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Lev Parnas, un ‘pentito’ irrumpe en el ‘impeachment’ de Trump



Presumía de su amistad con el abogado personal de Donald Trump, Rudy Giuliani, que llegó a ser padrino de su hijo. Empezó a trabajar con él en 2018, y no perdía oportunidad de airear sus relaciones con el entorno del presidente. Lev Parnas, de 47 años, empresario de Florida nacido en Ucrania y nacionalizado estadounidense, fue una pieza clave en la campaña de presión al Gobierno de Volodímir Zelenski, orquestada por Giuliani, para que buscara trapos sucios de Joe Biden, candidato en las primarias demócratas para enfrentarse a Trump. Junto con su socio, el también exsoviético Igor Fruman, Parnas fue arrestado el pasado 9 de octubre, acusado por la fiscalía de Nueva York de cargos de financiación ilegal de campaña, no relacionados con su trabajo para Giuliani en Ucrania. Ahora, Parnas ha roto definitivamente con la Casa Blanca y ha saltado al centro del proceso de impeachment a Donald Trump, asegurando por primera vez que el presidente conocía perfectamente la labor que Parnas realizaba para él en Ucrania.
Esta semana, al tiempo que el Senado tomaba el relevo del proceso y se disponía a constituirse en tribunal sobre la destitución del presidente, los investigadores de la Cámara baja sacaban a la luz nuevos documentos que Parnas les ha entregado. Cientos de páginas de mensajes de voz y de texto, notas manuscritas, fotos o entradas de agenda, que revelan hasta qué punto la campaña de presión a Ucrania fue real, y cómo la estrategia de Trump para obtener una ventaja política presionando a un Gobierno extranjero para buscar trapos sucios de sus rivales era ampliamente conocida en su entorno.

“El presidente Trump sabía exactamente lo que estaba pasando. Estaba al corriente de todos mis movimientos. Yo no hacía nada sin el consentimiento de Rudy Giuliani o el presidente”, aseguró Parnas en una entrevista el miércoles en la MSNBC. “Todo el mundo estaba en el ajo”, añade Parnas, incluyendo al entonces consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, al secretario de Justicia, William Barr, y al vicepresidente Mike Pence.
En dicha entrevista, así como en otra publicada el mismo día por The New York Times, Parnas se muestra arrepentido de haber confiado en Trump y en Giuliani. “Mi mayor remordimiento es haber confiado tanto”, asegura Parnas en el Times. “Pensaba que estaba siendo un patriota y ayudando al presidente, pensé que escuchando al presidente y su abogado nunca podría meterme en problemas ni hacer nada malo”. Su abogado asegura que Parnas, que se declara no culpable de sus cargos, está dispuesto a colaborar con los fiscales neoyorquinos de su caso que, según ha trascendido, investigan también una causa más amplia sobre las andanzas de Giuliani en Ucrania.
Los documentos entregados por Parnas muestran, entre otras cosas, cómo el controvertido exfiscal ucranio Yuri Lutsenko trasladaba a Parnas que, a cambio de información sobre Hunter Biden, el hijo del exvicepresidente demócrata, y sus manejos en el consejo de la empresa ucrania de gas Burisma, exigía que se despidiese a la embajadora estadounidense en Kiev Marie Yovanovitch. Los documentos indican que la diplomática, que finalmente fue despedida de su puesto en abril, pudo estar sometida a algún tipo de vigilancia.
Es improbable que los documentos de Parnas, en un proceso de impeachment extremadamente polarizado, en el que hasta la fecha no ha habido fisuras en las líneas partidistas, lleven en sí mismos a cambiar de opinión a suficientes senadores republicanos: casi 20 tendrían que votar a favor para que se alcanzara la mayoría de dos tercios que llevaría a la destitución del presidente. Pero las nuevas revelaciones, que expanden considerablemente el número de altos cargos con información sobre la trama, proporcionan argumentos a los demócratas para defender la necesidad de que el Senado interrogue a nuevos testigos, algo a lo que la mayoría republicana, partidaria de un proceso que mantenga las formas pero que no entre al fondo del asunto, hasta ahora se ha resistido.


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