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LeBron James, la estrella de la Superbowl que pudo ser y no fue

LeBron James, la estrella de la Superbowl que pudo ser y no fue

En cuarto de primaria, LeBron James se perdió más de 80 días de escuela por culpa de los problemas montantes en su hogar. Con 9 años, el mito en construcción vivía junto a su madre Gloria en un hogar desorganizado, pobre y sin figura paterna. Fue entonces cuando, a través del fútbol americano, se topó con la familia Walker, que le echó a él y a su madre un cable. “Sin vosotros no podría haberlo conseguido”, recordaba la leyenda (Akron, Ohio, 1984) durante la recepción de su primer galardón como MVP de la NBA en 2009.

Pam y Frank Walker, entrenador de football en categorías juveniles, decidieron adoptarle en su casa para proveerle de un entorno estable y estructurado después de conocer su realidad durante un partido de su hijo Frankie. En ese instante empezó a labrarse la mentalidad de hierro que ha llevado a LeBron hasta la cumbre deportiva. “Me dieron disciplina. Me hacían levantar cada mañana para ir a la escuela, por mucho que hubiera días en los que no quería. Ser parte de una familia, en un entorno con madre y padre, hermanos y hermanas… fue una experiencia increíble para mí. Me abrió los ojos para convertirme en lo que soy hoy, el por qué actúo como actúo hoy”, explicaba el astro en el libro de Terry Pluto y Brian Windhorst, LeBron James, The Making of an MVP.

Como recuerda el hijo de los Walker y amigo de infancia de LeBron, su padre ya se lo decía en los trayectos en coche hacia la escuela: “Este chico, si quiere ser el presidente de Estados Unidos, podrá serlo”. En este entorno, el joven James corrigió su rumbo educativo y se convirtió en un alumno de notables para complementar su magnífica competencia atlética.

Solucionado el tema de los estudios, la infancia de LeBron transcurrió con relativa normalidad entre su hogar adoptivo y el de su madre. Llegados al instituto, él todavía no tenía claro hacia dónde dirigir sus esfuerzos en el plano deportivo, aunque el fútbol americano estaba en la primera línea gracias a la influencia de los Walker.

El basket gana, pero el talento por el fútbol permanece

LeBron combinó esfuerzos en la pista de baloncesto y en el campo de fútbol americano durante dos años de instituto. En las dos temporadas fue elegido entre los mejores jugadores de Ohio, y su hoja estadística apuntaba maneras. 23 touchdowns y más d 2.000 yardas recorridas en 103 recepciones como wide receiver.

En una aparición en el podcast de los hermanos Manning, LeBron explicó que dejó de jugar a fútbol americano para cuidarse en salud. “Si hubiera tenido un mejor quarterback en el instituto, quizás hubiera seguido. Pero me daban demasiado golpes”, explicó. Una muñeca rota en 2002 terminó de alejarle de la hierba a pesar de que varias universidades de primer nivel quisieron reclutarle.

“¿Realmente estás interesado? Tengo a muchas universidades preguntando”, le comentó un día Jay Brophy, su técnico de fútbol americano en el instituto. “Verás, entrenador. Estoy seguro al 99% que iré a la NBA, pero todavía no lo descarto”, le contestó. Y entre risas añadió: “No, es broma. Voy a jugar a baloncesto”.

Algunos de sus compañeros en St. Vincent-St. Mary le verían ahora jugando donde él quisiera. “Con su condición física, podría ser tight end, H-back, receptor… LeBron podría desatar el caos como linebacker exterior o edge pass rusher. Es un fenómeno”, analizaba Chip Hilling, exjugador universitario de Indiana. 

Los elogios al LeBron que pudo ser y no fue llegan hasta el día de hoy. “LeBron y Zion, son súper atletas”, valoraba Talen Horton-Tucker, jugador de los Utah Jazz al ser preguntado sobre qué colegas de la NBA podrían triunfar en el fútbol americano. “¡LeBron! Mide más de 2 metros, pesa 120 kilos y viene hacia ti como un tren de mercancías”, opinaba Reggie Jackson. “LeBron, con su tamaño y velocidad, sería un magnífico receptor”, agregaba Thomas Bryant.

Dos ofertas tentadores de la NFL en 2011

El cierre patronal de 2011 en la NBA estuvo a punto de hacer realidad el sueño de LeBron en la NFL. Recibió durante aquel lockout dos propuestas tentadoras para cambiarse al fútbol americano. Una de los Dallas Cowboys, su equipo favorito, y otra de los Seattle Seahawks. Él mismo lo reconoció en 2021 en Sportscenter, conversando de nuevo con los Manning: 

“Jerry Jones me ofreció un contrato, y Pete Carroll también lo hizo en Seattle durante el periodo de cierre patronal. Eso hizo que mi sangre fluyera de nuevo, que mi mente volviera a pensar en el fútbol, en estar ahí fuera los domingos. Pero pudimos llegar a un acuerdo en la NBA, y volví a la cancha en poco tiempo. Pero definitivamente pensé en ello. Todavía tengo la camiseta que me enviaron entonces”.

Para muchos, el físico y las capacidades de LeBron le podrían haber convertido en el nuevo Randy Moss del fútbol americano. Recordando ese momento con The Ahtletic, el astro reafirmó una espina clavada con el fútbol americano. “Hubiera entrado en el equipo. Lo hubiera probado y lo hubiera conseguido. Sé lo que soy capaz de hacer sobre un campo de fútbol, especialmente a esa edad”, comentaba. Tenía 27 años y venía de ganar su primer anillo con los Miami Heat.

El cierre patronal terminó en diciembre y eso evitó que las dudas de James se convirtieron en un cambio de aires jordanescos. Más de una década después, queda claro por qué LeBron no se equivocó al elegir el baloncesto.




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