Huyeron a Melbourne a causa de la llegada de los talibanes y desde entonces viven refugiadas en la ciudad australiana. Son un equipo de fútbol femenino que se vio amenazado por el régimen por querer jugar a fútbol. El caso es que ahora, este grupo de mujeres ha formado el equipo de refugiadas del Melbourne Victory Afghan Women’s Team, amparado por el club australiano del mismo nombre, que por fin ha jugado su primer partido en el exilio en una Liga amateur australiana. El país que las ha acogido les quiere brindar la oportunidad de seguir practicando su deporte favorito.
“Un momento especial en la historia del club”, escribían en redes sociales, tras la disputa del partido frente al Buffalo Club (0-0). Después de marcharse de Kabul el pasado agosto, las jugadoras están recuperando la normalidad lejos de sus hogares.
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Una normalidad extraña, porque como detalle del horro que se está viviendo en su pañis, las jugadoras no lucieron sus apellidos en sus dorsales por miedo a represalias de los talibanes contra sus familias.
Gracias a un equipo de esta ciudad del estado de Victoria, se ha podido crear el Melbourne Victory Afghan Women’s Team. El equipo realizó su primera sesión de entrenamiento en febrero y debutó en Liga el pasado fin de semana. El equipo usa la equipación que rinde homenaje a su tierra natal, una camiseta roja de local y una camiseta blanca de visitante con la bandera de Afganistán en la espalda.
“Lo mejor del día es que han podido jugar juntas. Como grupo se han divertido y han vuelto a jugar al fútbol como un equipo”, señalaba el entrenador del equipo afgano, Jeff Hopkins.