Noche de esperanza o bien dura y larga noche en vela la que espera a los Boston Celtics. Al límite de su existencia en estas Finales de Conferencia del Este con el 3-0, colapsados pensando en soluciones para revertir la superioridad de los Heat y con el dolor del ridículo del Game 3 (128-102), el conjunto de Joe Mazzulla se juega el todo por el todo esta noche en Miami en el cuarto encuentro (02:30, hora peninsular). Con la desalentadora desazón de saber, también, que nadie jamás ha remontado un 3-0.
Pero lo que más angustia genera en Boston es que, en medio de la flagelación de la autocrítica, parece haber olvidado quién es. Si es que alguna vez fue algo incluso se puede decir siguiendo el discurso de Malcolm Brogdon. El Sexto Hombre del Año soltó unas durísimas declaraciones en plan impopular verdad que duele y que no deja en muy buen lugar a su entrenador, Joe Mazzulla.
“Pienso que Miami es uno de los pocos equipos en la liga que tiene una identidad y juega con ella cada noche”, empezó diciendo el escolta para luego dejar ir la ‘puya’.
“Y, para nosotros, nuestra identidad se ha desvanecido todo el año. Hemos estado intentando averiguar quiénes somos, porque pienso que somos un fantástico y talentoso equipo anotador, pero cuando no metemos tiros tenemos que confiar en nuestra defensa y nuestra defensa no ha sido consistente cada noche. Hemos tenido problemas durante todas las series (de playoffs)”, lamentó Brogdon en declaraciones recogidas por la ESPN.
“Todavía creemos que somos mejor equipo”
Nada más terminar ese devastador Game 3 para el actual subcampeón y subcampeón esta temporada del Este en la fase regular, Mazzulla asumió responsabilidad incidiendo en la poca mentalidad de sus jugadores, reconociendo que no había preparado bien a su equipo y que no había podido hacer que ejecutaran el plan de partido de la manera adecuada. Y Jaylen Brown lo calificó de “vergonzoso”.
Sin embargo, Malcolm Brogdon quiso ir más allá del discurso de la actitud señalando que es un problema de baloncesto, insinuando que Boston ha vivido en exceso del acierto exterior durante la temporada y eso ha camuflado muchas carencias.
Según datos de la ESPN, los Celtics han disfrutado de un balance de 36-2 cuando han registrado por lo menos un 40% en triples, mientras que el récord es de 29-31 cuando se han quedado por debajo de este porcentaje como ha sido el caso en los tres partidos de estas Finales del Este disputadas hasta ahora, con un 34,5%, un 28,6% y un 26,2%.
La capacidad de generar triples en primeros segundos de la posesión ha sido uno de las virtudes de Boston esta campaña, pero las excelentes transiciones defensivas de los Heat, así como también los propios problemas defensivos de los Celtics y la menor cantidad de contragolpes en consecuencia, han restado al equipo de Mazzulla posibilidades de crear tiros de calidad.
Pero las dificultades en el cinco contra cinco también han reducido la capacidad de obtener triples liberados de Boston ante desafíos como la zona que están planteando el cuadro entrenado por Erik Spoelstra.
Y lo peor para los Celtics es que parece que el diagnóstico de Malcolm Brogdon es certero. Mazzulla se mostró optimista el día anterior a la que puede ser la última noche de la temporada de los verdes pero, aunque no fue tan vehemente, se refirió también a un problema de identidad.
“Tenemos que construir una identidad, ponernos en posición de estar conectados de cara a este partido. No tenemos que pensar más allá de este partido, todavía creemos que somos el mejor equipo. No hemos jugado como tal en estos tres partidos, pero siempre hay un primero”, aseguró el entrenador ‘rookie’ de Boston, quien mantiene su filosofía de tirar en los primeros segundos de posesión si es una buena oportunidad ante las preguntas de los periodistas de si no habría que mover más el balón.
Por su parte, en los Miami Heat prima el unánime discurso de cerrar la serie sin mirar a lo que haya sucedido. El conjunto de Florida tiene la primera de tres oportunidades para citarse con los Denver Nuggets y convertirse en el segundo octavo clasificado de la historia que se clasifica para unas Finales de la NBA con el único precedente de los New York Knicks en 1999, perdiendo el duelo por el título ante los Spurs de David Robinson y Tim Duncan.
