Los adolescentes entran en el calendario de vacunación: en unas semanas los más vulnerables y al final del verano el resto

Una enfermera vacuna a un adolescente en Houston (Texas, Estados Unidos) el pasado jueves.
Una enfermera vacuna a un adolescente en Houston (Texas, Estados Unidos) el pasado jueves.Brandon Bell / AFP

Cuando los adolescentes comiencen a recibir de forma masiva vacunas contra la covid, será señal de que la batalla contra el coronavirus en España está muy cerca de resolverse. Ya se habrá protegido a todos los mayores de 50, luego de 40, después de 30… Colectivos que, aunque el riesgo que tienen de morir por la enfermedad es mucho menor que el de aquellos de edades más avanzadas, es mayor que el de los que tienen entre 12 y 15 años. Para ellos todavía no hay una vacuna aprobada en España, pero esto, previsiblemente, cambiará en pocas semanas. Y el plan de vacunación ya les ha hecho un hueco.

Para la mayoría de los adolescentes el momento del pinchazo no llegará, si todo va según lo previsto, hasta finales de agosto o septiembre. Pero la última actualización de la estrategia de vacunación determinó que aquellos mayores de 12 años de edad (nacidos en el año 2009 o anterior) con condiciones de muy alto riesgo, en situación de gran dependencia y los que estén en centros de personas con discapacidad intelectual, tutelados o de educación especial, comenzarán a recibir la vacuna de Pfizer en cuanto la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) apruebe su uso para estas edades.

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Está previsto que eso suceda este mes o, como muy tarde, a principios de junio. Estados Unidos ha validado el fármaco esta misma semana, después de comprobar que la vacuna de Pfizer presentaba una efectividad del 100% en estas edades. En este país ya ha comenzado la inoculación a adolescentes y sus autoridades ya están planeando una vuelta a las clases tras el verano prácticamente normal.

En España, como adelantó EL PAÍS, el Gobierno ha propuesto a las comunidades autónomas un regreso al colegio manteniendo muchas de las medidas que han imperado durante el curso. Entre ellas, los grupos burbuja o las mascarillas en las aulas que, en principio, deberán seguir llevando los alumnos de más de seis años.

Esto podría cambiar en el momento en el que los adolescentes estén inmunizados, según Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo. “Habrá que ir viendo durante el curso cómo va la transmisión del virus, que seguramente será muy inferior por las vacunaciones. A partir de ahí se podrán ir flexibilizando medidas, sobre todo cuando los adolescentes, que son los que más transmiten [dentro de los menores de edad], estén completamente inmunizados. Para entonces es posible que podamos tener una normalidad muy parecida a la de antes de la epidemia”, señala.

Faltarán, en cualquier caso, las vacunas para los menores de 12 años. Para ellos todavía no hay ensayos clínicos disponibles. Francisco Álvarez, coordinador del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), explica que las farmacéuticas con remedios aprobados ya están o bien reclutando voluntarios o bien comenzando los estudios para determinar si estos funcionan con los más pequeños. “Excepto en vacunas pensadas específicamente para niños, como puede ser la del rotavirus, lo normal es seguir este proceso: primero diseñarlas para adultos y luego ir bajando la edad, a medida que han demostrado seguridad en los primeros”, señala.

El grupo de los niños nunca ha sido prioritario en la vacuna contra la covid: aunque pueden desarrollar la enfermedad, suele ser leve y solo en casos muy excepcionales se complica. José Jiménez, que investiga el coronavirus en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del King’s College de Londres, cree que la inoculación de los niños más pequeños es una decisión que deberá tomarse en función de la evolución de la pandemia y los resultados de los ensayos. “Todo dependerá de si el beneficio que ofrezcan es superior a los riesgos. Ahora lo prioritario es centrase en los grupos de edad superiores. Es importante ir paso a paso”, subraya, aunque no resta importancia a los estudios con niños: “Necesitamos estar preparados para inmunizarlos de manera efectiva por si fuera necesario en el futuro, por ejemplo si apareciera una nueva variante que afectara más a la población infantil, o si finalmente fuera necesario vacunar a los niños para controlar la circulación del virus”.

En los ensayos con adolescentes no hubo efectos adversos graves entre los voluntarios, si bien el grupo era reducido, de unos 2.000 sujetos. “En esos estudios no vas a ver reacciones muy infrecuentes. En cuanto comiencen a inocularse dosis entre esta población habrá que activar el sistema de farmacovigilancia para comprobar si las hay”, señala Quique Bassat, que apunta que este es el procedimiento habitual con todos los fármacos.

En el caso de Pfizer, la vacuna que se destinará a los adolescentes es la misma que se usa para adultos. Conforme baja la edad de los niños suele ser necesario cambiar la dosis en función del peso o incluso cambiar la composición, lo que hace que los estudios sean más largos que para los mayores. Los primeros resultados para menores de 12 años están previstos para el año que viene, aunque Álvarez no descarta que lleguen antes: “Está yendo toda la investigación muy rápido”.


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