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Lo que una foto puede contar a un médico

Un médico de atención primaria toma una foto de la lesión que un paciente tiene en la piel. La imagen, junto a un informe clínico, le llega a través de una app oficial o de un canal seguro a un dermatólogo. El especialista la analiza a los pocos días y determina que es un paciente con una psoriasis grave (una enfermedad inflamatoria inmunomediada). El dermatólogo le manda un análisis de sangre y le pide al médico que lo derive a su consulta. El paciente acude a la cita con los resultados y el dermatólogo le prescribe un tratamiento. Gracias a la comunicación telemática, el paciente puede comenzar a tratarse desde la primera visita al especialista sin necesidad de realizar un viaje solo para que le receten la necesaria analítica. La teledermatología, que conecta a los pacientes, los centros de salud y los dermatólogos, filtra para detectar qué enfermos necesitan una atención rápida y cuáles no requieren acudir al especialista. Esta forma de pasar consulta tiene cada vez más arraigo en la sanidad pública.

Rosa Taberner, dermatóloga en el Hospital Universitario Son Llàtzer (Palma), confía en que se generalice esta práctica pero al mismo tiempo asegura: “No va a sustituir la consulta presencial. Sirve para dar una oportunidad al paciente que necesita una visita urgente al especialista”. La teledermatología se ideó para tratar los posibles melanomas con rapidez. Si el médico de atención primaria detecta que una mancha negra creciente puede constituir un caso de cáncer, le envía una foto al especialista. Otros cauces eran y son hablar con la gerencia del centro de salud para derivarle al dermatólogo con prontitud, pero la teledermatología acelera todavía más estos procesos. Taberner resume: “El sistema se vuelve más equitativo y se satura menos”.

La dermatóloga Rosa Taberner.Archivo personal

Resulta intuitivo pensar que la conexión telemática está al servicio de los casos más graves y así es, pero también sirve para que un paciente con la psoriasis muy controlada reduzca sus cuatro o cinco visitas anuales al dermatólogo. “Es muy útil para hacer seguimiento. Veo los análisis y les renuevo el tratamiento”, afirma Taberner. “Tan importante es para aquellos casos más graves como para los más leves”, añade esta dermatóloga que trabaja desde 2002 en el que fuera “el primer hospital de España sin papeles”. El sistema agradece la criba por ese hueco que se libera o porque se distribuye el tiempo de forma más productiva. Las agendas dejan de ser uniformes: un paciente puede recibir una atención de 30 minutos y otro de tres. No a todos se los ve en los 10 o 12 minutos estipulados.

Tecnología pero también formación continua

Al otro lado de esa línea invisible que se traza entre el personal sanitario está Juan Jurado, médico de atención primaria en un centro de salud en Medina del Campo (Valladolid). Jurado señala la clave para que las derivaciones al especialista –y el uso de la teledermatología– sean lo más acertadas posibles: “La formación”. Responsable de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), lleva años instruyendo a compañeros para que sean capaces de detectar un posible caso de cáncer, y entonces enviar una foto al dermatólogo para actuar con rapidez, o diagnosticar un tipo de psoriasis muy poco común. Al final se trata de hacer un uso adecuado de la teledermatología, si bien no por ser más rápido se ha de recurrir a estas consultas de forma descontrolada.

Jurado está muy familiarizado con el uso del dermatoscopio (un aparato para estudiar las lesiones cutáneas) y con la toma de imágenes. Todos los días saca fotos a pacientes con su consentimiento. “Se les pide autorización. Todo el mundo está de acuerdo, lo ven como una ayuda”. Las imágenes se suben a un repositorio de documentos clínicos y se eliminan inmediatamente de los terminales. Su centro está a la espera de recibir dos teléfonos móviles con los que tomar fotografías, aparatos con cámaras ya muy potentes.

Queda mucho por delante

Esta forma de diagnosticar en remoto se encuentra en una fase inicial. Algunas comunidades autónomas han desarrollado apps para el envío de imágenes, otras han puesto en marcha programas piloto y las hay que han creado un repositorio de imágenes seguro, como una nube, al que tienen acceso los médicos de atención primaria y los dermatólogos. Los avances están descentralizados. Cada región y cada centro de salud lleva sus ritmos. En algunos casos la pandemia lo ha acelerado –o al menos lo ha ensalzado– y en otras situaciones se ha frenado. Los cambios requieren inversiones costosas no solo económicas sino en tiempo y formación, de coordinación entre los médicos.

El médico de atención primaria Juan Jurado.Archivo personal

A David Trigos le diagnosticaron psoriasis en 1998, cuando tenía 19 años. Se define como un paciente complejo por los fallos de tratamiento que ha tenido y las comorbilidades en forma de lesiones articulares que le ha provocado esta enfermedad inflamatoria. La psoriasis afecta al 2,3% de la población española, según la asociación Acción Psoriasis. La expresión más visible de esta dolencia son las descamaciones o placas blancas y rojas en la piel, pero también repercute en la calidad del sueño, el estado emocional y aumenta las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes o sobrepeso. Trigos ha recibido atención telemática en alguna ocasión: “Ante un brote ayuda a recibir el tratamiento correcto con mayor rapidez”. La psoriasis es caprichosa e impredecible, va y viene motivada por unos días de estrés, por unos hábitos de vida menos saludables o por causas desconocidas ajenas al paciente. Este asturiano de 43 años, que aboga por una combinación de la teledermatología y la consulta presencial, añade: “Todavía se puede implementar más y mejor”.

Trigos es el vicepresidente de Euro-Pso, la federación a escala europea que agrupa a las asociaciones de pacientes con psoriasis. Al igual que los médicos consultados, reconoce la valía de la atención telemática en pacientes graves o ante situaciones urgentes. Trigos señala no obstante otro aspecto que mejora la vida de cualquier paciente: “Cuando estás de viaje, en otra comunidad autónoma, la teledermatología debería servir para tener acceso a tu médico estés donde estés”.

Como señalaba la dermatóloga Taberner en el caso de los pacientes con la enfermedad controlada, Trigos apunta en la misma dirección: “La gente no quiere ir a los hospitales o ir lo menos posible. Y en el caso de que sea imprescindible es preferible unificar las visitas en un mismo día”. La tecnología ayuda. Igual que las unidades de psoriasis existentes en algunos hospitales que agrupan a dermatólogos especializados, reumatólogos para los casos de artritis psoriásica (entre el 0,3% y el 1% de la población sufre esta dolencia), psicólogos y enfermería. De una u otra forma al final se trata de ponérselo fácil a alguien que ya de por sí lo tiene difícil.


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