El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia de prensa de este lunes.Isaac Esquivel (EFE)
Andrés Manuel López Obrador ha defendido el proceso de renovación interna de Morena, el partido gobernante, y ha restado importancia a las denuncias de compra de votos, fraude y violencia. “Hay desde luego inconformidad y hay que mejorar cada vez más estos procesos para que no haya violaciones, acarreos, inducción de voto”, ha señalado el presidente de México en su conferencia de prensa de este lunes. El mandatario ha reconocido que “hay que mejorar” para erradicar este tipo de prácticas, pero ha dicho que las irregularidades no fueron generalizadas y ha insistido en que la prensa y sus rivales políticos exageraron los incidentes. Se trató de la primera de tres etapas rumbo al Congreso Nacional de la formación, clave en la carrera por la sucesión presidencial y que ha puesto a prueba las divisiones entre las distintas facciones del movimiento.
“Repetían y repetían que hubo fraudes e irregularidades, pero no, nada que ver con lo que ellos han hecho”, ha declarado López Obrador. El fin de semana trascendieron imágenes de quema de urnas, peleas entre militantes, autobuses contratados para movilizar votantes, dirigentes que se saltaban la fila de votantes e, incluso, detenciones de figuras regionales del partido en medio de los disturbios. Ante las críticas de la oposición, el presidente ha minimizado los hechos y ha celebrado que fue “una buena jornada democrática”. También ha aplaudido la participación de 2,5 millones de militantes, de acuerdo con un informe que recibió este lunes. “La participación fue masiva”, ha comentado.
El presidente, el protagonista indiscutido dentro del partido más votado del país, había sido crítico de contiendas internas previas, pero esta vez ha preferido no alimentar los reclamos que afloraron dentro y fuera del partido. Ante una oposición debilitada y que ha tenido problemas para construir un proyecto político alternativo al de López Obrador, la carrera por la sucesión presidencial ha sido más intensa dentro de Morena, con al menos cuatro aspirantes claros: Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México; Marcelo Ebrard, titular de Relaciones Exteriores; Adán Augusto López, secretario de Gobernación, y Ricardo Monreal, al frente del grupo parlamentario en el Senado.
En el proceso interno no solo está en juego la posibilidad de incidir en quién será y cómo se elegirá al candidato en las elecciones de 2024, sino la configuración de una estructura cohesionada de partido más allá del liderazgo y el arrastre electoral del presidente. La decisión de López Obrador de no ser crítico con el proceso implica un voto de confianza para el presidente del partido, Mario Delgado, duramente cuestionado por algunos de sus correligionarios, que acusan haber sido marginados de candidaturas y cargos de toma de decisión interna. “Conducir esta jornada fue muy meritorio de Mario Delgado, Citlalli Hernández [la secretaria general], y muchos dirigentes que ayudaron a la celebración de las elecciones”, ha señalado el presidente.
Los más perjudicados son los grupos que ventilaron las irregularidades y que han acusado que no hay un terreno parejo para la competencia, entre ellos los operadores de Monreal, que ha sido particularmente crítico del proceso y ha coqueteado con buscar la candidatura presidencial en otros partidos. La dirigencia de Morena busca que la carrera presidencial no acabe por descarrilar y fragmentar al partido.
“Tenemos la firme convicción de que ningún interés nacional puede estar por encima del proyecto de transformación”, se leía en la convocatoria. “Rumbo al 2024 tenemos que conformar un partido unido, organizado y fuerte, para que independientemente de quién sea el candidato o candidata, logremos el triunfo del proceso histórico de transformación que encabeza nuestro presidente de la República”, se agrega.
López Obrador se ha hecho eco de ese llamado a la unidad, pese a las críticas y al cruce de acusaciones entre los propios militantes y simpatizantes. “Quisiéramos ver qué partido político pudiera organizar un proceso interno de este tamaño y, además, con una respuesta tan extraordinaria de la gente”, ha declarado Delgado, que también ha sacado pecho de la capacidad de movilización del movimiento. “Por otro lado, por ejemplo, el PAN y el PRI están sufriendo por juntar el número de afiliados que les exige la ley”, ha agregado.
Las posibles impugnaciones suponen también un escollo en el terreno. Está previsto que el proceso interno continúe el próximo fin de semana con la conformación de los Congresos y Consejos estatales, pero no puede arrancar si hay reclamos vigentes en la etapa de elección de consejeros distritales, que se celebró el sábado y el domingo pasados. Las miradas están puestas en el Congreso Nacional programado para el próximo 17 de septiembre, en el que se elegirán a nuevos dirigentes en varias carteras del partido, aunque los cargos de Delgado y Hernández no están en disputa. Será un paso determinante para detallar el método de selección del candidato a la presidencia y cómo se reagrupará la formación de cara a las elecciones en Coahuila y el Estado de México del próximo año.
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