El vestuario de Los Angeles Lakers recibió a LeBron James con balidos de cabra, su divertida manera de comunicarle al astro de 38 años que él es el GOAT, sinónimo de cabra y acrónimo para el mejor de todos los tiempos (greatest of all time) en inglés. No exageraban tras haber presenciado en primera fila como su líder y referente igualaba el marcador a ocho décimas del final del último cuarto para forzar la prórroga y luego les capitaneaba en la misma, terminando con registros de récord en la victoria por 117-111 que sitúa el 1-3 en la eliminatoria de primera ronda contra los Memphis Grizzlies.
“Intento cumplir con mi cometido, intento ser tan bueno como puedo a nivel de ataque, pero sobre todo en defensa. Esta era la mentalidad esta noche, y conseguir un par de jugadas que nos ayuden a tener éxito”, comentaba LeBron al repasar la brillante noche para él y su equipo. Hizo mucho más que un par de jugadas el Rey, que a su edad superó registros históricos de Wilt Chamberlain con sus 22 puntos y 20 rebotes, su máximo personal en unos playoffs.
El jugador más veterano en registrar un partido de playoffs de 20 puntos y 20 rebotes fue Chamberlain, el hombre récord de la liga, en 1973, cuando tenía 36 años. Medio siglo después, a sus 38, LeBron firmó números que nadie conseguía en los Lakers desde los tiempos de Shaquille O’Neal (2004). Una prueba más, aunque ya no sean necesarias, de su grandeza y su capacidad de redefinir los límites de longevidad de un atleta.
¿Se sorprende él a sí mismo? “Sí”, reconoció, soltando una sonrisa cómplice. Ni él es capaz de creérselo en ocasiones. “Mis compañeros me han dicho que había conseguido 20 y 20, y no tenía ni idea. Es la primera vez que lo hago en mi trayectoria, así que es bastante especial, supongo”, añadió, tan feliz como fatigado después de un nuevo esfuerzo titánico que acerca a los Lakers a las semifinales de conferencia.
Más allá de repasar sus números históricos y la importancia del triunfo para los suyos, LeBron demostró que es un líder único. Lejos de la arrogancia o el pasotismo, se confesó más ilusionado por ver las caras de alegría de sus compañeros que por haber firmado otro encuentro para el recuerdo. “Austin [Reaves] me dice que es la mejor experiencia que ha tenido sobre una pista de baloncesto, y poder ser partícipe de una ilusión así es muy especial para mí“, compartía el ‘6’.
Anthony Davis, su número dos en L.A., reconoció que lo de LeBron es de otra galaxia. “Ha tomado las riendas en los momentos decisivos. Ha forzado una canasta para llevarnos a la prórroga”, reconocía. “Todos los chicos han hecho un gran esfuerzo, y este equipo no se va a ningún sitio”, añadía.