Laura Borràs ya es la presidenta del Parlamento catalán. La exconsejera y exportavoz de Junts en el Congreso de los Diputados es desde este viernes la segunda autoridad de Cataluña tras obtener 64 de los 135 votos en la sesión de constitución de la Cámara autónoma, que corresponden a la suma de los diputados de ERC y de su partido. “Como presidenta haré que la soberanía de este Parlament se respete ante cualquier injerencia externa. Mi trabajo es continuar el trabajo hecho por la expresidenta Carme Forcadell donde ella lo dejó”, ha dicho en su primer discurso. La CUP ha evitado votarla y, a diferencia de los republicanos, había argumentado que el hecho de que Borràs esté siendo investigada por presuntos delitos de corrupción les “preocupaba”. La política catalana tiene una causa abierta en el Tribunal Supremo por presuntamente trocear un contrato para poder adjudicárselo a dedo a un amigo. El bloque independentista se dispone ahora a intentar cerrar un acuerdo global para el Ejecutivo catalán, pero con el precedente que evidencia la dificultad para llegar a acuerdo y con el reloj en marcha. El plazo para la primera sesión del pleno de investidura es el 26 de marzo.
El independentismo, junto pero no revuelto, ha logrado asegurar la mayoría de la Mesa, el órgano rector de la Cámara. Ha conseguido cinco de los siete puestos en ese órgano De esta manera, se asegura poder controlar qué se podrá someter a debate y augura tensiones con el Tribunal Constitucional, que en varias ocasiones ha advertido de que no se puede debatir, por falta de competencias, sobre temas como la autodeterminación o la Monarquía. Borràs ha indignado a los republicanos al evitar mencionar el nombre de su antecesor, Roger Torrent, quien no permitió, entre otras cosas, la investidura telemática del expresident Carles Puigdemont en 2018. La excandidata del Junts ha asegurado que la “dignidad” había vuelto este viernes a la Cámara.
Borràs también ha cargado contra el Estado y lo que considera la cruzada de los poderes públicos en contra de la independencia. “Lo que el Estado español no consigue en las urnas lo busca mediante los tribunales. No solo no quiere dialogar sino que está dispuesto imponer sobre qué y quién puede hacerlo. Mientras yo sea presidenta esto no pasará”, ha dicho. Borràs ha asegurado que los diputados “no tendrán otras limitaciones que las que están fijadas por la democracia”. La expresidenta el Parlament Carme Forcadell, condenada a 11 años de prisión por un delito de sedición, ha seguido la sesión en una sala aledaña. Los seis diputados de Ciudadanos han abandonado el recinto en medio del discurso.
De los siete puestos en liza en la Mesa, el secesionismo tendrá los cinco que deseaba. Los otros dos serán para el PSC. Borràs ha logrado la presidencia en segunda votación. En la primera, ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría absoluta, y en la posterior bastaba con tener más síes que noes. El proceso de elección se hace mediante votación en urna por lo que no es posible conocer con certeza de dónde vienen los apoyos. La socialista Eva Granados ha cosechado 50 apoyos, sumando también a En Comú Podem, PSC y PP. La CUP y Vox coincidieron en abstenerse y hubo dos votos nulos.
Más allá de las omisiones de agradecimientos o las miradas de reojo, la sesión ha servido para certificar lo complicado de las relaciones en el seno del independentismo y la dificultad para alinear todos los engranajes quedó reflejado en que, si bien la CUP no boicoteó la mayoría independentista, no ha apoyado a Borràs. La Mesa la completan las dos vicepresidentas, la republicana Anna Caula (que sí contó con el voto de los anticapitalistas) y la socialista Eva Granados (50). En las secretarías estarán los socialistas Ferran Pedret (39); Jaume Alonso Cuevillas (Junts, 25 votos); el republicano Ruben Wagensberg (24); y la CUP irrumpe en el órgano con Pau Jubilla, con el mismo número de votos.
La sesión, que se ha realizado en el auditorio del Parlament, no en el hemiciclo, ha estado marcada por las medidas de seguridad por la pandemia. La sesión ha comenzado a las diez de la mañana, bajo la dirección de la Mesa de edad, conformada por el diputado con más años y los dos más jóvenes. Ernest Maragall (78 años), de ERC, ha repetido en este papel y ha estado acompañado por Alberto Tarradas (24), de Vox, y el socialista David González (26).
La Mesa de edad liquidó en menos de un minuto el primer escollo procedimental que tenía sobre la mesa: permitir o no la delegación del voto del exconsejero huido en Bélgica, Lluís Puig. Maragall aseguró que él estaba a favor, pero que sus otros dos compañeros se habían opuesto. Curiosamente, nadie de Junts levantó la mano para objetar la decisión. De ahí que ERC y Junts sumaran solo 64 votos. Sí se ha aceptado la participación delegada del anticapitalista Pau Juvillà (en cuarentena por coronavirus) y de Teresa Pallarès, por condiciones médicas.
Maragall ha comenzado la sesión con un discurso mucho más descafeinado que el de 2018, pero en el que ha seguido criticando la falta de “normalidad democrática” en Cataluña. Como hace tres años, aseguró que “él no debería estar” ahí y que si lo hacía era por la “represión”. “La primera responsabilidad de este Parlament es permitir lo más pronto un Govern fuerte y estable y dispuesto a gestionar automáticamente”, ha añadido, una petición que no se puede pasar de alto si se tiene en cuenta que las negociaciones para formar un Ejecutivo independentista siguen atoradas. El diputado de ERC también ha aprovechado para cargar contra Vox, que debuta en la Cámara: “Combatiremos esta extrema derecha, es nuestra obligación democrática”, ha dicho.
El mensaje de recuerdo a Meritxell Serret, que ha reclamado su acta de diputada después de regresar de Bélgica y presentarte ante el Tribunal Supremo, ha sido criticado por Ciudadanos. Su líder, Carlos Carrizosa, ha pedido la palabra para criticar a Maragall por ese saludo y le ha pedido ceñirse a sus obligaciones en la Mesa de edad. Una pequeña prueba del papel que intentarán jugar los naranjas al pasar de ser la primera fuerza de la Cámara a la séptima.
Ahora Borràs tiene 10 días para celebrar la ronda de consultas entre partidos tras la cual debe proponer a un candidato para presentar al debate. La elección de la exconsejera es, en principio, la evidencia de que hay luz verde a que el republicano Pere Aragonès sea el candidato del independentismo, con 74 votos, pero el socialista Salvador Illa insiste en que tiene el derecho a que se le permita ir al debate por ser la fuerza ganadora del 14-F. La última palabra la tendrá la nueva presidenta.
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