Las inversiones que determinan lo que se come hoy y lo que se va a comer mañana

Uno. Reducir el consumo de agua y aumentar al mismo tiempo la productividad de las explotaciones agrícolas.

Dos. Reducir el desperdicio alimentario y la huella de carbono gracias a la innovación en el transporte y en los envases.

Tres. Reducir los malos hábitos alimenticios mediante el aumento de los controles de calidad, del uso de ingredientes más saludables y naturales y del abandono de los procesados.

En estos tres puntos se resumen las grandes cuestiones del sector de la alimentación en las que se están produciendo avances debido en parte a la financiación que llega de los fondos de inversión, un instrumento financiero al alcance de pequeños y grandes ahorradores con el que obtener una rentabilidad económica y propiciar cambios que afectan a la salud de todos. Sobre alimentación e inversiones, dos temáticas en apariencia ajenas pero entrelazadas, trata el cuarto vídeo de la serie De experto a experto. El responsable de estrategia de inversión en Banca Privada de BBVA Álvaro Manteca conversa con la nutricionista Luján Soler. Abordan cómo debe alimentarse una población mundial en crecimiento en un entorno de escasez de recursos y con un planeta sobrecalentado.

Estos fondos de inversión específicos –o temáticos, como se los denomina en argot financiero– se componen de entre 50 o un centenar de compañías implicadas en el proceso de producción y distribución de alimentos. Los gestores de activos seleccionan las empresas con arreglo a criterios de rentabilidad y sostenibilidad –su trabajo consiste en crear la cartera más atractiva posible y más ajustada a las necesidades de los clientes– y deciden el porcentaje de la inversión que va a parar a cada una de ellas.

El amplio número de compañías que forma cada cartera sirve para diversificar la inversión del fondo. Su gestor decide el peso de cada una en función del riesgo que quiera asumir. Las hay que constituyen el 0,5% del fondo mientras que otras alcanzan el 15%. Los ahorradores, a partir de sumas de 600 euros, depositan su dinero para obtener una rentabilidad económica como en cualquier inversión –y de paso combatir la creciente inflación– y, en el caso específico de estos fondos temáticos, contribuir a que lo que llega al supermercado contamine lo menos posible, haya cuidado el entorno donde ha crecido o donde se ha cultivado y fomente una dieta saludable.

El alimento y sus ingredientes por encima de la marca

Los hábitos de consumo están cambiando y con ello el tipo de empresas, que producen nuevos alimentos o los crean de una forma novedosa. Y al revés. Los cambios en los procesos de producción y en la creación de nuevos alimentos modifica la forma en la que come la población y las repercusiones que esto tiene en el entorno.

Ricardo de los Ríos es el director de ventas de BNP Paribas Asset Management, un gestor de activos que cuenta con un fondo de inversión enfocado en alimentación y nutrición. De los Ríos señala que a diferencia de otras épocas en las que los consumidores se veían más influidos por el precio y el poder de las marcas, ahora se interesan más por el alimento: por los ingredientes que contiene, por cómo se ha elaborado y de dónde viene. “Uno de los cambios más llamativos es el abandono de los alimentos muy procesados en favor de productos más naturales”, apunta el experto, que señala que el crecimiento anual de esta comida más saludable a costa de los procesados se estima entre un 6% y un 9%.

Pero una dieta rica en productos naturales y de calidad es cara, puede serlo mucho. Los frutos secos y algunas frutas de proximidad, los pescados procedentes de pesca sostenible, la carne obtenida de ganadería extensiva, las legumbres del terreno y que no viajan en avión desde otro continente… Soler está de acuerdo en que alimentarse con estos productos no es siempre asumible, pero reclama el protagonismo de los especialistas para que los buenos hábitos estén al alcance de toda la población: “Los nutricionistas y dietistas podemos ayudar a la Administración a educar a las personas con bajos recursos en cómo hacer la compra. Podemos establecer unas recomendaciones por cada categoría: legumbres, frutas…”, asegura.

No solo los alimentos que se compran sino cómo se cocinan guardan una relación con el nivel socioeconómico de los consumidores. Continúa Soler: “Según los estudios, el método que más utilizan las personas con menos recursos son las frituras. Y no una vez a la semana, sino que es a diario y en todas las comidas”. Influye el desconocimiento e influye que encender el horno es más caro que poner la sartén. Freír un sucedáneo de patata en un aceite de baja calidad es más barato que asarlas con aceite de oliva virgen extra en el horno.

