Lleida.net: la empresa que sube un 690% en Bolsa y surgió del fallo en un SMS

Sisco Sapena, presidente de Lleida.net, toca la campana en la foto de familia tras su entrada en el Euronext Growth.
Sisco Sapena, presidente de Lleida.net, toca la campana en la foto de familia tras su entrada en el Euronext Growth.

No es muy frecuente, pero de vez en cuando aparecen en Bolsa historias empresariales muy llamativas. En Lleida.net, cotizada en el segmento de pequeñas compañías en España, Francia y Estados Unidos, se mezclan la tecnología y el empujón que ha supuesto la covid-19 para el sector, y el resultado es una subida en el mercado de acciones del 690% en el año. Desde el euro por título con el que comenzó 2020 hasta los casi ocho euros por acción en los que se mueve ahora. Hace solo cuatro años, Lleida.net estaba valorada en 9,95 millones de euros y ahora su valor bursátil es de 126 millones.

Todo comenzó en 1995 con su nacimiento como empresa para prestar servicios en Internet. Unos años más tarde se convertía en operadora de telecomunicaciones. Pero el gran salto en su modelo de negocio surgió casi por casualidad. Francisco José (Sisco) Sapena, presidente y consejero delegado de Lleida.net, lo explica: “Empezamos a dar un servicio complementario con un acuse de recibo del mensaje SMS enviado. Una vez nos falló el sistema del recibo del SMS y nos llamó una secretaria de un Ayuntamiento muy enfadada que justificaba ante sus jefes su trabajo con ese certificado. Nos dimos cuenta de que el subproducto [el recibo] tenía más valor que el propio SMS que se enviaba”.

Y fue en 2008 cuando apostó por este negocio, la certificación electrónica. Lleida.net es un testigo digital de lo que se envía o se recibe en Internet y sirve de prueba ante un tribunal. Así, la compañía ofrece el correo electrónico y SMS certificados, factura electrónica certificada, contrato electrónico certificado, Conectaclic (circuitos de certificación online adaptados), Stamphoto (certificación de fotografías), Stamp ID (comprobación de DNI y pasaporte), Check All y Check Network (validación de números de teléfono), así como envíos masivos de SMS.

“Con la covid-19 hemos entrado en la economía del no tocar. Han dejado de funcionar los métodos clásicos, con la operativa comercial donde se usaba mucho papel, y ello explica nuestro éxito en Bolsa. Han cambiado los hábitos comerciales en todos los países. Tenemos 187 patentes mundiales de certificación electrónica y el 60% de nuestra facturación se genera fuera de España”, explica Sisco Sapena, formado como ingeniero agrónomo. La operadora cuenta con oficinas en Lleida, Madrid, Londres, Miami, Bogotá y filiales en Colombia, República Dominicana, Honduras, India, Chile, Brasil, EE UU, Irlanda y Guatemala.

Pese a esta rápida expansión, las cifras son aún muy modestas, aunque no los crecimientos. En el primer semestre de este año las ventas alcanzaron los 7,8 millones de euros, un 29% más que en igual periodo del año anterior, mientras su resultado de explotación creció un 70%, hasta los 471.000 euros. El beneficio bruto (antes de impuestos) sumó 346.000 euros, un 49% más que en el primer semestre de 2019. Estos crecimientos en un contexto empresarial tan difícil como el de 2020 han precisado de aumentos de personal, cuyo coste se ha elevado un 12%. Actualmente, la plantilla de Lleida.net se sitúa en 92 empleados, la mayor parte muy especializados en el área de I+D. La compañía no ha necesitado nuevo capital y se encuentra saneada, ya que disfruta de una caja de 199.000 euros.

En su estreno en la Bolsa española en 2015, Lleida.net pidió al mercado cinco millones de euros, “y antes de gastar ese dinero ya teníamos resultados positivos en nuestras cuentas. De momento, no pensamos en ampliaciones porque nuestro crecimiento orgánico es brutal, con un 110%”, afirma Sisco Sapena. También descarta vender la compañía de la que él es el principal propietario con el 38,24% de las acciones, seguido por SEPI Desarrollo Empresarial (7,09%), Cántabro Catalana de Inversiones (7,09%) y Empresa Nacional de Innovación (7,09%). “Hemos tenido alguna tentación de firmas de private equity con ofertas muy generosas, pero a cambio de que mandasen ellos”, explica.

Modelo ‘low cost’

Lo disruptivo está de moda. Y las certificaciones electrónicas no solo muestran una manera diferente de hacer las cosas, sino que deben reducir el coste. Lleida.net cobra a sus clientes por cada servicio concreto que presta. “Por ejemplo, un correo electrónico certificado cuesta 25 veces menos que enviar un burofax”, explica Sapena. Y el contexto actual de impagos también multiplica las reclamaciones que tienen cabida con un certificado electrónico. Así, la certificación ha crecido un 62% en el último cuatrimestre en la empresa.

El presidente de Lleida.net se ha marcado como objetivo “poner un cero a la derecha de todas nuestras cifras” en el plazo de cinco años. Considera que sus patentes y la búsqueda de nuevos clientes pueden hacer posible este reto. Así, pese a la gigantesca subida en Bolsa este año, cree que la acción no está cara. “El crecimiento de las tecnológicas se produce a escalas logarítmicas, no aritméticas, algo que todavía no comprenden algunos analistas. Tenemos previsto crecer mucho con nuestras propias patentes y eso pese a que sufrimos la copia de nuestros productos: nos han plagiado hasta las erratas. Ello nos ha llevado a presentar demandas tanto en España como en otros países”, concluye.

El tamaño de Lleida.net le deja fuera del radar de los grandes analistas. Por ello, esta firma tiene que pagar para que le hagan análisis. Este es el caso de Check­point Partners, cuyo analista Guillermo Serrano destaca como punto fuerte “la longevidad, ya que lleva funcionando 20 años y el retorno al capital invertido ha crecido de media el 30% cada año”. Y añade: “Al tratarse de un operador de telecomunicaciones, su certificado es válido ante un juez porque se considera un tercero de confianza”. Serrano señala que su vulnerabilidad obedece a su tamaño, ya que es una compañía pequeña en un mundo de gigantes. “En España tenemos un mercado de capitales al que le cuesta valorar a las empresas de tecnología”.


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