Los bosques de Madrid: desde el pinar de alta montaña a la dehesa mediterránea sin salir de la comunidad

Un 33,6% de Madrid está cubierto de bosques y dehesas. Desde los bosques de montaña, a más de 2.000 metros, a la llanura mesetaria, presentan una gran variedad de ecosistemas.

En las zonas del norte y noroeste, entre los 1.500 y 2.000 metros, predomina el pino silvestre o albar, una especie resistente a los cambios fuertes de temperatura. Sobre el suelo abundan especies de hongos como el níscalo, el boletus o el pedo de lobo, especialmente en otoño.

Conforme baja la altitud, entre los 1.700 y 1.200 metros, aparecen los bosques caducifolios y marcescentes (conservan su hoja seca hasta la primavera). Es característico el roble melojo, acompañado de fresnos.

Por debajo de los 1.200 metros, reinan las dehesas de encinas, algunas especialmente densas. Es el ecosistema predominante en la Comunidad de Madrid. Estos encinares ocupan 993 km2 en total. Convive con el enebro, el fresno, y los quejigares.

Al suroeste y oeste de la comunidad se encuentra el pino piñonero, el más extendido tras el albar. No sobrepasa los 1.000-1.200 metros. Lo suelen acompañar enebros, arces y alcornoques. No es raro verlo rodeado de jaras, romero y otros arbustos bajos.

Más de la mitad del territorio de la Comunidad de Madrid, un 55%, está cubierto por montes y bosques. Pese a ser la región más densamente poblada de España —sin contemplar Ceuta y Melilla—, alberga “el 30% de las especies botánicas” presentes en la península Ibérica en una superficie que supone solo el 1,6% del total, asegura la ingeniera forestal Sonia Roig. Un heterogéneo relieve que deja espacio tanto a la alta montaña como a la llanura mesetaria son los artífices de una rica biodiversidad que el cambio climático, la presión humana y el abandono de la gestión forestal ponen en peligro, alerta Ecologistas en Acción.

Madrid. 02/11/2020. Una pareja camina por la zona boscosa del pueblo madrileño de Rozas de Puerto Real, que cuenta con el castañar más extenso de toda la región. EFE/Rodrigo Jiménez
Madrid. 02/11/2020. Una pareja camina por la zona boscosa del pueblo madrileño de Rozas de Puerto Real, que cuenta con el castañar más extenso de toda la región. EFE/Rodrigo JiménezEFE / Rodrigo Jimenez / EFE

“Madrid tiene desde especies típicas del norte de España a otras de zonas cálidas del sur” por los diferentes tipos de suelos y altitudes, explica Roig. Por ello, continúa, en la comunidad se pueden encontrar ecosistemas tan diversos como los bosques de pinos silvestres en las zonas más altas de la sierra de Guadarrama a las dehesas salpicadas de encinas, fresnos, quejigares y enebros.


Los diez principales tipos de árboles

De los 8.030km2 de extensión de la Comunidad

de Madrid, 2.700 km2 son superficie arbolada.

Cada árbol

representa

25 km2

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de Madrid, 2.700 km2 son superficie arbolada.

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representa

25 km2

Los diez principales tipos de árboles en Madrid

De los 8.030km2 de extensión de la Comunidad de Madrid, 2.700 km2

son superficie arbolada.

Cada árbol representa 25 km2

Los diez principales tipos de árboles en Madrid

De los 8.030km2 de extensión de la Comunidad de Madrid, 2.700 km2 son superficie arbolada.

Cada árbol representa 25 km2

Sin embargo, el cambio climático está afectando a la distribución de las especies de árboles. “La elevación de la temperatura media está produciendo un desplazamiento hacia pisos más altos, como los robles, que empiezan a crecer por zonas características de pinares o matorrales de alta montaña”, alerta María Ángeles Nieto, coordinadora de Ecologistas en Acción. Otras especies como las hayas, que necesitan más agua, también sufren las consecuencias y ceden su terreno a árboles adaptados a climas más secos. Y junto con el desplazamiento de la flora, “también se desplaza la fauna y empiezan a verse aves características de zonas bajas en zonas más altas”, añade.

