Llevas toda la vida viéndolas y seguro que te lo has preguntado. Las piedras de la vía del tren y su inverosímil uso

Llevas toda la vida viéndolas y seguro que te lo has preguntado ¿Por qué hay piedras en las vías del tren? Estas piedras no están ahí por casualidad, sino que cumplen una función muy importante para el correcto funcionamiento del ferrocarril que seguro que te va a sorprender en cuanto sepas de qué se trata. Descubre ahora más sobre las piedras de la vía del tren y su inverosímil uso

 Las piedras de la vía del tren y su inverosímil uso

Las rocas dispuestas entre las vías del tren reciben el nombre de balasto. El término proviene de la palabra en inglés «ballast», que hacía referencia al material empleado en el pasado como contrapeso en barcos. El balasto constituye un tipo de sustancia granulada que oscila entre 30 y 150 mm en tamaño, siendo de gran aplicación en trabajos de edificación y especialmente en la infraestructura de las líneas ferroviarias.

El tren es un transporte que se mueve a través de guías, llamadas carriles, de los que no puede desviarse. Estos carriles deben mantener un ancho constante y no deben deformarse por el peso y la velocidad de los trenes. Para ello, se colocan unas piezas transversales llamadas traviesas, que pueden ser de madera o de cemento, que sujetan los carriles y los mantienen en posición. Sin embargo, si las traviesas se ponen directamente sobre el suelo, pueden hundirse o desplazarse por la presión de los trenes o por las condiciones del terreno.

Para solucionar este problema, los ingenieros colocan un lecho de piedras, el balasto, por debajo y a los lados de las traviesas, para que se repartan las cargas sobre una superficie mayor y se eviten las deformaciones. El balasto debe cumplir unas características especiales: debe proceder de machacar rocas duras como cuarcitas, basaltos o granitos, que resisten bien la compresión; debe tener un tamaño adecuado para que no se desplace ni se compacte demasiado; y debe tener una forma angular para que se encaje mejor entre sí y no ruede fuera de su lugar.

El balasto tiene varias ventajas para el ferrocarril: forma un lecho elástico que amortigua el efecto de las cargas ferroviarias; sirve de peralte y afina la rasante, evitando que el tren descarrile; evita que crezca vegetación en la plataforma; ayuda a un correcto drenaje y evaporación del agua de la lluvia; y ayuda a reducir el ruido.

No están presentes en todas las vías

Sin embargo, el uso del balasto no se extiende a todos los tipos de vías existentes. Por ejemplo, en las líneas de tren de alta velocidad, se opta por un diseño que emplea hormigón en lugar de balasto, debido a que este último podría proyectarse a gran velocidad por el roce con las ruedas, pudiendo causar daños al tren o fracturar elementos cercanos a la vía. Además, la elección del hormigón ofrece la ventaja de lograr una geometría vial más precisa y reduce la necesidad de labores de mantenimiento. Sin embargo, es importante señalar que construir una estructura de vía en hormigón resulta significativamente más costoso en comparación con aquella hecha con piedras.

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