El Real Madrid afrontará su octava participación en la Final a Cuatro de la Euroliga en los últimos doce años (en 2020 no se celebró por la pandemia) y lo hará este jueves ante el Barcelona, su particular kriptonita esta temporada, en busca de la Undécima Copa de Europa.
Será el séptimo Clásico de la temporada, con claro balance azulgrana (1-5). El Madrid se apuntó el primero, el de la Supercopa de Tenerife, remontando 19 puntos e imponiéndose por 83-88 el 12 de septiembre.
Desde entonces, el Barcelona ha reinado tanto en Liga como en Euroliga y en la final de la Copa del Rey, en Madrid, en la capital Condal y en Granada, casi siempre por encima de los diez puntos de diferencia.
El 10 de diciembre el Barcelona ganó en el Palau por 93-80 en la Euroliga. El 23 de enero repitió victoria, ahora en Liga y en Madrid por 75-85. El 11 de febrero en Madrid, de nuevo en Euroliga, el Barça ganó por 68-86.
En la final de la Copa del Rey de Granada, el Barcelona se proclamó campeón por 59-64 el 20 de febrero. El último enfrentamiento entre ambos fue el pasado 10 de abril en liga y en Barcelona, con idéntico vencedor, los azulgranas, por 108-97.
Parece, pues, claro que son la particular kriptonita de un Real Madrid que no ha encontrado la manera de vencer a un Barcelona más armado desde el perímetro.
Estos antecedentes no favorecen en nada a un Real Madrid que comenzó muy bien la temporada, que bajó su rendimiento con el inicio del año y que entró en depresión tras la final de la Copa del Rey.
Ahora parece que recuperado tras ocho victorias consecutivas en España y en Europa, incluidas las tres del playoff ante el Maccabi, el Real Madrid cuenta con algunos aspectos que le pueden ayudar ante este gran reto.
Belgrado, la Ciudad Blanca, acogerá el choque en el Stark Arena, el mismo escenario donde el Real Madrid se proclamó campeón de Europa por última vez en 2018, consiguiendo la Décima con Luka Doncic brillando antes de su marcha a la NBA.
El monumento más importante de la capital serbia es Beogradska Tvrdaba, una imponente fortaleza en la confluencia de los ríos Danubio y Sava; y el Madrid parece haberse hecho más fuerte desde que Thomas Heurtel y Trey Thompkins no cuentan para Pablo Laso tras su salida nocturna en Atenas antes del partido ante el Panathinaikos la noche del 30 al 31 de marzo.
Laso y su cuerpo técnico ya ensayaron contra el Barcelona una defensa con cambios en los bloqueos sin importar posiciones y la han seguido perfeccionando para añadirla a su arsenal atrás. Pero el gran problema madridista parece llegar desde el perímetro, en donde no han conseguido tener una anotación fiable y continua.
El Barcelona, por su parte, parece haber encontrado el antídoto a la superioridad del Real Madrid bajo los aros, con Walter Tavares y Vincent Poirier.
Pero es una nueva competición, una nueva oportunidad, un nuevo desafío. Los jugadores están especialmente concienciados y quieren revertir la situación. Belgrado y la final a Cuatro de la Euroliga parece un buen sitio para intentarlo.