El bosque, cada vez más grande

El espacio que ocupan los bosques es cada vez mayor, al igual que ocurre en el resto de España, “por el abandono de la ganadería y de algunas zonas agrícolas en el monte”, explica Nieto. Donde antes había terreno dedicado al sector primario, ahora “van entrando el matorral y, poco a poco, el arbolado”, lo que produce un aumento de superficie forestal. “Pero no es lo mismo que superficie de bosques”, aclara la ecologista. En Madrid, los bosques, entendidos como masas de árboles densas, ocupan el 33% de la superficie.


Los bosques

más famosos

de Madrid

1. Hayedo de Montejo

de la Sierra

5. Bosque de la Herrería

6. Castañar de Rozas

de Puerto Real

7. Sotos de

Villamanrique de Tajo

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Y, sin embargo, ha sido precisamente el factor humano el que ha configurado “parte de las formaciones que ahora nos gustan mucho y que hemos llegado a proteger porque consideramos que son hábitats de interés”, explica Sonia Roig. Un ejemplo claro sería la dehesa, predominante en Madrid y que “tiene su origen en la gestión humana” a través de la tala controlada, el pastoreo y la ganadería.

Abandonadas en gran parte estas actividades, salvo en algunas fincas privadas como en el pinar de los Belgas, en Rascafría, los bosques de Madrid no se gestionan con objetivos de lo que los expertos denominan “bioeconomía forestal” para aprovechar los recursos naturales. “En Madrid no se demandan tanto productos directos como la madera, la resina o las setas, sino más recreo, paisajes, agua de calidad… Es decir, un espacio para el disfrute”, opina Roig.

MADRID, 27/10/2014.- Vista de Madrid y las cuatro torres desde una dehesa del monte de El Pardo, salpicado de encinas EFE/ Raúl
MADRID, 27/10/2014.- Vista de Madrid y las cuatro torres desde una dehesa del monte de El Pardo, salpicado de encinas EFE/ Raúl

Ecologistas en Acción pone en valor el “aprovechamiento del bosque como ecosistema”, sin un rendimiento económico directo, por sus funciones de absorción de dióxido de carbono o por su papel como protector de las cuencas hidrográficas. “Los pinares se sitúan en los nacimientos y cuencas altas de los arroyos y ríos, que luego en los tramos medios se embalsan y dan de beber a toda la Comunidad de Madrid”, ensalza la coordinadora de la organización, que al mismo tiempo critica el exceso de presión humana. “Hay muchísimas personas que realizan actividades muy diferentes”, señala María Ángeles Nieto, que reclama una mejor gestión que vaya más allá de los programas de “prevención de incendios”. “Las acciones para evitar los fuegos, con la apertura de cortafuegos o desbroces, son muy agresivas y se podrían sustituir con una mejor gestión de montes”.

Filomena y la necesidad de gestión

Los principales retos que afrontan las especies vegetales de Madrid, además del aumento de las temperaturas por el cambio climático, pasan por recuperarse definitivamente del golpe que les supuso el temporal Filomena el pasado enero. Para José González, decano presidente del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales de España, el temporal supondrá un “antes y un después”. “Ha roto muchas ramas, volcado árboles y aunque se ha hecho un gran esfuerzo, toda la masa vegetal que ha caído hay que quitarla y va a llevar tiempo”, explica, al tiempo que matiza que en Madrid los trabajos están avanzados. La retirada de las ramas y árboles caídos es primordial porque, con la llegada del verano, se convierten en combustible natural que podría favorecer los incendios.

Roig no está tan segura de que el temporal vaya a marcar un antes y un después, pero sí espera que cree conciencia ambiental. “Ojalá estos fenómenos sirvan para darnos cuenta de la importancia que tiene preparar las masas para cualquier eventualidad. Eso pasa porque que haya recursos económicos suficientes para hacerlo”. Y añade, no sin algo de sorna: “Espero que a los políticos no se les olvide”.

Fuentes: Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Instituto Geográfico Nacional, Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC), Comunidad de Madrid.

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