La Real Sociedad habitúa a colgar los días posteriores a un partido oficial un vídeo con las interioridades que lo rodean: la salida del hotel de los jugadores, la entrada al estadio, las reacciones de los suplentes, las charlas de después sobre el césped…La pieza videográfica relacionada con el partido en Turín ante el Manchester es la más cruda que se recuerda. Y no sólo por las reacciones de pesar, desesperación e impotencia tras cada uno de los goles ingleses, sino por el cúmulo de desgracias que tuvieron que afrontar los txuri urdin en su exilio de Turín.
El capítulo más intenso sucedió antes de que se produjera el resultado casero más humillante de la historia europea de la Real. Emiten imágenes del calentamiento en las que se aprecia que Aritz está realizando los mismos ejercicios que el resto, por ejemplo se le ve esforzarse con una cinta elástica entre las piernas. Pero las cámaras recogen el momento ulterior en que, bañado en lágrimas, tiene que retirarse a vestuarios, consciente de que no podrá seguir por su maldita lesión de tobillo. Se ve cómo, roto de dolor más anímico que físico, se tapa el rostro primero con el peto y luego con la camiseta, consolado por Gorosabel y por el fisio Imanol
Soroa. Se temía que pudiera sucederle tras levantarse de la siesta con el tobillo inflamadísimo. Pero intentó jugar el partido que tantas veces ha soñado disputar, como profesional y como incondicional realista que es. No pudo.
El documento recoge posteriormente la lesión de Zaldua y la manera que tiene el lateral de echarse la mano a la parte posterior del muslo, que mueve con mucha dificultad, dando cuenta de que está roto. Es el propio médico, Javier
Barrera, el que pide el cambio. Es desgarrador asimismo comprobar la desesperación que reflejan futbolistas capitales como Illarramendi y Oyarzabal al ser sustituidos. Se hunden en la butaca del graderío maldiciendo, con gestos de incredulidad. El Manchester les había pasado por encima y había pisoteado su gran ilusión.
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