LeBron James lo puede todo, y, a la vez, no puede más. Exhausto, habiéndose encargado casi él exclusivamente de la remontada contra los Charlotte Hornets con 18 de sus 34 puntos en 8 minutos para levantar una desventaja de 10 puntos, vio cómo le declaraban ilegal su tapón al tiro casi decisivo de Gordon Hayward -jugador que, por cierto, no quisieron los Lakers-. Una acción que supuso el 130-132 con 5 segundos de crono. Entregado pero a la vez agotado, dibujada la última jugada para él porque los de púrpura y oro casi que no tienen a nadie más, se iba al suelo y se le salía la zapatilla. Y se quedaba sentado ya en el parqué, con la mirada perdida, con el protector bucal hacia fuera como el boxeador que ya no puede más y entrega la toalla. Duele, pero es imposible hacer más.
La esperanza de hacer una temporada digna en Los Ángeles -en cuanto al bando ‘laker’-, decae a pasos agigantados por mucha voluntad que le ponga LeBron, muchas soluciones que intente aportar Darvin Ham desde la pizarra o mucho aire fresco que haya aportado Russell Westbrook desde el banquillo –17 puntos, 7 asistencias, 5 rebotes esta vez-, en una fatídica noche que cerró un día infame en el Crypto.com Arena.
Amanecía con la prolongación de Anthony Davis para que oscureciera con el disgusto de la derrota contra el penúltimo equipo del Este y, encima teniendo que aguantar ironías con el sustituto de Davis, Thomas Bryant, lesionándose y un jugador rechazado hace unos meses como Gordon Hayward, al que no quisieron los Lakers en una posible operación por Westbrook.
“Nos falta competitividad, tenemos que ser mejores”, admitía Ham, casi llorando contra los periodistas. Si es que Davis, con un periodo indefinido de baja con su lesión por estrés en el pie derecho, no se recupera pronto o la franquicia angelina saca algo interesante en el mercado, lo va a tener difícil para evitar pasar otros play-offs en casa, antepenúltima en el Oeste con 13-18, a 3 victorias de la décima plaza -la última de play-in-, ocupada por los Timberwolves (16-17) y con Doncic y sus Mavericks esperando el día de Navidad. Además, los de Ham ya se encuentran de lleno en otra dinámica negativa con tres derrotas consecutivas.
LeBron complementó su nueva exhibición con un 15/23 en lanzamientos y un 4/8 en triples con 8 asistencias y 2 rebotes, seguido de Austin Reaves, con 20 tantos, mientras que Bryant anotó 8 puntos y cogió 13 rebotes y el siempre constante Loonie Walker IV firmó 15 tantos aunque con una pobre serie de tiro (4/13). Si bien los triples entraron (43%), a los Lakers les falló esta vez las pérdidas, cometiendo hasta 17, en un partido en el que siempre estuvieron ‘persiguiendo’ a su rival hasta que ‘Bron’ irrumpió en el último parcial para cerrar una brecha de 10 puntos y llegar a empatar con una bandeja a asistencia de Westbrook a falta de 42 segundos para el final (130-130). ‘The King’ hizo un 8/10 en tiros en el cuarto decisivo.
En los Hornets hasta seis jugadores se fueron a los dobles dígitos, con P.J. Washington a la cabeza (24), acompañado por Terry Rozier (23) y un LaMelo Ball (23) que dedicó un polémico gesto a la grada en los minutos finales. Hayward, por si sentía que los Lakers le habían despreciado, dejó su recado con su bandeja final para redondear su actuación con 15 puntos y dejar a los Lakers ante unas Navidades que no se presentan nada halagüeñas y en la que LeBron parece que va a soplar los 38 -los cumple el 30 de diciembre-, con más con lo que llorar que con lo que celebrar.