Pagan varios miles de euros por el alquiler de un piso y unos cuantos millones por su compra. El dinero no es un problema para los mileniales ricos. Estos jóvenes adinerados —por méritos propios o ajenos—, con edades comprendidas entre los 25 y 40 años, están ganando un fuerte protagonismo en el mercado de la vivienda de lujo, en el que además aterrizan con nuevas demandas y exigencias.
En torno a los 5.000 euros al mes, según la cadena Telecinco, pagan Victoria Federica de Todos los Santos de Marichalar y Borbón (la nieta de los reyes eméritos tiene 21 años y pertenece a la generación Z) y su pareja por un piso en paseo de la Castellana (Madrid). Los protagonistas no se han manifestado al respecto ni han desvelado la renta exacta, pero lo cierto es que esta cantidad no es una barrabasada cuando se trata de los cachorros de la élite social o empresarial.
Los mileniales, que suman 72 millones de personas en todo el mundo, han llegado o están llegando a la edad de independizarse y formar una familia. Su peso en este mercado es cada vez más evidente. Según el último informe de Viva Sotheby’s International Realty, “representan más de un tercio de las ventas de viviendas de lujo a nivel global y en 2025 podrían suponer el 45% del total”, aclara Alejandra Vanoli, directora general de la compañía inmobiliaria de lujo. En España, entre el 15% y el 18% de los clientes de esta agencia ya son mileniales. “En cuatro años supondrán entre el 30% y el 40%”, calcula Vanoli.
Hasta hace muy poco era un perfil casi inexistente, pero ahora se hace notar. “Está viviendo una cierta eclosión al representar actualmente una parte significativa del mercado laboral y de puestos directivos”, comentan en una compañía propietaria de una de las principales promociones de lujo en comercialización en Barcelona.
En semejante club de selectos clientes existe de todo. Hay mileniales españoles y latinoamericanos que pertenecen a familias adineradas y parte o la totalidad del gasto es asumido por sus padres, o por family offices o fideicomisos. “Generalmente, son propietarios de viviendas de gama alta a través de sus padres o familiares, quienes ponen a su disposición una vivienda de estas características por estudios o primer trabajo. Estos activos suelen ser pied à terre, lugar de estancia también para estos familiares cuando vienen de visita”, indica Javier Velduque, responsable del departamento de Prime Residential de Knight Frank.
Otros se han hecho con las riendas de la empresa familiar tras un cambio generacional o una operación corporativa y tienen recursos propios suficientes para asumir el coste de la transacción. También hay bastantes compradores que forman parte de una nueva generación de emprendedores, nacionales e internacionales, que han vendido sus start-ups o bien son directivos con salarios muy abultados que trabajan para compañías tecnológicas o grandes multinacionales. Por último, está el perfil de los jóvenes que compran viviendas por un valor inferior al millón de euros para obtener la Golden Visa (permite trabajar y vivir legalmente en España). “Suelen provenir de países asiáticos”, apunta Velduque.
Sólida inversión
Los jóvenes ricos ven la propiedad de la vivienda como una sólida inversión a largo plazo. “Más del 70% de este segmento de la población tiene previsto comprar una vivienda y, de todos ellos, el 88% planea usar esta vivienda como su residencia habitual”, señala Álvaro Martínez, director de la agencia de lujo Barnes Madrid.
En muchos casos es la primera vivienda que tienen en propiedad, la casa en la que se emancipan, salvo cuando son clientes internacionales y adquieren una segunda residencia en la costa. “Hay muchos jóvenes del norte de Europa, sobre todo escandinavos, que adquieren segundas viviendas en las islas Baleares”, señala Vanoli.
¿A qué precios? Imposible generalizar. La banda se mueve entre dos y cuatro millones de euros, pero pueden llegar a seis millones o más. Ejemplo de ello es Marta Ortega, heredera de Inditex, de 37 años, que ha comprado una de las viviendas de lujo más caras de Madrid, un ático en la promoción Villa de París por unos 10 millones de euros. Pero no solo de compras viven los mileniales. Hay un porcentaje, aunque inferior, que se decanta por el alquiler, sobre todo los de edades más cortas. “Los españoles y el resto de europeos pagan alquileres que se mueven entre los 2.000 y 4.000 euros al mes. Los latinoamericanos de 4.000 euros en adelante”, expone Velduque.
Un caso reciente de alquiler de lujo, más bien de súper lujo, es el del residencial Centro Canalejas, en pleno centro de Madrid. Un joven de nacionalidad rusa ha alquilado por 15.000 euros al mes un piso a través de la agencia Barnes, que no da más detalles por la confidencialidad que exige este tipo de cliente. Cuando encuentre un piso a su gusto, dejará el alquiler y comprará.
En cualquier caso, no son compradores fáciles de contentar. “Los jóvenes de alto nivel adquisitivo cada vez son más exigentes”, constata Alberto Álvarez, que dice que “el conjunto de la industria inmobiliaria de lujo tiene muy presentes cuáles son los aspectos que más valoran los mileniales, ya que representarán una gran cuota de mercado en los próximos años”. Este empuje está obligando a las empresas del mercado de casas de gama alta a adaptarse con celeridad.
Este cliente trae bajo el brazo nuevas exigencias a la hora de comprar o alquilar casa. Demandan más tecnología y sostenibilidad. Valoran la orientación y la luz natural, por lo que cuando se trata de pisos optan por las últimas plantas. También las terrazas y los espacios diáfanos, así como sistemas de eficiencia energética que optimicen el consumo y sean respetuosos con el medio ambiente. “Son clientes sencillos y nada ostentosos, a diferencia de los ricos tradicionales que dan importancia al diseño y a la calidad de la construcción”, opina Vanoli.
Madrid, Barcelona y Baleares acaparan la compra de vivienda de lujo. En el caso de Madrid, los jóvenes se decantan por “apartamentos, normalmente áticos, de entre 200 y 600 metros cuadrados, ubicados en los barrios más exclusivos de la capital como Chamberí, Salamanca o Chamartín, y que cuenten con varias habitaciones multifuncionales que puedan usarse como dormitorios, zona de despacho o vestidor”, dice Álvarez. En Barcelona, la mayoría de los compradores nacionales buscan propiedades de segunda mano o renovadas en Sant Gervasi y Pedralbes.
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