo, no le falta parte de razón a un Asier
Garitano que “no va a ponerse nervioso” después de reconocer en la previa que ya preveía la actual falta de gol de su equipo.
La tesitura del mercado siempre marca el devenir de todo equipo humilde y, en este caso, el agitado final del mismo que vivió el cuadro albiazul parece tener consecuencias.
Un boceto con retraso
El tardío, aunque jugoso, traspaso de Guillermo
Maripán obligó a apostar a última hora por Lisandro
Magallán, a cambiar una pieza vital por otra que necesita conocer su nuevo club.
Los problemas para buscar una salida a John
Guidetti y a Dani
Torres dejó casi sin margen de maniobra a un club que apostó por la incógnita de Oliver
Burke en el último momento y descartó sobre la bocina el fichaje de Waris, que incluso llegó a Vitoria-Gasteiz para pasar el renacimiento médico “para no comprometer en el futuro el límite salarial”, según palabras de su presidente, Alfonso
Fernández
de
Trocóniz.
En la línea de ataque del Alavés, todos los futbolistas son recién llegados este verano
Además, la radical renovación de la línea ofensiva, donde todos los futbolistas son recién llegados, necesita del tiempo necesario para acoplarse y comenzar a funcionar, aunque también sorprende, por lo negativo, su nula y muy preocupante inoperancia para generar ocasiones.
No obstante, Asier
Garitano confía en que la reacción se produzca mañana. “Son partidos importantes ante rivales que van a estar de la mitad de la tabla para abajo y, en estos momentos, estamos para pelear por eso”, subrayó apelando a la afición. “Seguro que viéndonos sufrir, estará con nosotros”, alentó. Por el bien de todos, y sobre todo por el suyo propio, más vale que acierte y la ansiada reacción se produzca en una primera ‘final’ que parece llegar demasiado pronto.
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