El ‘impeachment’ a Donald Trump, promovido por la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes, está motivado por el comportamiento del presidente Donald Trump desde que perdió las elecciones del 3 de noviembre. Este desencadenó, según los promotores de su destitución, una insurrección instigada por el presidente en la que sus seguidores asaltaron el Congreso de Estados Unidos el 6 de enero, poniendo en peligro la seguridad de los legisladores y otras autoridades, y con el resultado de cinco muertes. Este es un resumen de los argumentos, recogidos en un informe elaborado por el personal del Comité Judicial de la Cámara baja.
Los hechos previos al asalto. El informe, al exponer la conducta del presidente que debe valorarse para el impeachment, no se limita a los hechos del 6 de enero, sino que va más atrás. “El presidente Trump llevó a cabo un esfuerzo prolongado para revertir los resultados de la elección presidencial de 2020 y mantenerse en el poder”, dice el texto. El documento recuerda que el presidente ha pasado meses “difundiendo desinformación” sobre los resultados, “sosteniendo falsamente que ganó ‘por goleada’ o que ‘la elección estaba siendo robada”. Trump, prosigue el escrito, también “ha amenazado directamente” con acciones penales a funcionarios del Gobierno para que encuentren “votos perdidos” –una alusión a las llamadas telefónicas a las autoridades de Georgia reveladas por The Washington Post– y “ha animado a su propio vicepresidente a revertir ilegalmente el resultado de la elección”.
El día de la asonada. El presidente invitó a sus seguidores a Washington el 6 de enero, día fijado para el recuento en el Congreso de los votos del Colegio Electoral. “La multitud que se congregó en la Elipse [de la Casa Blanca] esa mañana era grande, estaba furiosa y había amplias informaciones previas de que se estaba preparando para una acción violenta”, asegura el informe, que extracta algunas frases del “discurso incendiario” que el presidente dio a sus seguidores. “Si no peleáis como el demonio, ya no vais a tener un país”, les dijo, y les animó a marchar por la avenida de Pensilvania para evitar que el Congreso confirme la elección de “un presidente ilegítimo”. “Estos comentarios”, concluye el escrito, “incitaron directamente a un ataque violento contra el Capitolio que amenazó la seguridad y las vidas del vicepresidente, la líder de la mayoría de la Cámara de Representantes y el presidente pro tempore del Senado, los primeros tres individuos en la línea de sucesión a la presidencia”. Recuerda además que cinco personas murieron, incluido un agente de la policía del Capitolio, y que más de 50 agentes fueron heridos de gravedad. “Es indisputable”, concluye, “que el presidente animó el ataque terrorista que ocurrió”.
Después de la insurrección. “Incluso cuando quedó claro que una multitud de sus seguidores había traspasado el perímetro del Capitolio y estaba atacando violentamente a los de dentro”, dice el informe, “el presidente Trump no dio pasos para detener la insurrección”. “Ignoró y rechazó repetidamente las súplicas de Nancy Pelosi y Chuck Schumer de dirigirse a sus seguidores para que abandonaran el Capitolio” y siguió animando a sus seguidores. Recuerda el informe que Trump llamó a un legislador republicano, pero no para interesarse por su estado, sino para pedirle que se retrasara la certificación del resultado electoral una vez que el Congreso reanudara su actividad tras el asalto. Cuando al fin, horas después de que empezara la sublevación, emitió un mensaje en vídeo, insistió en la falsedad de que la elección les había sido robada, y dijo a los asaltantes: “Os queremos, sois muy especiales”. Cita también el mensaje difundido al final del día, cuando el alcance de la insurrección y del daño causado estaba ya claro, en el que Trump dijo que “estas son las cosas que pasan cuando una sagrada victoria electoral por goleada es tan agresiva y bruscamente arrebatada”. También se refiere a las declaraciones de este mismo martes por la mañana, en las que dijo que sus palabras eran “totalmente apropiadas”.
La base jurídica. El texto alude a la enmienda 14 de la Constitución, que prohíbe a cualquier “funcionario de Estados Unidos que ha tomado parte en una insurrección o rebelión” ocupar cargo público alguno. El presidente, recuerda el informe, ha desoído las llamadas de miembros de uno y otro partido para que dimita. El vicepresidente ha rechazado invocar la enmienda 25 para destituirlo. “Es hora de tomar este último, grave y necesario paso”, concluye.
La urgencia. El documento reconoce que el impeachment no es un castigo por “daños pasados, sino una protección contra males futuros”. “Pero un presidente capaz de fomentar una insurrección”, advierte, “es capaz de mayores males”. El informe recuerda que “la amenaza manifestada en el Capitolio el 6 de enero sigue vigente”. “La emergencia sigue con nosotros”, dice el texto, citando los informes que indican que los seguidores del presidente planean más violencia en Washington y en capitales de todos los Estados. El presidente, defiende el documento, debe ser apartado de su cargo tan rápidamente como permita la Constitución”. “Debe ser también descalificado para prevenir la recurrencia de la extraordinaria amenaza que representa”. “Por estas razones”, concluye, “la Cámara de Representantes debe aprobar el impeachment del presidente Donald J. Trump”.
Suscríbase aquí a la newsletter sobre las elecciones en Estados Unidos
Source link