Los confinamientos por coronavirus empañan el crecimiento económico de China


Apenas unas docenas de jóvenes pululaban la noche del sábado por los alrededores del lago Houhai, que con sus karaokes para todos los gustos es habitualmente una de las áreas de entretenimiento más abarrotadas de Pekín. A un par de kilómetros, los restaurantes de cangrejos de río picantes de la apodada calle de los Fantasmas, otro popular punto de encuentro, funcionaban solo a medio gas, algo insólito en un fin de semana de puente en China.

El miedo a la nueva ola de covid es patente en toda China. Casi 200 millones de personas permanecen bajo algún tipo de confinamiento, entre ellas los 26 millones de habitantes de Shanghái —la capital financiera— en aislamiento absoluto. El país encadenaba el pasado viernes más de 24.000 casos diarios de covid, una cifra insignificante con respecto a lo vivido en otras naciones o su población total, pero que en la segunda economía del mundo es la mayor desde que comenzó la pandemia. Y los indicios cada vez son mayores de que las estrictas medidas para controlar la nueva ola están creando un impacto negativo en la economía de la segunda potencia mundial, que acumula el 18% del PIB del mundo.

“El mundo retoma la normalidad (en torno a la covid) y China empieza la crisis, posiblemente con un retraso de dos años con respecto a lo que padecieron otros países”, opina Joerg Wüttke, presidente de la Cámara de Comercio Europea en el gigante asiático. A lo largo de marzo, la variante ómicron ha obligado a imponer confinamientos en ciudades clave para la economía nacional como Shenzhen -la capital tecnológica-, Dongguan -un núcleo manufacturero-, Changchun, Jilin o Tangshan, centro de producción de acero, además de la propia Shanghái.

El país es el último entre las grandes economías en mantener una rígida estrategia de “covid cero dinámico”, que incluye entre sus medidas un cierre de fronteras casi absoluto, pruebas masivas de coronavirus y cuarentenas centralizadas para los casos positivos y sus contactos. Y la Cámara de Comercio Europea advierte que esas medidas hacen que las operaciones diarias de sus empresas sean “impredecibles y no planificadas”. Una encuesta de la Cámara estadounidense encontraba la semana pasada que el 54% de los que contestaron han recortado sus proyecciones de ingresos para este año debido a la ola de covid. Más del 80% entre los manufactureros declararon haber reducido o hecho más lenta la producción y haber sufrido problemas en sus cadenas de suministro.

Los empresarios extranjeros no son los únicos en expresar su preocupación por el impacto de la nueva ola. En su reunión semanal, el Consejo de Estado -el Gobierno chino, que se ha fijado un objetivo de crecimiento para este año en torno al 5,5%- declaraba este miércoles que “los recientes brotes de covid han aumentado las dificultades para las entidades del mercado, y crecen las presiones negativas sobre la economía”.

Los confinamientos han afectado al funcionamiento de las fábricas, que ante la amenaza de tener que detener sus trabajos si se encuentran positivos en sus instalaciones, han adoptado en muchos casos el “modo burbuja”, en el que trabajadores voluntarios se quedan durante días, o semanas, sin abandonar las plantas. Las medidas también afectan a los sistemas de distribución y logística: los camiones se ven impedidos de acceder a las localidades en aislamiento, y deben someterse a estrictos controles para llegar a las que no lo están. Una sola persona infectada puede afectar a toda la fuerza laboral de una fábrica. Un caso en un puerto puede obligar a detener las operaciones para desinfectar la zona.

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La confianza de los consumidores también parece haberse visto afectada: los desplazamientos por turismo durante el puente de esta semana solo llegaron a los 75 millones, casi un tercio menos que el año pasado. Caen los ingresos por taquilla. La venta de automóviles ha retrocedido con respecto a 2021. Y se desploma la venta de vivienda, un sector que sigue arrastrando problemas desde la crisis de la segunda mitad del año pasado: las transacciones en las treinta principales ciudades del país se situaron desde febrero en el mismo nivel que las de 2020, en plena pandemia.

Caída sin precedentes del sector servicios

La señal más reciente de una economía más lenta llegaba este miércoles. El índice gerente de compras (PMI) para el sector servicios que publica la revista Caixin indicaba la mayor contracción de la actividad desde 2020, en plena primera ola de la pandemia, al caer de los 50,2 puntos de febrero a 42 en marzo (en este índice, los registros por debajo de 50 indican una contracción de la actividad económica). Un batacazo “sin precedentes”, apunta Wüttke. El índice PMI general también retrocedía de los 50,1 puntos de febrero a 43,9 en marzo. El sector manufacturero quedaba relativamente mejor parado: su descenso era de 2,3 unidades, para pasar de 50,4 a 48,1.

El banco ING calcula que si las medidas de confinamiento se prolongan durante abril, Shanghái podría perder un 6% de su PIB. Ello representa un retroceso del 2% del PIB para toda China. La entidad financiera ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para el país en el segundo trimestre del año, del 5 al 4%, y para todo 2022 del 4,8% al 4,6%.

Por su parte, el banco de inversión francés Natixis calculaba una reducción hasta un 1,8% del PIB. “Lograr el objetivo del 5,5% encara crecientes dificultades, ya que el PIB de China sufrirá mayores presiones que las anticipadas para el primer trimestre y en los siguientes trimestres probablemente surjan más incertidumbres”, apuntaba una nota al comienzo del confinamiento en Shanghái. “Por si esto no fuera suficiente, el clima externo se ha deteriorado, algo que probablemente no estaba completamente considerado cuando se calculaba el objetivo anual”.

Paquete de ayudas

A la espera de que el día 18 se publiquen las cifras sobre el crecimiento en el primer trimestre, el miércoles, el Consejo de Estado ya aprobó una serie de medidas para prestar apoyo a las pymes más perjudicadas por las medidas contra la covid, desde la suspensión de los pagos obligatorios a la Seguridad Social para las compañías en sectores como la restauración, el turismo o las ventas al por menor, a un aumento del apoyo financiero para las compañías que mantengan su plantilla.

Pero, según la consultora Trivium, esas medidas “no van a ser suficientes para encarrilar de nuevo la economía. Si las autoridades quieren alcanzar su ambicioso objetivo de un 5,5% de crecimiento, puede que tengan que abrir las puertas a los estímulos”.

Algo en lo que coinciden los analistas de ING, que calculan que Pekín aprobará estímulos y otras ayudas en torno “al 1 o el 1,5% del PIB”. “Medidas por parte del Gobierno central como recortes en los impuestos a las exportaciones son urgentes”, apuntan estos expertos, que también predicen recortes de los tipos de interés “quizá incluso este mes mismo”.

Y para recuperar la confianza de los consumidores -y que regresen a los karaokes de Houhai y los restaurantes de la calle de los Fantasmas- Wüttke recomienda poner un mayor énfasis en las vacunaciones, especialmente entre los mayores de 70 años, donde apenas la mitad cuenta con la pauta completa, y en la educación sobre la enfermedad. “En China se sigue pensando que la covid es como la peste —apunta—. Creo que hace falta que las autoridades chinas se centren un poco más en la educación, para quitar el miedo y que la gente esté más cómoda viviendo bajo este tipo de incertidumbre”.

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