Los Celtics, un "negocio no terminado": ¿Qué futuro les espera?

Los Celtics, un "negocio no terminado": ¿Qué futuro les espera?

Diluida la efervescente mística de la remontada y desvanecida la fantasía verde en la que flotaba una ilusionada Boston, empieza un trascendental y profundo período de reflexión en los Celtics.

Recientes las emociones y la locura de lo que casi fue, el equipo de Joe Mazzulla puede encontrar consuelo en la teoría de la relatividad, la de un vestuario que pudo escapar del bochorno para acariciar un milagro inédito. O bien, escuchar en la calma el subconsciente, ese en el que bramó durante la temporada la ambición del anillo tras el subcampeonato del año pasado, y reconocer que el resultado final deja un vacío.

“Sabemos que teníamos una oportunidad este año, sólo nos quedamos un poco cortos. No nos salió cómo queríamos”, decía Jayson Tatum una vez materializada la dolorosa derrota en el Game 7 ante los Heat.

Tatum, sólo 14 puntos en el Game 7 tras lesionarse el tobillo en la primera jugada

Charles Krupa / LaPresse

“Hemos decepcionado a una ciudad entera”, reconocía, por su parte, Jaylen Brown. “Ganar era nuestro objetivo, así que hemos fracasado en ese sentido”, admitía Joe Mazzulla. Efectivamente, el ‘Unfinished business’ (‘negocio no terminado) proclamado por Boston como lema de cara a estos playoffs sigue vigente, admitido por el tremendo y noble ejercicio de sinceridad el que tuvieron consigo mismos los Celtics con todo aún tan reciente y una caída impregnada de fatalidad, la de Tatum torciéndose el tobillo al empezar.

Consumada la decepción, vuelve al primer plano la reflexión sobre la identidad de Malcolm Brogdon, quien en plena crisis de vestuario y de juego con el 3-0 exponía en público la gran falla del juego de Boston. Más que un simple defecto.

“No puedes ganar el título teniendo mejor ataque que defensa”


Malcolm Brogdon

“Nuestra identidad se ha desvanecido todo el año. Hemos estado intentando averiguar quiénes somos, porque pienso que somos un fantástico y talentoso equipo anotador, pero cuando no metemos tiros tenemos que confiar en nuestra defensa y nuestra defensa no ha sido consistente cada noche. Hemos tenido problemas durante todas las series (de playoffs)”, lamentaba el Sexto Hombre del Año, que se reafirmó en su diagnóstico tras el Game 7.

“Creo que este fue un equipo que el año pasado se enorgullecía de su defensa. La defensa era su tarjeta de presentación. Este año, el ataque era nuestra tarjeta de presentación, y no pienso que ganes un campeonato con mejor ataque que defensa”, lamentó Brogdon. 

Una vez más, sin un fiable plan B detrás, Boston se desplomó cuando no se pudo nutrir de los triples, con un deficitario 21% (9/42) desde el perímetro. Según datos de la ESPN, y como si de una fórmula matemática se tratara, los Celtics casi siempre han ganado esta campaña -38-2-, cuando han disparado por lo menos un 40% desde más allá del arco, mientras que cuando se han quedado por debajo han sido un equipo errante, con un récord de 30-32.

Ante esta verdad que duele, Boston se pregunta qué quiere ser en el futuro, si seguir siendo lo que es, volver a lo que fue, o, más probable, el equilibrio que ha intentado encontrar esta temporada y ha perdido al final, con esa debilidad defensiva en la que hurgaron los Heat.



En su repentina irrupción como entrenador jefe tras el turbulento episodio de Ime Udoka -primero interino y luego confirmado en febrero de manera oficial-, Joe Mazzulla abrazó el ataque y el vértigo con los triples por doquier como uno de los símbolos de su juego frente a la defensa y el control de Udoka.

Los resultados de temporada regular dieron la razón al ‘rookie’, con unos Celtics que acabaron como el segundo mejor ataque sólo tras el de los Kings con un rating ofensivo de 117 frente al 113,6 de la pasada campaña (9º) y que llegaron a registrar las cifras más altas de la historia a medio curso con un 121. El conjunto de Massachusetts materializó su evolución ofensiva a costa de la defensa, de un rating defensivo de 106,2 (1º) a 110 (2º).

El cuadro de Mazzulla, el de más de deleitar que de rascar, volaba a media temporada, líder indiscutible del Este y con la aterradora sensación de que no tenía otro rival que no fuera sí mismo.

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Joe Mazzulla, con Tatum

CJ GUNTHER / EFE

Sin embargo, los playoffs han ido confirmando poco a poco que el bajón de la segunda parte del curso por el que Boston entregó el liderato a los Bucks ya era un síntoma inicial de lo que se avecinaba. Aunque su rating ofensivo se ha mantenido estable en estos playoffs -116-, el retroceso defensivo ha continuado para caer hasta un 113, el peor de los cuatro equipos de las Finales de Conferencia. Una ofensiva mucho mejor que la del año pasado (110,3), pero una defensa 7 puntos peor (106,3 – 116).

“Sólo teníamos que continuar poniendo la defensa primero”, reflexionaba Marcus Smart tras el Game 7. “Fuimos tan malos en ataque el año pasado que fue el principal foco para nosotros este año. Desafortunadamente, nuestra defensa salió perjudicada”, lamentó en declaraciones a la ESPN el base.

“El ataque ha sido nuestro principal foco esta temporada y la defensa salió perjudicada”


Marcus Smart

Mazzulla ha querido desmelenar a un equipo que finalmente quedó excesivamente destapado en defensa para quedarse del todo desnudo -sin capacidad de transición-, ante la falta de fuego desde el perímetro para solucionar los problemas en el ataque de media pista.

