El Reino Unido ha dado este jueves luz verde a la liberación del petrolero iraní Grace 1, retenido en el estrecho de Gibraltar desde el pasado 4 de julio, pese a un intento de última hora por parte de Washington para bloquear su salida. Con esta medida, que aún tiene que materializarse, Londres da un paso para desescalar la crisis de los petroleros con Irán, a la espera de que la república islámica libere al buque británico Stena Impero, al que la Guardia Revolucionaria capturó como represalia en el estrecho de Ormuz el pasado 19 de julio.
La Corte Suprema de Gibraltar ha acordado esta tarde la liberación del petrolero, a pesar de que por la mañana se había anunciado que el Departamento de Justicia de EE UU había presentado una demanda para que se impidiera su salida. “El buque ya no está detenido”, dijo el presidente de la Corte, el juez Anthony Dudley, quien matizó que la demanda de Washington no se había presentado formalmente.
El buque fue detenido el 4 de julio por la policía gibraltareña, apoyada por marines británicos, después de que Washington informara a Londres de que el destino de sus 2,1 millones de barriles era la refinería siria de Baniyas. En aplicación del reglamento de la UE sobre sanciones al régimen sirio, el Gobierno gibraltareño pidió a la Corte de la colonia la detención del buque, que posteriormente se prolongó por un plazo de 30 días, que concluía mañana. La Corte gibraltareña debía decidir este jueves si dictaba una prórroga, pero el Gobierno de Fabian Picardo, a quien Londres ha querido dar todo el protagonismo en esta crisis, optó por retirar la designación del Grace 1 como sospechoso de vulnerar el embargo de petróleo a Siria.
El ‘Grace 1’, patata caliente diplomática y bomba
de relojería en el Estrecho
MIGUEL GONZÁLEZ
Cuando el Grace 1 zarpe definitivamente y se interne en el Mediterráneo, Londres, Madrid y Gibraltar respirarán aliviados, aunque por diferentes motivos. Para el Reino Unido, acabará una guerra diplomática que le ha obligado a dar escolta militar a sus buques cuando atraviesan el estrecho de Ormuz, una operación para la que carece de suficientes barcos de guerra, después de que la Guardia Revolucionaria iraní capturase a dos de sus petroleros, de los que uno sigue retenido.
Para Madrid, terminará el bochorno que supone que Gibraltar mantenga retenido durante semanas a un buque extranjero en aguas territoriales españolas haciendo valer, de facto, la jurisdicción británica sobre las mismas.
Para Gibraltar y Madrid, se pondrá fin a la pesadilla que entraña tener fondeado indefinidamente a pocos metros de sus costas a un superpetrolero cargado con 1,2 millones de barriles de crudo, cuyo accidental vertido al mar causaría una catástrofe medioambiental de enormes proporciones.
Las informaciones que han ido conociendo españoles y gibraltareños sobre el historial del Grace 1 no son tranquilizadoras. Aunque el buque solo tiene 22 años (fue construido en Corea del Sur en 1997), carecía de bandera. Panamá, pabellón que ostentaba oficialmente, negó que el buque estuviera bajo su jurisdicción, lo mismo que las islas Marshall, que le dieron su primer pabellón. La última inspección técnica a la que se sometió el buque tuvo lugar en China, el país donde fue inspeccionado el petrolero Prestige, que se partió frente a las costas gallegas en 2002.
Por eso, las negociaciones con Teherán no se limitaron a obtener garantías sobre el destino último del crudo, valorado en 140 millones de dólares (126 millones de euros), sino que incluyó la matriculación del petrolero, esta vez bajo bandera iraní, y la suscripción de un seguro de accidentes. Toda esta documentación estaba lista la semana pasada, pero el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, viajó a Londres y la salida a la crisis tuvo que esperar.
Según explicó ayer el propio Picardo, el pasado día 13 recibió garantías de Irán de que, tras ser liberado, el petrolero no se dirigiría a Siria. “A la luz de las garantías que hemos recibido, ya no existen motivos razonables para la detención continuada del Grace 1”, concluyó.
La liberación del buque fue objeto de arduas negociaciones y vino precedida de signos de distensión. El pasado martes, un directivo de la autoridad portuaria iraní, Jalil Eslami, reveló que se había producido un intercambio de documentos entre Londres y Teherán. “Espero que este problema se resuelva en un futuro próximo”, declaró a la agencia estatal Irna. En la mañana de este jueves, la justicia gibraltareña liberó al capitán del buque y a tres tripulantes que estaban en libertad bajo fianza.
Demanda de Washington
Sin embargo, el anuncio de que el Departamento de Justicia de EE UU había presentado una demanda para que se bloqueara la salida del petrolero, en virtud del acuerdo de asistencia legal mutua, y el aplazamiento hasta la tarde de la vista para decidir su liberación produjo un nuevo sobresalto. Picardo confirmó la demanda de Washington, pero indicó que se tramitará con un procedimiento separado y será examinada de “manera objetiva y legal” por las autoridades judiciales.
Por la tarde, la demanda de Washington aún no se había formalizado y la Corte optó por levantar la orden de detención. No se conoce el contenido de la demanda de EE UU, pero el embargo que Washington ha impuesto a Irán no se aplica en la UE, por lo que es difícil que pueda prosperar sobre esta base.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, criticó el intento de última hora de Washington de bloquear la liberación del petrolero. “Esta tentativa de piratería muestra el nivel de desprecio que tiene la Administración Trump por la ley”, escribió en su cuenta de Twitter, donde acusó a EE UU de intentar “abusar del sistema judicial y robar bienes [iraníes] en alta mar”.
Un portavoz del Foreign Office aseguró haber “recibido garantías de que el Grace 1 no se dirigirá a Siria” e instó a Irán a cumplirlas. Tras subrayar que el Reino Unido no permitirá que Teherán burle las sanciones al régimen de Bachar el Asad, el mismo portavoz agregó que “no hay comparación o vínculo entre la inaceptable e ilegal captura, e incluso los ataques, a buques comerciales en el estrecho de Ormuz y la aplicación de las sanciones de la UE por parte del Gobierno de Gibraltar”. Es decir, que en contra de todas las apariencias no se ha acordado un intercambio del Grace 1 por el Stena Impero, aún retenido por Teherán.
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