El año 2021 está llamado a convertirse en el ejercicio con más renuncias a herencias de toda la serie histórica que recopila el Consejo General del Notariado (CGN). Aún es pronto para dar cifras exactas, ya que los notarios continúan recabando la información de los últimos meses, pero si el ritmo registrado en la primera mitad del año se mantiene entre julio y diciembre, 2021 cerrará con cerca de 55.000 herencias rechazadas, un máximo indiscutible. “No tenemos razones para pensar que esta tendencia cambie en el segundo semestre de 2021”, confirma la portavoz del CGN, María Teresa Barea, quien ve un nuevo récord en el segundo año bajo los efectos de la pandemia.
Por lo pronto, ya con datos oficiales, entre enero y junio de 2021 los españoles rechazaron cerca de 28.000 herencias de las 182.000 adjudicaciones por título sucesorio realizadas, un 15,4%. En los años previos, ya con datos consolidados de todo el ejercicio, el porcentaje de renuncias se movía entre el 8,5% de 2012 y el 14,9% de 2020, el año que, a falta de conocer qué sucede en 2021, ostenta el récord hasta la fecha. En cifras absolutas, por su parte, el máximo se anotó en 2019 con 47.400 rechazos, un 14,8%. El ya finalizado 2021 registraría por lo tanto marcas insólitas tanto en número total como en proporción.
Según explica Barea, y aunque detrás de estas cifras haya multitud de razones, la más habitual es la existencia de deudas: “El heredero se encuentra con que el difunto ha dejado más pasivo que activo, y decide rechazar la adjudicación”.
Las altas tasas de renuncias anotadas tanto en 2020 como previsiblemente en 2021, podrían explicarse, sugiere Barea, por la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19. “Es muy posible que en una época de dificultades económicas nos encontremos con más herencias con más pasivo que activo”, destaca la portavoz, quien recuerda que existe una figura, la “aceptación a beneficio de inventario”, que permite “dejar a salvo el patrimonio prexistente de la posible deuda”.
Esta fórmula, prosigue, está ideada para utilizarse en aquellas “herencias grises”, cuando no se tiene información exacta de los bienes y obligaciones que se van a recibir. De esta forma, el heredero responde a las posibles deudas contraídas únicamente con los bienes que se enmarcan dentro del propio legado, sin poner en riesgo su patrimonio previo.
Esta opción, lamenta Barea, es prácticamente desconocida en España. Según los datos del CGN, en el primer semestre de 2021 únicamente 743 hederos se acogieron a ella. En los tres años anteriores, la cifra osciló entre las 796 y las 854 personas.
El miedo a posibles deudas, sin embargo, no es la única razón que lleva a un heredero a rechazar la sucesión. Son habituales, relata Barea, las renuncias por motivos personales como la falta de relación con la persona fallecida, que lleva a muchos a “ver injusto beneficiarse de la herencia de alguien a quien apenas conocían”, ilustra. Este suele ser el caso de familiares lejanos con apenas trato.
Sin embargo, tras el recelo a encontrarse con pasivo y con otras obligaciones, la otra gran razón que lleva a muchos a rehusar la herencia son los costes asociados a la propia tramitación. Aquí entrarían en juego impuestos como el de Sucesiones o las plusvalías municipales de los bienes inmuebles, por ejemplo. Estas renuncias, explica Barea, suelen darse en los casos de “herencias con poco líquido”, en las que, por ejemplo, se recibe una vivienda pero no dinero. Esta tesitura, muy habitual según la portavoz, lleva a que muchos herederos que en ese momento no tienen liquidez se vean obligados a rechazar la sucesión por no poder costear los trámites que esta lleva asociados, que además deben solucionarse en un plazo de seis meses.
El CGN, como organismo, no valora el diseño o idoneidad de tributos como Sucesiones, pero sí observa, según apunta Barea, cómo aquellas regiones que cuentan con bonificaciones importantes en estos impuestos –que suelen estar relacionadas con el parentesco de fallecido y heredero– suelen registrar proporciones de renuncias menores a la media nacional.
En Sucesiones, cuyo gravamen oscila entre el 7,6% y el 34% en función de cuánto se herede, las cuantías más elevadas se registran en Asturias, Castilla y León y la Comunidad Valenciana. Al otro lado están Galicia, Cantabria, Andalucía y Madrid, con una bonificación del 99% para los familiares directos. Por regiones, la proporción más alta de renuncias entre enero y junio de 2021 se dio en Asturias (24%), aunque otras como Andalucía registraron un 21%. En Madrid fue del 13%, si bien otras como Extremadura anotaron solo un 12%.
En paralelo, advierten los notarios, la crisis sanitaria y económica también ha dado un giro a las costumbres de los españoles a la hora de “dejar todo en orden en situaciones de incertidumbre”, explica Barea. Por todo ello, es de prever que 2021 también anote un récord en el número de testamentos formalizados. En la primera mitad del año, los notarios han formalizado más de 368.000 documentos en toda España, una cifra que, en caso de continuar la tendencia, arrojaría más de 735.000 testamentos en el acumulado del año. El récord, por ahora, está en 2019, con 641.000 documentos. Aunque hay que tener en cuenta que parte de este aluvión viene del efecto arrastre tras varios meses de 2020 bajo el confinamiento y las restricciones, desde el consejo sí han observado un cambio de tendencia.
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