Alejandra Rubio ya ha dado el pistoletazo de salida a las vacaciones de verano y lo ha hecho de la mejor manera posible, acompañada del hombre que ocupa su corazón desde hace algunos meses: Tassio de la Vega. Tras varias citas furtivas por Madrid, la flamante pareja ha hecho las maletas y ha volado hasta las Islas Baleares, aprovechando que ya se han levantado las restricciones de desplazamientos. Ibiza vuelve a ser un año más uno de los destinos preferidos de las celebrities.
Se trata del primer viaje de la pareja tras iniciar su relación en el confinamiento. Al comienzo, Alejandra Rubio se mostraba muy cauta hablando de su nueva ilusión: «Estoy muy bien. Yo no tengo una relación, esa es la realidad, estoy siendo prudente. Le estoy conociendo y ya está. Estoy ilusionada, pero no voy a hablar de una persona que no pertenece a esto», decía en ‘Viva la Vida’. No quería que nada fallase y prefería que su chico se mantuviera lejos de los titulares de los medios de comunicación, pero su deseo ha durado bien poco. Entre otras cosas porque ya se dejan ver libremente ante las cámaras y su romance es un hecho pese a que ella no quiera referirse a él como «mi novio».
Volviendo a su escapada a Ibiza, Alejandra y su chico han derrochado una complicidad que se ha reflejado en las risas y bromas que compartían mientras caminaban por la isla con atuendos de playa. No han estado solos ya que también les han acompañado otro grupo de amigos de su edad con los que compartieron buenos momentos.
Lo cierto es que Tassio de la Vega ha caído de pie en la familia Campos. Terelu no dudó en elogiarlo: «Me pareció una persona encantadora y nada ostentoso». El joven también se mostró encandilado de Alejandra al reconocer que «todo el mundo sueña con ella». De la Vega es un hombre procedente de buena familia y que dispone de negocios en el sector vinícola y en la arquitectura. Al mismo tiempo, es el hombre que sustituye a Álvaro Lobo en el corazón de Alejandra Rubio. El dj y la influencer compartieron varios meses juntos e incluso se marcharon a vivir a un céntrico piso de Madrid, pero su relación sufrió un frenazo en seco y acabó por marchitarse. Cada uno a su lado y a otra cosa; y Alejandra se lo ha tomado muy en serio.