El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, aseguró este jueves que Moscú “no atacó a Ucrania” y descartó la posibilidad de una guerra nuclear, tras su encuentro con su homólogo ucraniano, Dimitro Kuleba, en la ciudad turca de Antalya, la primera que celebran desde el inicio de la invasión de Ucrania.
Recalcó que “no quiere creer y no cree” en que vaya a estallar una guerra nuclear en relación con el conflicto en Ucrania. “Me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que (…) sólo los representantes occidentales, principalmente miembros de la OTAN, han sacado este tema”, explicó
Lavrov, puso en duda la versión de Ucrania sobre el bombardeo a un hospital materno infantil de Mariúpol y aseguró que no era ya un centro médico, sino una base de “extremistas” ucranianos.
Aseguró que las autoridades rusas ya habían denunciado previamente que los pacientes y el personal del hospital habían sido expulsados de unas instalaciones donde, según las autoridades ucranianas, al menos tres personas perdieron la vida, entre ellas un niño.
“Era una base de un batallón radical”, dijo el jefe de la diplomacia rusa y enmarcó las acusaciones contra Rusia dentro de una supuesta campaña de manipulación que hace extensiva a todo Occidente.
La principal portavoz de Lavrov, Maria Zajarova, directamente habló de “terrorismo informativo”, según declaraciones recogidas por las agencias de noticias rusas.
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Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha asegurado ante los medios que solicitará más datos a las Fuerzas Armadas antes de emitir una valoración más precisa. “No tenemos una información clara de lo que sucedió allí”, alegó.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, calficó de “atrocidad” el bombardeo contra el hospital y ha aprovechó el ataque para volver a pedir una zona de exclusión aérea. “¿Cuánto tiempo más seguirá el mundo siendo cómplice e ignorando el terror?”, denunció.
(Con información de Europa Press)
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