Andrés Arauz y Guillermo Lasso estaban obligados a enfrentarse en televisión antes de ir a las urnas por la presidencia de Ecuador. El candidato de Unión por la Esperanza y el de la alianza CREO-PSC protagonizaron este domingo su primer cara a cara en un debate presidencial ineludible tras la última reforma al Código de la Democracia, la ley que regula los procesos electorales en el país andino. Pero más que un espacio para dar a conocer sus propuestas y confrontar las del rival, ambos aspirantes a dirigir un país sobreendeudado y duramente golpeado por la pandemia de la covid-19 en lo económico y en lo social, los dos apostaron por una estrategia de desgaste desde el primer minuto.
Andrés Arauz, elegido por Rafael Correa para representar sus nuevas siglas —UNES—, recibió el primer achaque. Guillermo Lasso, de tendencia conservadora y económicamente liberal, hizo alusión al planteamiento de Arauz de poner los dólares “en cuarentena”, como una forma de frenar la salida de divisas del país con imposiciones arancelarias. Lasso cuestionó la propuesta advirtiendo que podría generar un “congelamiento económico” en el país. Pero el candidato de 36 años estaba preparado, tras haber pasado toda la campaña tratando de desvanecer la idea de que si llega a la presidencia no hay garantías de que mantenga la dolarización como sistema monetario en Ecuador. Con un gesto efectista, el candidato de UNES sacó un billete de 20 dólares, aseguró que mantendrá la moneda y marcó la inercia de lo que serían dos horas largas de cruce de acusaciones particulares.
Poco o nada se habló en el único cara a cara entre ambos candidatos de problemas como la inseguridad nacional o la corrupción del Estado. En los debates que se celebraron en primera vuelta los dos aspirantes con más opciones no llegaron a cruzarse, debido al sorteo de turnos entre los 16 postulantes que iniciaron la contienda electoral.
En el de este domingo tampoco se ahondó en propuestas de colectivos feministas o LGTBI que, sin embargo, sí han ocupado la agenda de los candidatos en las últimas semanas de campaña antes del desempate del 11 de abril. Sobre los asuntos que sí se abordaron en los bloques temáticos que introdujo la moderadora Claudia Arteaga, ninguno de los aspirantes a presidente entró en profundidad lo suficiente para aclarar a los electores cómo harán realidad sus promesas de crear empleo, de entregar becas o de enderezar la economía cuando uno de los dos tome las riendas de un país que arrastra un déficit presupuestario de 7.600 millones de dólares en 2021.
Arauz se empeñó en apelar al pasado profesional de Guillermo Lasso como directivo del Banco de Guayaquil para cuestionarle si tomará decisiones que beneficien al país o a sus negocios, mientras que el de CREO insistía en mencionar a Rafael Correa como el “jefe” o el “padre político” de Arauz que gobernará en la sombra desde Bélgica. “Mira lo que dijo tu jefe, tu padre político: el jefe del Estado es el jefe de todas las funciones”, achacó Lasso a Arauz en el tramo de preguntas sobre separación de poderes. El aspirante de UNES eludió el envite ironizando: “Oiga, usted hasta sueña con Correa”.
Con la polarización social como tónica electoral, los ecuatorianos volverán a las urnas en tres semanas para la segunda vuelta de los comicios presidenciales. En la primera convocatoria electoral del 7 de febrero, Andrés Arauz quedó ganador con un 32,72 de los votos, pero sin una ventaja suficiente para eludir el desempate, y Guillermo Lasso, en segundo lugar, sacó un 19,74 % de apoyo entre los electores, con una diferencia mínima respecto del tercer posicionado, el líder indígena Yaku Pérez, que llegó al 19,39 %.
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