Dos errores de bulto marcaron la jornada dominical en clave Athletic. El primero durante la sesión matinal-vespertina del Euskalduna. El segundo en la vespertina-nocturna de San Mamés. El club rojiblanco no salió bien retratado en ninguno de ambos.
La pifia de la Asamblea de Socios Compromisarios, en forma de errónea interpretación del artículo 33 de los estatutos de la entidad de Ibaigane, fue subsanada sobre la marcha. La de Yeray primero y Unai Simón después frente al Valladolid, no. El presupuesto de esta temporada fue aprobado por un exiguo margen de ocho votos y el trámite liguero se saldó con un punto que, visto lo visto, supo a poco.
Zanjar ahí el tema sería reducir el análisis a una mera cuestión anecdótica. Lo esencial, lo realmente importante tanto del Euskalduna como de San Mamés, trasciende más allá de un momento o una pifia determinada. Cierto es que a un club como el Athletic se le presupone un mayor rigor a la hora de tener atadas ciertas cuestiones relacionadas con su reglamento interno y a un portero de Primera, por muy joven que sea, unas manos menos blandas a la hora de blocar el balón. Errar, en cualquier caso, es humano.
Tanto la propuesta de Elizegi como la de Garitano suscitan división de opiniones en la afición rojiblanca. También en el entorno. Nada nuevo sobre el horizonte rojiblanco. Nunca llueve a gusto de todos.
“Cuando no hay talento, a meter horas”, sostuvo ayer mismo el presidente
El presidente del Athletic, que ayer habló en Lezama sobre lo sucedido el domingo tanto en la Asamblea como en San Mamés, vino a decir que “cuando no hay talento, a meter horas”. Da la sensación de que el propio Garitano suscribiría esta frase de Elizegi. Cuesta resignarse a pensar, pese a todo, que ni en Ibaigane ni en Lezama haya ‘talento’. No parece que ese sea el problema, si es que se puede hablar de problema, de fondo.
El míster, dicho sea de paso, suele ser más pragmático en su discurso que el presidente. Al deriotarra, exfutbolista metido a entrenador, le gusta bajar el balón al suelo cuando le toca comparecer en público. El santutxutarra, en cambio, divaga y divaga sin llegar a concretar de forma clara y concisa su discurso.
Ambos, eso sí, defienden a muerte la propuesta del Athletic, de su Athletic, y de lo que se trata es de dejarles trabajar para que puedan llevar a cabo sus respectivos cometidos. Esta última jornada dominical ha servido para ser conscientes de la repercusión que tiene cualquier error en la entidad de Ibaigane. Dentro y fuera del campo.
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