La primera vez que vio su vida convertida en película lo hizo tras una cortina de lágrimas. Fue en Madrid, en septiembre de 2019. Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) estaba conmocionado ante ese primer montaje que había hecho Fernando Trueba (Madrid, 1955) de su libro El olvido que seremos bajo el mismo título. El resultado también convenció al Festival de Cannes que incluyó la película en su selección oficial 2020, sin palmarés por la cancelación ante la covid-19, y puede competir en otros festivales como el de San Sebastián, pandemia mediante. De Abad Faciolince había sido la propuesta de que el director español adaptara la obra en la cual, a partir del asesinato de su padre a manos de unos sicarios, el 25 de agosto de 1987 en Medellín, vivifica su relación con él y la vida familiar. Una historia que había tardado casi 20 años en escribir y que para llevar al cine había necesitado solo dos.
Ni a Abad Faciolince se le había ocurrido llevar aquella historia tan íntima al cine, ni a Trueba le había parecido sensato adaptarla cuando se lo propusieron: “No… No se puede hacer una película de un libro como este”.
Daniel Mordzinski
El director español lo había leído años atrás conmovido, y regalado varias veces. “Sabía que era imposible llevar al cine aquel mundo, aquellas emociones. Además, tenía miedo de adaptar un gran libro”, confiesa ante Abad Faciolince a solas en un salón del antiguo convento de las clarisas de Cartagena de Indias, convertido en hotel y cuartel del Hay Festival.
Pero hay noes que se convierten en síes felices después de derrotar al miedo. La película no solo ha gustado a la familia Abad, sino que de ella ha nacido una amistad entre el escritor y el director. Se consolidó a comienzos de año cuando Héctor Abad volvió a ver la película ya con su madre, sus hermanas, sus hijos y toda la familia en Medellín. Fernando Trueba no quiso estar. Cercado por los nervios, decidió dar una vuelta por la ciudad con la fortuna de que se encontró con el cineasta Víctor Gaviria a quien admira. La charla atenuó el nerviosismo. Y le ha podido traer suerte porque las dos únicas películas colombianas que han ido a competición a Cannes son de Gaviria, y ahora esta tercera, pero dirigida por Trueba.
Todo empezó cuando el 30 de enero de 2017 el escritor colombiano envió un e-mail:
“Querido Fernando. Te escribo una vez más, y años después, para explorar la posibilidad de que hagamos un proyecto cinematográfico. Un íntimo amigo mío, Gonzalo Córdoba, es el presidente de Caracol Televisión, que ha apoyado algunos proyectos de largometrajes (…). He tenido por Twitter algunos intercambios con uno de tus grandes actores, Javier Cámara, que en su calvicie y edad me gustaría mucho para protagonista de mi padre al final de su vida…”. Desde que Córdoba le planteó la idea, el escritor pensó en Trueba, “era el indicado”. “La primera película que vi suya fue Belle époque, en 1993, de una melancolía alegre. Pero el recuerdo más reciente era el de Chico y Rita, llena de música, alegría, colores”, dice.
La primera vez que Trueba supo de Héctor Abad fue en 2010 por un artículo de Mario Vargas Llosa sobre El olvido que seremos. Luego coincidieron en el Hay Festival de Zacatecas y Trueba le dijo que le había gustado el libro.
Cuando el director aceptó, le propuso a Abad que el guion lo escribieran juntos. “Pero Héctor me dijo: ‘No, por dos razones. Una, porque no soy guionista y no sé nada de cine, y dos, porque ya escribí el libro que fue para mí muy doloroso y no quiero reabrir otra vez la herida”. Decidió proponérselo a su única persona de verdadera confianza: “Mi hermano David, que siempre está muy ocupado, pero tuvimos suerte y lo hizo”.
Cuando Héctor Abad recibió el guion por e-mail temía que no le gustara el trabajo de alguien a quien ya apreciaba. “En mi memoria pasaron varias semanas, o meses, antes de leerlo”. Pero la verdad, aclara Trueba, “es que fueron como dos semanas”. Y fue un gran acierto, coinciden, que David Trueba hiciera el guion.
El escritor la califica de “joya artística”. Un año después del rodaje ha empezado su reconocimiento a lo grande con el Festival de Cannes. La noticia lo sorprendió en Medellín: “Sería una felicidad que una película sobre un médico especialista en salud pública y profesor de epidemiología se estrene en el año de la pandemia. Rinde homenaje a los médicos que salvan vidas y enseña a los niños a lavarse las manos, un gesto imprescindible hoy con la covid-19”.
Más que festivales lo que a Fernando Trueba le divierte es rodar, pero hace todo para ayudar a la película. “Lo que más ilusión me hace es que se estrene en Colombia por lo que significa allí”, confiesa. El estreno está previsto para septiembre en Colombia, todo antes de la pandemia, y de las últimas noticias de festivales.
Ya no hay miedos en Abad y Trueba. Los dos están entusiasmados, y aún les queda por descubrir muchas obras él uno del otro.
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