Kevin Love se retiró lesionado a los cinco minutos del Game 3 con una distensión muscular en la parte baja de su pierna izquierda, pero es probable que esté disponible ante unos Celtics que, más que su futuro esta temporada -muy complicado ya con este 3-0-, se juegan su honor tras el descalabro del 128-102.
Charles Barkley y Magic Johnson coincidieron en señalar la gravedad de esa derrota -Barkley lo calificó de “vergonzoso”-, mientras que Kendrick Perkins sugiere un cambio de ciclo. “Es hora de romper el dúo (Brown – Tatum) y lo digo con el mayor convencimiento. No encajan bien, nunca he visto a Jaylen Brown y Jayson Tatum estar unidos una sola vez. Es tiempo de cambiar”, dijo el que fuera parte de los Celtics campeones de 2008, el último anillo de la franquicia.
Entre las claves para que Boston se apunte por lo menos una victoria en estas series destacan especialmente dos:
¿Le hará ni siquiera cosquillas Mazzulla a Spoelstra?
Una defensa que se cae a pedazos
Es un hecho que, no sólo con Jimmy Butler, los Heat están partiendo la defensa de los Celtics en cada posesión. Para empezar, Boston no ha encontrado ningún emparejamiento eficaz para detener al alero, que está castigando cada ayuda que recibe encontrando a sus compañeros en el perímetro.
Pero los problemas son más. Al Horford y Robert Williams III están siendo juguetes a manos de Miami, que castiga en cada pick and roll su defensa hundida en ‘drop’ para penetrar o para encontrar tiros liberados cuando vienen ayudas.
En cuanto a distintas combinaciones, los Celtics han probado muchas soluciones, desde jugar con los dos grandes, pasando a hacerlo sólo con uno e incluso desplegar una alineación sin interiores para cambiar todos los bloqueos, lo que tampoco ha funcionado, con Bam Adebayo aprovechando el ‘mismatch’ dentro.
En la única conclusión positiva a nivel defensivo, en el último choque fueron capaces de limitar el rol asistente de Adebayo conteniendo los mano a mano y las puertas atrás. Pero sólo con hurgar en los dos otros problemas los Heat se bastan. Se espera que Mazzulla le dé varias vueltas para dar con el remedio.
Rendimiento impropio de dos estrellas de un candidato al anillo
Esperando a Jayson Tatum y Jaylen Brown
No se puede señalar un solo responsable del colapso ofensivo de los Celtics, planos y previsibles cuando los Heat han jugado en zona y añorando ese fluido movimiento de balón y ese armónico seguido de secuencias de penetrar, pasar y volver a penetrar atacando los ‘closeouts’ para abrir las defensas. No han sabido encontrar las grietas de momento en la de Miami, impecables en las ayudas tanto cuando han defendido en zona como al hombre.
A pesar de todo, sus líderes tampoco han sido capaces de ofrecer soluciones por sí mismos, pues Jayson Tatum y Jaylen Brown han ofrecido un rendimiento impropio de las dos grandes estrellas de un candidato de primera línea al anillo. Por mucho crédito que haya también que dar a la defensa de Miami.
Cumpliendo con el dicho de que a veces los números no explican toda la historia, Tatum, con 14 puntos y un 6/18 en tiros de campo en el Game 3, promedia 26 tantos y 10 rebotes en estas series. Pero no ha registrado un solo lanzamiento de campo en los últimos cuartos y su 25,8% en triples descompensa su decente 45% en tiros.
Y a Brown no le salvan ni los números. El escolta está promediando 16,6 tantos y 6,3 capturas con un pésimo 37% en tiros de campo y un irrisorio 10% en triples, apenas un 2/20 desde el perímetro. Y uno y otro ‘Jay’ suspenden como ‘playmakers’, registrando más pérdidas que asistencias (3,6 – 4 Tatum y 3,3-3,6 Brown) . Los Celtics quieren por lo menos competir para hacer las paces con su honor y su historia. Pero, primero, tienen que reconciliarse consigo mismos.