La primera vez que lo vi, me impresionó. Hasta que no conocí el porno mainstreaming no tenía ni idea de que las mujeres pudiéramos eyacular. Ahí visto me pareció una barbaridad. Excesivo por todos lados. Primero porque no entendía muy bien qué pasaba y segundo porque no entendía de dónde provenía. En mi caso, no era consciente de algo parecido, y el porno, como bien sabemos, no es educación sexual. Si hubiera podido preguntar, lo habría hecho. Así me enteré yo de que existe una cosa que se llama squirt, “chorro” literalmente.
Lubricar es algo que conocemos más porque ocurre ante la excitación sexual en mayor o menor medida. Sin embargo, hay mujeres cuya excitación les provoca que eyaculen y, normalmente, empapan la cama. “La eyaculación femenina es parte de la lubricación que se produce con la excitación sexual. Se trata de un líquido blanquecino que procede de las glándulas de Skene; hay mujeres en las que este fluido es más profuso y abundante que en otras”, explica Miriam Al Adib Mendiri, ginecóloga y obstetra. “Las glándulas de Skene vierten su contenido en la parte más externa de la vagina (en el vestíbulo) para así poder facilitar la penetración”. Cada mujer es un mundo. La lubricación, como la excitación son respuestas personales, que cada una, vivirá a su modo. Hay mujeres que, además de tener orgasmos, eyaculan. Otras no.
La pornografía lo que ha hecho es sacarle rédito a todo esto. ¿Cómo? Exagerándolo hasta límites insospechados (no, las mujeres que salen en el porno no disfrutan tanto como parece) y medio mostrando cómo puede lograrse. El squirt ese chorro que muestra el porno es una reacción física a una estimulación concreta. Y basta con aprenderla para conseguirlo. “A mí me ocurre siempre que me lo hacen. Y además tardo muy poco”, admite L., madre de una hija y, ahora, sin pareja estable. “Hay gente a la que le basta con dos dedos, yo necesito tres. Me tienen que meter tres dedos y los tienen que arquear y golpeando hacia arriba, hacia la cara interna de la vagina”. Contra lo que se golpea, exactamente, es lo más parecido al punto G que conocemos.”Necesito que me lo hagan rápido. Rápido, rápido, rápido”. Su exmarido fue el primero que se lo hizo. “Lo que sí he notado es que ha cambiado mucho mi reacción con el paso de los años. Yo era muy jovencita la primera vez que me lo hizo mi ex. No tenía ni idea de qué me había pasado; él me lo explicó. Entonces yo tenía mucho menos chorro que ahora”.
Excitación y orgasmo
“Estas emisiones de líquidos (la eyaculación femenina y el squirt) se dan en momentos de excitación y orgasmo. Por lo tanto, son consecuencia del placer”, destaca Miriam Al Adib Mendiri. El squirt no deja de ser más que el fruto de una masturbación concreta, pero no llegar a tener un orgasmo que salpique no significa que no se disfrute. “La excitación y el orgasmo existen independientemente de si hay chorro o no”. Como relata la ginecóloga, un estudio sobre squirt determinó que su origen provenía de la vejiga: “Las mujeres del estudio orinaron antes del estímulo sexual y se comprobó ecográficamente que la vejiga estaba vacía; a continuación se estimularon sexualmente y justo antes del squirt comprobaron ecográficamente que la vejiga se había llenado de golpe. Tras la emisión del chorro repitieron la ecografía y la vejiga otra vez estaba vacía. El líquido, estaba claro, venía de la vejiga”. El análisis del fluido determinó que era, en su mayor parte, una forma de orina muy diluida, en la que apareció una pequeña contribución de las glándulas de Skene, aquellas que producían el líquido blanquecino fruto de la excitación sexual. Sin embargo, no tiene ni el olor ni el color característico de la orina: “En este caso, la orina se filtra muy rápido en los riñones y no da tiempo a concentrarse. A pesar de los estudios, aún no se sabe por qué la excitación produce en estas mujeres esta hiperfiltración que ocasiona este llenado tan rápido de la vejiga”.
La eyaculación femenina es una particularidad más de la sexualidad de algunas mujeres, el squirt, la perfección de una técnica. Los orgasmos y el placer están en ambas, pero no eyacular o no conseguir el chorro no significa no disfrutar. Otra cosa es que dominen la técnica tanto como Carmen, que en este confinamiento ha llegado a provocar el chorro sola, masturbándose en línea, con uno de sus amantes. Según cuenta, ambos disfrutaron de lo lindo.
Ay, si nos enseñaran estas cosas desde pequeñas…
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