LeBron James terminó con énfasis una temporada regular histórica para él y, sin lugar a dudas, regular para su equipo. El Rey se puso su corona ante el jolgorio de la afición en L.A., que vibró junto a su ídolo durante la modesta victoria de los Lakers ante los ya eliminados Utah Jazz por 128-117. Celebró el ‘6’ su última canasta del curso de esta guisa, autocoronándose en Hollywood, tras un partidazo de 36 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias que permitió a los suyos cumplir con su parte del trato en lo colectivo.
No hubo, sin embargo, carambola. Al final, los Lakers se quedaron en la séptima plaza que ya ocupaban al inicio de una explosiva jornada definitiva en la Conferencia Oeste, con hasta 16 combinaciones posibles entre el quinto y el noveno clasificado. La combinación de resultados, finalmente, les cita ahora en el play-in contra los Minnesota Timberwolves, que ganaron con los nervios a flor de piel a los New Orleans Pelicans para terminar octavos.
Tal fue la tensión en Minneapolis que Rudy Gobert le lanzó un puñetazo a un compañero y terminó expulsado por su propio equipo. Ahora, en un abrir y cerrar de ojos, deberán rearmarse y limar asperezas antes de enfrentarse contra los Lakers en la lucha por confirmar la séptima plaza de la tabla y citarse con los Memphis Grizzlies en la primera ronda de playoffs. “Está bien no tener que viajar, pero tenemos un día para prepararnos y no podemos acomodarnos. Tenemos que mantenernos atentos y prepararnos para ese partido”, avisaba LeBron.
Con un final de curso al alza y rearmados con los buenos traspasos de febrero, gran parte de ellos precisamente en un truque de piezas entre Lakers y Wolves, los angelinos confían en que tienen las armas para luchar por el anillo. Desde el cierre de mercado, acumulan un balance de 18 victorias y 9 derrotas a pesar de que sus tres principales armas arrastran serias molestias en los pies. James, Anthony Davis y D’Angelo Russell, los mejores también anoche contra Utah, apenas han coincidido todo este tiempo sobre la pista por culpa de las lesiones.
Aunque el rival no fuera del lustre adecuado para calibrar sus aspiraciones, fueron ellos tres quienes, por fin juntos sobre la pista, se lucieron para cerrar el año. AD colaboró en el triunfo con 16 puntos, 13 rebotes y 4 tapones, y Russell aportó 17 tantos y 5 asistencias, con un 3 de 8 en triples que complementó la gran noche en el tiro de LeBron: 13 de 25 en tiros de campo y 8 de 14 desde el perímetro.
Así cierra James un curso en el que se ha convertido en el máximo anotador de todos los tiempos superando el récord de Kareem Abdul-Jabbar. En su vigésima temporada y con 38 años a sus espaldas, ha logrado promediar 28,8 puntos, 8,4 rebotes y 6,8 asistencias por encuentro en 35,6 minutos de juego, un hito más en su trayectoria marcada por su excelencia continuada y longevidad.
Antes de confirmar si está o no para luchar por todo junto a sus compañeros, a pesar de haberse desgañitado para evitar el escollo adicional, deberá superar la siempre incómoda eliminatoria previa de play-in. Para su cuerpo magullado, será una carga adicional pesada. Con la séptima plaza amarrada con la victoria en la última jornada, los Lakers tendrán dos balas, si bien prefieren usar solo una. “Tenemos ganas de esta oportunidad. Empezamos donde empezamos y ahora nos vemos aquí, así que estamos entusiasmados y preparados. Hay buena conexión en el vestuario, y debemos limpiar alguna cosa a nivel defensivo, pero más allá de eso estamos preparados para competir”, valoraba Darvin Ham.
De perder la madrugada del miércoles contra Minnesota, deberán vencer al ganador del Pelicans-Thunder, novenos y décimos respectivamente en la conferencia, si quieren estar en las eliminatorias por el anillo. La cita en primera ronda, si se diera el caso, sería con los Denver Nuggets de Nikola Jokic. Con todo, los Lakers han cerrado el año con un registro de 43 victorias y 39 derrotas, un milagro visto que estuvieron gran parte de él con balance negativo y peores sensaciones.