Todos le miraban a él, eufórico e incrédula la numerosa y alborotada masa ‘laker’ ante lo que les había hecho vivir. Todos le buscaban a él, a sus pies Anthony Davis y un LeBron James que se deshacía por él mientras los periodistas y más curiosos se morían de ganas de hablar con él, con Lonnie Walker IV, la agradable sorpresa de la última noche en Los Ángeles por héroe imprevisto, 15 puntos en el último cuarto para clavar la daga y casi la estocada final a los Warriors para el 104-101 y un claro 3-1 en la serie. “Si no es por él, no ganamos”, clamaba un emocionado LeBron.
Lonnie resurgió de su largo silencio, de uno de esos más difícil de soportar, del Lonnie encumbrado a ‘Lonnie Skywalker’ en la primera mitad de la temporada a ser condenado al anonimato a partir de febrero tras todo el jaleo de movimientos del mercado con llegadas como las de Rui Hachimura y D’Angelo Russell que transformaron a los Lakers a lo que son hoy, un equipo que acaricia unas Finales de Conferencia que alcanzará si gana esta noche en San Francisco.
Anthony Davis y LeBron, felicitando a Lonnie Walker
De tener minutos y ser incluso titular a casi desaparecer de la rotación. Detrás de la escena, le susurraba ánimos LeBron, le decía que aguardara paciente porque su momento iba a llegar. Aunque Lonnie, de 24 años, jamás rechistó, llevando en silencio su silencio en la pista.
Pero para Lonnie cualquier silencio es paz, cualquier ejercicio de paciencia es sencillo, cualquier mal momento es relativo, uno de esas personas con la piel endurecida que, una vez superaron algo que les hizo sufrir, ya pueden con lo que sea. Walker IV fue durante muchos años esclavo de un silencio que le carcomía mientras lo soportaba. Miedo a compartir un trauma de vida. Hasta que decidió hablar para soltarlo en Instagram, confesar para liberarse un buen día en junio de 2020, en medio de la pandemia.
Paralizado el mundo, fue alejarse Lonnie Walker del ritmo frenético de la NBA -entonces militaba en los Spurs-, e iniciar un profundo viaje interior y transformador. Un relato desgarrador que lo decía todo por sí solo acompañado de un vídeo rapándose su frondosa melena, según contó, la fachada tras la que se escondían todos sus miedos. Este fue su post de Instagram:
“La verdad por la que empecé a hacer esto (sus llamativos peinados) en quinto grado (10-11 años), fue como una manera de encubrirme. Durante el verano de quinto grado estuve con más familia. Fui acosado sexualmente, violado, abusado. Hasta me acostumbré porque a esa edad no sabes qué es qué.
Yo era un niño crédulo y curioso que no sabía lo que era el mundo real. Tenía la mentalidad de que mi pelo era algo que podía controlar. Mi pelo era lo que puedo hacer y crear y que es mío. Y que me daba confianza. Recientemente no estaba en mi mejor momento, la anterior historia apareció en mi mente y me absorbía mentalmente… a causa de este virus, me empecé verdaderamente a mirar a mí mismo al espejo y ver quién había verdaderamente tras las puertas cerradas.
Para resumir, he encontrado paz y felicidad interna a través de este viaje por la voluntad de Dios. Perdoné a todo el mundo, incluso a la gente que no lo merece. ¿Por qué? Porque es peso muerto. El tiempo no espera a nadie, ¿así que por qué debería perder el tiempo en ello?
Yo cortándome el pelo fue más que un corte. Mi pelo era una máscara de yo escondiendo la inseguridad para la que sentía que el mundo no estaba preparado. Pero ahora mejor que nunca. Me he mudado de piel mental, emocional, física y espiritualmente. La vida siempre será dura. Tienes que jugar con las cartas que tratas e intentar ganar. Y si pierdes, nunca es una derrota, es una lección. Voy a estar fuera de esto por un tiempo para seguir creciendo a través de esto. Sólo sé que amo a todos y cada uno de vosotros. Paz, amor y felicidad”
Liberado y aliviado por contar tal trauma, con lo reconfortante de abrirse para invitar a otros que sufrieron lo mismo a compartirlo, el Lonnie Walker IV y su dura y dispuesta mentalidad del presente que le permitió vivir el momento más maravilloso de su carrera hasta ahora como confesó no se entiende sin el del pasado, uno de esos jugadores modelados en la cancha por lo que les ha sucedido fuera de ella.
“Cuando tu mente y tu corazón están en un buen lugar, el cuerpo lo sigue”, decía, en una profunda reflexión sobre Walker IV, el entrenador de los Lakers, Darvin Ham, en declaraciones recogidas por la ESPN. En la franquicia de púrpura y oro están encantados con la ética de trabajo del escolta, su pasión por mejorar a través del trabajo en pista y el gimnasia pero también el vídeo y el impacto en ambos lados de la cancha de Lonnie, hoy con un corte de pelo corriente, despojado para siempre de aquellos estrambóticos peinados como símbolo de un pasado enterrado.
Lonnie Walker, en su año de ‘rookie’ con el peinado antes de su confesión
Pero la vida de Walker IV en lo que es estrictamente la pista no ha estado exenta de dificultades, víctima de una grave lesión cuando un jugador de la NBA se ve quizá más vulnerable ante ello, siendo ‘rookie’. Drafteado el 18 en 2018 por los San Antonio Spurs, sólo pudo disputar 17 partidos la primera temporada por una rotura de menisco de su pierna derecha y su segundo curso estuvo marcado por un rendimiento discreto.
Como si el efecto liberador de su confesión se extendiera a la cancha, el escolta pudo dar más rienda suelta a su talento en las dos siguientes campañas, con 11,2 y 12 puntos en 25 y 23 minutos. Pero no quedaron conformes los Spurs, que decidieron no renovarle al final de la pasada temporada.
Sin embargo, necesitados los Lakers de su tiro –36,5% en triples en temporada regular y 37,5% en playoffs-, y de un jugador diferencial en los dos lados del parqué como Lonnie Walker IV utilizando la excepción de nivel medio para firmarle un contrato esta temporada.
Kobe Bryant recibe el premio MVP de manos de David Stern.
Y aquí está, querido en Los Ángeles, respetado por los Lakers y admirado por LeBron, hasta haciéndose un selecto lugar en la historia de los de púrpura y oro, primer jugador desde Kobe Bryant en 1997 en anotar 15 o más puntos desde el banquillo en un último cuarto en playoffs.
Nada, ni los altos y bajos de la NBA, puede golpearle después de todo lo que pasó y ya liberado de la angustia del infausto recuerdo encerrado. Ni nada, ni un partido de playoffs contra los Warriors, le puede superar. Lonnie Walker IV ya sólo puede hacer que disfrutar.