“Empezó como empezó, pero lo mejor de todo es la forma cómo afrontó el error. Lo mejor, sin duda, fue cómo gestionó ese error. Estas vivencias le van a hacer ser mejor portero. Me pareció brutal la tranquilidad que transmitió Unai Simón después con sus paradas. Estuvo soberbio”.
Armando Ribeiro también tiene una dilatada experiencia bajo palos. Primero como portero del Athletic y el Cádiz, entre otros. Ahora como entrenador de guardametas en Lezama. Unai Simón, de hecho, fue uno de sus alumnos nada más aterrizar en la cantera rojiblanca.
“Poca gente se puede poner en la piel de Unai tras el 1-0. Focalizas toda la atención de todo el mundo por ese error y la personalidad que tuvo para darle la vuelta es increíble. Me pareció de una capacidad mental enorme”, asegura.
Armando aporta datos a su reflexión: “Cuando nosotros analizamos un partido vemos que el portero participa en cesiones e inicio de juego de 20 a 35 veces, paradas suelen ser normalmente dos, unos contra uno, uno… Si te ceden y tocas el balón con el pie más de 60 veces, el portero comete errores. Es inevitable. Hay que saber convivir con el error, por eso los porteros son de otra pasta”.
El exportero del Athletic tiene claro que “lo mejor de todo esto es aprender a convivir con el error. Hoy Unai es mejor portero que ayer porque vivido una experiencia brutal. Si no fuera muy bueno, no le pondría Luis Enrique. ¡Vaya narices que tuvo para seguir jugando con los pies después del error que tuvo!”.
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