Los cinco misterios del asesinato de Helena Jubany


Los Mossos d’Esquadra detuvieron en la madrugada de este martes, dos horas y media después de presuntamente matar a su última víctima, a un hombre de 35 años sospechoso de ser un asesino en serie de personas sin techo en Barcelona. La policía catalana le atribuye tres asesinatos, cometidos en 11 días (entre el 16 y el 27 de abril), todos con el mismo patrón: hombres, que duermen en la calle del distrito del Eixample, y que son golpeados repetidamente en la cabeza. Los Mossos sospechan de un cuarto crimen, cometido el 19 de marzo, también de una persona sin hogar y en el Eixample, donde la víctima fue acuchillada.

Una llamada a las once de la noche al teléfono de emergencias 112 confirmó los peores augurios. Un vecino alertaba de que había visto a un hombre agredir a una persona que dormía en la calle, muy cerca de la Sagrada Familia. Los Mossos buscaban desde el 18 de abril a un posible asesino en serie de indigentes que ya había matado a dos personas y era sospechoso de una tercera muerte. Imágenes de cámaras de videovigilancia, y la forma de matar a las víctimas, establecían una relación clara en dos de los crímenes.

La llamada activó a los policías que vigilaban desde hacía días la zona donde actuaba el asesino de sin techo. Dos horas y media después, y tras discretos seguimientos, incluso en el autobús hasta el municipio de Sant Cugat, y de allí andando al barrio de Las Planas, los Mossos arrestaron a un hombre al que consideran autor de al menos tres de los cuatro crímenes cometidos en poco más de un mes en la ciudad.

El asesino actuaba con “violencia desmesurada y gratuita”, explicó en rueda de prensa el responsable de la investigación, el intendente Joan Carles Granja, que declinó informar de los detalles que vinculan al detenido con los asesinatos porque el caso está bajo secreto de sumario. Pero sí dio por terminada la sucesión de crímenes en las calles de la ciudad: “Estos homicidios en la vía pública a víctimas sin hogar han acabado”.

“Íbamos contrarreloj, teníamos en juego vidas humanas”, contó Granja, que admitió que la colaboración de un vecino fue esencial para poder dar con el presunto asesino. Hasta ese momento, los Mossos habían recorrido lugares que frecuentan personas sin recursos. Como la parroquia Santa Ana, donde enseñaron la foto del asesino a los usuarios, pero nadie le conocía. También contactaron con la Fundació Arrels para tirar de hilos que llevasen hasta el homicida, pero tampoco sabían nada.

Dos horas y media antes del último crimen, María Duarte, de 52 años, vio al detenido, al que sus amigos llaman Tiago, delante de su casa, en Las Planas. El hombre, que vive ocupando una caravana aparcada frente a un parque infantil, estaba hurgando en unos contenedores y bailando al ritmo de la música que tocan unos vecinos del lugar después de los aplausos diarios a los sanitarios. Vestía una camiseta blanca y un chaleco negro, recuerda la mujer.

Duarte conoce al detenido desde que se instaló en Las Planas hace ocho meses porque, además de vecina, es la dueña del colmado Cooperativa Santa Rosalía. También fue ella quien en marzo avisó a los Mossos d’Esquadra. “Entró [al colmado] con una mochila y se le veía como un mango fuera liado. Me dio la sensación de que era un machete, un hacha o algo”, explica la mujer, que a pesar de eso, asegura que Tiago no respondía con agresividad si le llamaban la atención por algún motivo, como ponerse a pedir en la puerta de la tienda a quien pasaba por delante. Los Mossos acudieron e identificaron a Tiago, según cuenta la mujer y confirman fuentes policiales. “Me dijeron luego que sí, que llevaba un hacha”, afirma Duarte. Ella ya temía que algo iba a ocurrir con él tarde o temprano: “No estaba bien. Se veía de lejos que algo iba a pasar porque no estaba bien”.

Originario de Brasil, pero con su familia directa afincada en Portugal, Tiago se instaló en Barcelona en agosto del año pasado, según explica una conocida suya, de la misma edad que él, que prefiere no identificarse. “Llegó haciendo autostop”, asegura, para mudarse con un amigo suyo, también brasileño, en una casa ocupada en el barrio de La Floresta, al lado de Las Planas. Antes, tiene un antecedente por robo en Zaragoza.

Había trabajado en restaurante, indica la mujer. “No estaba bien. Decía que oía voces, pero no era agresivo”, explica detrás de la verja de la casa ocupada en la que reside con su familia. Los últimos dos meses, Tiago vivía en la caravana después de que le hubiesen echado de las distinas casas en las que vivía. También había tenido problemas por robos con los vecinos. “Era inestable, cada vez más. Una persona dulce pero con un patrón de enfermedad psicológica”, asegura su conocida, que quería contactar con la familia de Tiago en Portugal y advertirles de su situación. No lo logró.

En vídeo, las declaraciones del intendente jefe del Área de Investigación Criminal de los Mossos d’Esquadra, Joan Carles de la Granja, sobre la detención.(VÍDEO: ATLAS)


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