Las residencias vuelven a respirar tras casi un año sitiadas por la pandemia. La vacunación masiva en los centros de mayores, el primer grupo priorizado en la inmunización, empieza a surtir efecto y los contagios descienden. Según el Ministerio de Sanidad, esta semana se han notificado 103 brotes de covid en centros sociosanitarios, la mitad que los reportados dos semanas atrás. Con los datos recabados por EL PAÍS, ocho comunidades también ratifican la caída de contagios en las residencias y apuntan a la inmunización masiva como la pieza clave de esta reducción. De hecho, con las autonomías a punto de finalizar la administración de la segunda dosis de la vacuna en residencias, algunos Gobiernos regionales ya se plantean flexibilizar las entradas y salidas de los centros. Los expertos, no obstante, reclaman “prudencia” al desescalar.
Si bien es cierto que la curva epidemiológica va a la baja en toda España y las restricciones sociales también ayudan a minimizar la transmisión, en los últimos 15 días la caída de contagios en el entorno sociosanitario, donde se incluyen las residencias (en estos centros un caso ya se considera un brote), es mayor que en el total. Así, los brotes reportados esta semana en España en todos los ámbitos se han reducido un 7,23% respecto a los notificados hace dos. Sin embargo, en entornos sociosanitarios, la caída de episodios infecciosos es de casi el 50% en el mismo período. Este descenso es mayor, también, que el que registraron los centros sociosanitarios durante el descenso de la segunda ola: en la semana del 12 de noviembre, cuando la incidencia era similar a la actual, los brotes en estos entornos caían un 26% con respecto a los reportados dos semanas atrás.
”Este viernes hemos terminado de poner la segunda dosis en las residencias. Estamos en una situación muy buena: de 91 a 60 [infecciones activas] en una semana y solo hay cuatro hospitalizados”, explica un portavoz de la consejería navarra de Derechos Sociales. En esta comunidad, solo se ha reportado un brote con ocho casos tras la segunda dosis.
Tras 11 meses donde el virus se cebó con las residencias —cerca de 30.000 personas que vivían en geriátricos murieron—, los centros de mayores empiezan a sentir el alivio de la protección que impone la vacuna. “Todavía no se nota un impacto importante en el número de fallecidos. Es pronto. Pero, evidentemente, al haber menos contagios, habrá menos muertes. Tenemos que ir retomando la normalidad”, apunta Jesús Cubero, de la patronal de residencias Aeste.
Todavía no se sabe si la vacuna exime de contraer el virus, pero sí protege contra las formas más graves de la covid y evitará fallecimientos. Según la Consejería de Salud de Baleares, los contagios activos en residencias se han reducido más de un 60% en un mes y, aunque se han detectado una docena de positivos tras recibir las dos dosis de la vacuna, todos han sido asintomáticos o leves.
La Generalitat de Cataluña celebraba el miércoles que los efectos de la vacunación en las residencias ya eran “muy visibles”: hay 358 residentes con covid (el 0,7% del total), un 57,7% menos que hace 10 días. En esta línea también se han posicionado Aragón, que mantiene una tendencia a la baja en contagios en residencias, o Castilla y León: una portavoz de la Consejería de Sanidad explica que los brotes en residencias en diciembre suponían el 16,6% del total, mientras que actualmente son el 5,8% de todos los episodios infecciosos registrados.
También la Comunidad Valenciana estima que los contagios en residencias “han bajado a la mitad”, apunta un portavoz, aunque no concreta cifras. En el País Vasco, antes de inocular la primera dosis había más de 400 casos activos en las residencias de las tres provincias, mientras que ahora hay 119 infectados. Andalucía ha notado también una caída de casos en ancianos (hay 963, casi la mitad que hace 15 días).
