Los españoles están preparados para Tanxugueiras ¿y España?

Los expertos, gente especializada en encargarse de algo que siente que su misión es la misión de un pueblo, han decepcionado otra vez al pueblo. Por lo de siempre, básicamente: una mezcla de falta de coraje y de entendederas. También de conservadurismo, ideología equivocada en España porque hay quien cree que consiste en conservarlo todo y no lo mejor, como defiende José Luis Garci.

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La España Chanel, aun siendo una España que brilla, es la España que no quiere equivocarse en nada a costa de equivocarse en todo; la España Chanel es la España de los expertos, una aristocracia hecha a medida para una semana en la que seleccionar algo que les reconozca como especialistas de algo que se nos escapa al resto; lo de siempre en la música y en la vida. “No lo entendéis”.

Hace unos días apareció una lona enorme en la calle Alcalá de Madrid con una foto de Tanxugueiras y un mensaje en broma: “Tanchungueiras”. Hasta para los nombres más difíciles de pronunciar “non hai fronteiras”. Tener una lona ocupando un edificio en Madrid debe de ser el éxito. Tanto que el mensaje se puede ocupar de lo accesorio: cómo se pronuncia el grupo a promocionar. ¿Qué pasa fuera de Galicia con las ‘x’? ¿Por qué nadie pregunta cómo se dice ‘sexo’? ¿No es la ‘x’ una letra del alfabeto español, la inventamos nosotros en un oscuro ritual en un hórreo con máscaras? ¿Por qué les ponen una ‘n’ a Tanxugueiras? ¿Se lo pide el cuerpo como le pedía a Dalí la ‘h’ en las palabras en las que necesitaba un descanso?

Al final lo que acaba pasando es que de esa incomprensión cómica acaba resultando la incomprensión crónica de su música. Es difícil creer que, puntuando su actuación bajo el cartelón de “jurado profesional”, alguien ahí dentro supiese cómo se pronunciaba Tanxugueiras. Como para saber lo que decían. Lo divertido es que da igual. Toda la fuerza que expresan en el escenario es tan intimidante que no es extraño que haya quien prefiera no saber lo que dicen. En Instagram, la asturiana LadyRingoRango recurre a la Nobel Elfriede Jelinek para explicar el caso Tanxugueiras entre aquellos a los que les produce sospecha. “La producción artística de una mujer la vuelve monstruosa para los hombres si no sabe hacerse pequeña al mismo tiempo y presentarse como una mercancía. Le tendrán miedo en el mejor de los casos”. ¿Es la diferencia entre Tanxugueiras y las demás? A Bandini (pasemos por alto a los zumbados desubicados que la acusan de terf) le han llegado a acusar de rancia por defender la liberación de las tetas como si fuese 1968 cuando en 2022 Mark Zuckerberg no tolera en sus dominios la presencia turbadora de un pezón. De donde crece la vida y la belleza, como dice Bandini. Y crece la censura moderna, que es la peor censura de todas: la de gente que ha nacido hoy con el cerebro de anteayer.

Lo mejor de Chanel fue el derribo espontáneo de la narrativa de las dos Españas y el perfecto esquema mental que tantos se hacen para poder explicar el mundo sin meterse en jaleos. No solo ya como si Rigoberta Bandini y Tanxugueiras fuesen incompatibles, sino por la ausencia deliberada de la tercera o la cuarta que al final, por la razón que sea, emerge para desubicarlo todo y ponerse a reescribir la historia según los prejuicios o a pesar de ellos. Que al menos nos quede el consuelo de que esta polarización se produzca entre fanáticos de gente con talento.

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