Las lágrimas las solemos relacionar con la tristeza, pero hay momentos en los que llegamos a llorar de risa. Es algo que no podemos explicar de primeras, solo sabemos que si lo hacemos es por un buen motivo. Por suerte, la ciencia siempre tiene una solución para este tipo de cuestiones, aunque llorar de risa no es una de ellas. A pesar de ello, podemos acercarnos a varias teorías. Lo primero que debemos saber es que nuestro cuerpo suele reaccionar de forma similar a emociones fuertes.
Y tanto la alegría como la tristeza son dos poderosas emociones que afectan en gran medida a nuestro cuerpo. Cuando lloramos de risa, la sensación que nos inunda es muy placentera, incluso con dolor en la tripa. Pero pasado ese momento de euforia, vuelve la calma y el cuerpo se siente muy relajado. Las lágrimas son una segregación natural que se produce cuando estamos ante la excitación extrema.
Lo curioso está en que hay un lado inverso. Seguro que has visto a alguien que se reía en un momento triste, ¿no? Tanto reír como llorar pueden resultar acciones incontrolables en determinadas situaciones emocionales extremas. También se puede llorar de risa al ejercer presión con la carcajada en los conductos lagrimales. Esto se debe a contracción muscular que se produce en los pómulos, muy cerca de esta zona.
El secreto de las lágrimas
Las lágrimas son una sustancia que sirve para limpiar y lubricar el ojo. Esto es algo curioso si tenemos en cuenta que las emociones no afectan de manera directa al ojo. Es decir, si se nos mete algo en el ojo o nos damos un golpe, el ojo se limpia con el lagrimal. Los científicos todavía no han encontrado una respuesta clara, pero sí que han distinguido distintos tipos de lágrimas.
- Basal: su función es mantener lubricado y libre de polvo el ojo.
- Refleja: se produce cuando el ojo entra en contacto con una sustancia irritante, como puede ser una cebolla.
- Psíquica: es la que los científicos no han conseguido responder. Puede ser por dolor físico o dolor emocional.
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