Relajar restricciones
La mejora de la situación epidemiológica en los centros de mayores ha precipitado que algunas comunidades opten por relajar las restricciones en ellos. Al menos Navarra, Baleares, Extremadura, Andalucía y Cataluña apuntan hacia este escenario. “Estamos recomendando a las comunidades que se empiecen a elaborar planes de desescalada para abrir el régimen de visitas. Con prudencia, hay que intentar volver a la normalidad. Tenemos que ser más permeables”, sostiene Cubero. María José Carcelén, de la coordinadora de residencias 5+1, ensalza la importancia de abrir puertas: “Llevo un año sin abrazar a mi madre. No tiene sentido que no los puedas tocar. Ellos necesitan sentirnos cerca”.
Desde hoy, Baleares permitirá las salidas del centro cuando el usuario esté vacunado, pero con la salvedad de que si están más de 72 horas fuera cuando regresen deberán tener una PCR negativa. En Navarra, los residentes ya podían salir a dar un paseo por los alrededores del centro, pero si se exponían a situaciones de riesgo —”como ir a un bar y quitarse la mascarilla”, ejemplifica un portavoz de la Consejería de Sanidad de Navarra—, al volver al centro el usuario tenía que someterse a una PCR, estar 10 días en aislamiento y repetir el test. Ahora, los que estén vacunados podrán salir sin necesidad de hacerse una prueba diagnóstica a la vuelta. Navarra también flexibilizará las visitas, que ahora solo eran un día a la semana, aunque se mantendrá el protocolo de seguridad.
Cataluña también tiene un plan de flexibilización y Extremadura ya ha avanzado que, una vez que los centros completen la pauta de vacunación, podrán ampliar las visitas y dejar de hacer test de antígenos periódicos a los trabajadores. Andalucía también permitirá desde hoy las visitas y salidas a usuarios que tengan las dos dosis.
Sin embargo, no todas las comunidades comparten la reapertura. Castilla y León augura una desescalada lenta y Aragón, Murcia y La Rioja rechazan relajar las medidas por ahora. Los expertos también piden cautela. “No se pueden lanzar las campanas al vuelo. Los vacunados pueden contagiarse o contagiar y no se pueden liberalizar las salidas”, valora Daniel López-Acuña, exdirector de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud.
Con información de Lucía Bohórquez, Pedro Gorospe y Margot Molina.
“Los ancianos tienen ganas de salir, de que les dé el aire”
La Residencia Juvany de Barcelona presume de ser “un centro blanco”. Es decir, que ninguno de los 52 ancianos que viven allí se han infectado a causa del coronavirus. “El único positivo fui yo, al principio del todo y, por suerte, leve”, recuerda su director, Vicente Botella. La vacuna era su colchón de salvación. “Cuando llegó la vacuna, respiramos. Porque pensábamos que, si entraba el virus, se iba a llevar a todos los ancianos por delante”, explica.
El centro se prepara ahora para reabrir sus puertas mientras la Generalitat ultima la instrucción que flexibilizará entradas y salidas. “Todos estamos más tranquilos y las familias, expectantes. La mayoría de los ancianos tienen muchas ganas de salir, que les dé el aire, dar un paseo o irse el fin de semana”, explica Botella.
Pero también hay quien se ha acostumbrado a la soledad tras un año con fuertes restricciones sociales. “Se acostumbraron a no salir y hacen más vida en la habitación”, sostiene el director del centro. Otros usuarios, agrega el geriatra, simplemente tienen miedo. “Miedo a salir a la calle. Una anciana me decía hoy que dijese que había un caso positivo en la residencia para que no la dejasen salir porque veía que en la calle se moría la gente. Son personas muy frágiles física y psicológicamente”, apunta Botella.
Pese al entusiasmo del sector y las familias por abrir puertas, los epidemiólogos llaman a la precaución. “Todo depende de con quién van a salir y a dónde van a ir. Pese a estar vacunados, si pueden ser infectivos, pueden contagiar a otras personas mayores. Hay que continuar con las medidas para evitar que el virus entre en las residencias porque puede haber gente no vacunada”, tercia el epidemiólogo Daniel López-Acuña.
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