Una forma de alimentarse avalada por los especialistas y que suma seguidores es la dieta flexitariana, que implica menos consumo de carne y más de alimentos de origen vegetal, hasta un 80% de estos últimos. “Responde a la creciente inquietud por el medio ambiente, la salud y el bienestar de los animales”, afirma De los Ríos para referirse a los tres argumentos que esgrimen los veganos para solo consumir productos de origen vegetal.

Manteca señala en el vídeo dos innovaciones que van a atraer inversiones en los próximos años: las empresas que producen carne vegana, o sea, a partir de proteína vegetal –el caso de la californiana Beyond Meat es el más conocido, pero están surgiendo muchos más– y aquellas que generan carne de origen animal pero sintética. La dietista Soler realiza una advertencia al hilo de algunos de estos productos: “Los alimentos de origen vegetal no tienen por qué ser más saludables. Depende de los ingredientes que tengan”. De los Ríos apunta los beneficios para el medio ambiente: “La carne y las proteínas de laboratorio tienen la misma textura, sabor y efectos que la carne tradicional y utilizan menos recursos del planeta”, apunta De los Ríos. Recursos son agua y suelo, que en ocasiones se obtiene a costa de la deforestación. “Los productos cárnicos alternativos se están expandiendo con rapidez y se prevé que las ventas de carnes de origen vegetal experimenten un aumento significativo en los próximos diez años”, asegura el experto.

Del campo al plato. Inversiones en toda la cadena de valor

Borja Montero de Espinosa, que forma parte del departamento de Selección de Quality Funds del BBVA, asegura que diez años atrás apenas existían fondos que invirtieran en empresas centradas en la búsqueda de una alimentación más sostenible y que dieran respuesta a los retos anteriormente expuestos. “Antes se centraban en la primera parte de la cadena de valor, en granjas de cultivo, fertilizantes y materias primas”, explica. “Ahora invierten en todo el proceso en busca de la sostenibilidad”, añade.

Montero de Espinosa enumera una relación de ejemplos que abarcan toda la cadena de valor: una empresa estadounidense que promueve una agricultura menos intensiva en recursos, sin fertilizantes y con menos consumo de agua. Una holandesa que ha desarrollado un pienso para las vacas que reduce la emisión del gas metano. Una alemana que distribuye comida a domicilio y es neutral en huella de carbono gracias a la inversión realizada en vehículos eléctricos. Una danesa que sustituye los antibióticos en los animales por probióticos. Todas estas compañías forman parte de los fondos de inversión temáticos.

Tan trascendental como incipiente

De los Ríos asegura que el sector de la alimentación está aún en una fase inicial, lejos de la próxima transición hacia una producción y un consumo más sostenible. “La transformación contribuye a que emerjan empresas de gran crecimiento y está cambiando el modelo de negocio de muchas compañías, lo que crea nuevas oportunidades de inversión”, asegura. Los gestores financieros suelen tener el respaldo de especialistas en el campo de la alimentación que les ayuden a comprender las tendencias existentes. “Uno de los fondos disponibles en el banco cuenta dentro de su equipo asesor con el ceo de una fundación sobre alimentación saludable, el presidente de una consultora sobre temas agrícolas o un profesor en biología molecular”, afirma Montero de Espinosa. Expertos que conocen cómo resolver los tres principales retos en el campo de la alimentación y la nutrición.

De la mano de un experto

Los ahorradores se convierten a veces en los mejores vendedores de los productos que tienen contratados. Han obtenido una rentabilidad y recomiendan sus inversiones a familiares y amigos. No es lo deseable. Lo deseable es animarles a informarse y acudir a un experto. Borja Montero de Espinosa, que trabaja en el departamento de Selección de Quality Funds del BBVA, recuerda que la inversión debe hacerse siempre de la mano de un especialista. “Si alguien está enfermo no se debe tomar lo que le dice un amigo que se tomó cuando le pasó algo parecido, sino lo que le dice el médico”, ilustra con esta analogía. 

Álvaro Manteca, responsable de estrategia de inversión en Banca Privada de BBVA, enumera tres requisitos para alcanzar el éxito en el mundo de las inversiones. “El primer mandamiento es diversificar: no poner todos los huevos en la misma cesta”. El segundo tiene que ver con controlar los impulsos a vender en situaciones de subidas y bajadas o estancamiento. “Hay que mantener la disciplina emocional, el miedo es el peor enemigo del inversor”, asegura. Por último destaca la importancia de mantener una disciplina en cuanto al horizonte temporal. “La inversión no solo acompaña al ahorrador durante un mes o un año, tiene que estar presente a lo largo de toda la vida”.


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