En términos de los tan mencionados triples, los Celtics han incrementado este curso su acierto del 35,6% al 37,7% con un similar número de intentos por encuentro -37 a 38-, con un 37% en estos playoffs con respecto a los de la pasada campaña. No obstante, hay una diferencia importante en una estadística que puede explicar la irregularidad que sufrido Boston en esta postemporada: si el % de triples no asistidos era del 16,2 en la fase por el título del año pasado, en este ha subido a 21,7%.

La falta de fluidez en el cinco contra cinco ha llevado al equipo de Joe Mazzulla -y en especial en la serie ante los Heat-, a utilizar el triple más como una solución improvisada, tirando sin ninguna ventaja creada, que como una consecuencia de un buen movimiento de balón. Jayson Tatum y es el paradigma de este gran defecto de Boston, con el acierto exterior del ‘0’ descendiendo del 39% de la pasada campaña en playoffs al 32%, de un 36% de triples no asistidos a un 49%.

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Jaylen Brown tenía que dar un paso adelante ante la lesión de Tatum pero decepcionó

RHONA WISE / EFE

Y lo mismo con Jaylen Brown, pudiendo explicar el hecho de que toma tiros más complicados el escolta su caída en el 7,25. En su caso no es tan notable -de un 37% a un 35%, aunque un 20% contra los Heat-, pero los triples no asistidos han pasado a ser del 23% en los pasados playoffs al 30% en estos.

En conversación con MD esta temporada, Grant Williams desgranaba las claves de la evolución ofensiva de los Celtics, explicando algunas de ellas lo que hizo Erik Spoelstra para provocar el colapso verde.

“Hemos mejorado mucho el ‘spacing’, sabemos dónde tenemos que estar, aprovechamos las habilidades de cada jugador para obtener triples abiertos y también a través de defender y salir en transición. Tenemos más libertad, intentamos entrar a la pintura tanto como podemos tras dribbling para crear tiros liberados”, explicó el ala-pívot.


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Donde todos vieron decepción con el rebote ganador de Derrick White, ‘Spo’ vio luz con la eficacia de la zona 2-3 de los últimos minutos. El técnico de los Heat la desplegó durante todo el Game 7, negando la pintura a Boston y la consiguiente creación de triples más liberados.

Los Celtics habían conquistado la zona más cercana al aro a base de sacar a Bam Adebayo el perímetro en el pick and roll o alejándolo con la amenaza exterior de Al Horford pero, con una última línea de tres intacta con Miami cambiando todo en los bloqueos, el conjunto de Florida cerró la pintura a cal y canto.

Jaylen Brown, muy caro

La cuestión de la identidad debería quedar limitada al juego en sí más que al núcleo de jugadores, pues Boston debería mantener al actual grupo, y más con Tatum y Brown en su ‘prime’, 25 y 26 años. Pero irrumpen algunas dudas en el horizonte. La primera se cierne sobre el jefe, Joe Mazzulla. Shams Charania apuesta por su continuidad y porque refuerce y cambie piezas en el cuerpo técnico, dado que, con la repentina suspensión de Udoka y su ascenso al cargo, no le dio tiempo a rodearse de gente de su confianza.

El entrenador más joven de la NBA -34 años-, fue vilipendiado a críticas con el 3-0 de los Heat pero ha demostrado tanto su talante como para recuperar la confianza del vestuario como su buena lectura para hacer ajustes. Se valora que, sin experiencia previa y en un año marcado por la polémica de Udoka, haya sido capaz de llevar al equipo hasta las Finales de Conferencia y quedándose a un paso de las Finales.

“Queríamos ganar el título, pero Joe Mazzulla ha hecho un trabajo fantástico”


Jayson Tatum

“Obviamente, queríamos ganar el campeonato. No pasó, pero pienso que Joe hizo un trabajo fantástico este año”, destacó Tatum como evidente síntoma de bendición del vestuario. Charania cita fuentes de la liga para asegurar que Mazzulla tiene 14 millones garantizado en su contrato, que abarca los tres próximos años.

El otro interrogante tiene que ver con Jaylen Brown, más con el siempre quebradero de cabeza que suponen las finanzas que el rendimiento pese al decepcionante papel del escolta en el Game 7, con 19 puntos y un 8/23 en tiros. Brown es el único componente del núcleo duro con una situación contractual más incierta, con sólo un año más de contrato cuando es elegible este verano para una extensión de 295 millones y 5 años tras su inclusión en uno de los quintetos ideales de la NBA, mientras que Tatum -con vínculo hasta 2025-, puede renovar su contrato por 318 millones y un lustro a partir de 2024 por esta misma razón.

La masa salarial de los Celtics de los próximos años desglosada, según datos de Basketball Reference

La masa salarial de los Celtics de los próximos años desglosada, según datos de Basketball Reference

Basketball Reference

Los Celtics tienen una masa salarial proyectada para el curso que viene de 163 millones, cerca de superar los 170 a partir de los cuales los equipos reciben sanciones como no poder usar la excepción de nivel medio con el nuevo convenio. De entre los jugadores más importantes de rol, Grant Williams es agente libre restringido este verano, mientras Danilo Gallinari, toda la temporada lesionado, tiene una opción de jugador. Blake Griffin también queda libre.

Gallinari agregaría más tiro a estos Boston Celtics abrumados por la decepción y el ansia de ese anillo que no se celebra en el TD Garden desde 2008. El negocio sigue estando sin terminar. Pero todavía están a tiempo de acabarlo con la misma gente en la oficina.




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