En esta furia creativa que se vive en el siglo XXI, no parece haber impedimento alguno para rodar un largometraje. Al menos, intelectual: otra cosa son los costes económicos. “Lo que queremos es demostrar que con una buena idea se puede hacer cine”, cuentan los promotores de #Littlesecretfilm, una iniciativa cinematográfica basada en un decálogo de obligado cumplimiento y que hoy sale a la luz con su web www.littlesecretfilm.com, un anticipo que se completará este viernes cuando en su página se pueda acceder a, al menos, una quincena de películas urdidas bajo los mandamientos de su dogma.
Si el Dogma más conocido, el creado por Thomas Vinterberg y Lars von Trier, intentaba llevar el cine hacia una cierta sencillez formal, los mandamientos de #Littlesecretfilm dan una vuelta de tuerca al reto, incidiendo en su gratuidad. Una de sus reglas, la novena, aclara sus intenciones: “#littlesecret no pretende erigirse como un movimiento, marca o escuela, sino como un modelo no comercial de producción cinematográfica basado en las limitaciones, el riesgo, la improvisación y el azar[…]. Una defensa de Internet como ventana de distribución. Un acto de amor al cine de un pequeño equipo de profesionales por contar historias, experimentar, disfrutar de hacer cine”. El resto de los mandamientos aclaran que el filme solo podrá rodarse en 24 horas, que se rodará en tecnología digital HD, que no habrá un guion dialogado previo, basándolo casi todo en la improvisación —se puede incluir material de archivo— y que por eso el realizador y el equipo artístico aparecerán como coguionistas. El equipo técnico contará como mucho con 10 personas, nadie cobrará —los costes corren a cuenta exclusivamente del director— y nadie sacará beneficio económico del filme, que estará disponible en la Red bajo la licencia Creative Commons. Ni siquiera hace falta que la película cuelgue de www.littlesecretfilm, sino del servidor que decida su realizador, aunque junto al título del largometraje deberá figurar el hashtag #littlesecretfilm.
Los filmes se deberán rodar en un día y con tecnología digital
A esta iniciativa, impulsada por el realizador Pablo Maqueda y Haizea G. Viana, directora de márketing de la distribuidora Avalon, que también aportan sus propias películas, se han sumado una quincena de amantes del cine. Entre los nombres de quienes estrenarán su largometraje este viernes 1 de febrero están el crítico de cine de EL PAÍS Jordi Costa, el guionista y director Antonio Trashorras, la escritora Jimina Sabadú, el productor de El cosmonauta (película impulsora en España del crowdfunding o micromecenazgo) Bruno Teixidor, y una veterana en la industria del cine como Elena Manrique. Hasta el viernes prefieren que no se sepa nada de las películas ni mucho más de sus autores. “Es importante que se entienda como un regalo de cada realizador, que el filme es gratuito. Son pequeñas producciones cinematográficas rodadas en la más absoluta clandestinidad sin ninguna comunicación a prensa ni por redes sociales”, cuentan sus responsables. Uno de los realizadores insiste en que todo lo anterior no va en detrimento de la calidad. ya que en algún equipo artístico hay hasta “actores candidatos al Goya”. En total ya han participado en los trabajos más de un centenar de profesionales del cine.
Y el número de integrantes de esta comunidad aumentará: “Esto no está cerrado a nadie. Empezamos el día 1 de febrero con esas películas. Esperamos más las siguientes semanas e invitamos a todo el mundo a sumarse a la iniciativa”. Como dice su último mandamiento: “#littlesecretfilm pretende ser una manera diferente de producir, dirigir, distribuir, estrenar, consumir, sentir y amar el cine”.
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