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“Emilio, ¿quieres contraer matrimonio con Carlos?”. Fue una tarde de julio de 2005 cuando en España, en el salón de plenos del madrileño Ayuntamiento de Tres Cantos, se escuchaba una frase que por vez primera incluía el nombre de dos personas del mismo sexo. Los dos “sí quiero” pronunciados con voz masculina, la de Carlos Baturín y la de Emilio Menéndez, y sin ramos de novia a los que aferrarse hicieron historia. En 2020 son ya una treintena de países en el mundo los que han legalizado este tipo de uniones, tras el cambio de legislación de Costa Rica del pasado 26 de mayo, lo que significa que quedan cientos de naciones por hacerlo. En aquel 2005, aprobar una ley de matrimonio igualitario era todavía más improbable.
Los primeros días después de esa primera boda no fueron todo alegría, recuerda Carlos Baturín. “Fueron bastante inquietos. Nos enteramos muy poco antes de casarnos que íbamos a ser los primeros. La segunda boda, entre dos chicas en Barcelona, no ocurrió hasta 11 días después de la nuestra. Es ese tiempo, éramos los únicos en toda España casados y yo temía que pudieran declararlo nulo. Llegué a pensar que íbamos a ser lo únicos en atrevernos”. Su marido, Emilio Menéndez, explica el gran cambio que supuso contraer matrimonio tras 30 años de una relación a menudo clandestina. “Años antes, si veíamos que una persona nos miraba de forma insistente en un café, nos levantábamos y nos íbamos. Era una sensación constante de opresión”, cuenta ahora ante la cámara de Nadia Martín.

Primera boda entre dos personas del mismo sexo, días después de la aprobación de la ley que permite estas uniones. Emilio Menéndez (i) y Carlos Baturín reciben una lluvia de arroz, tras la ceremonia oficiada por el portavoz de IU en el Ayuntamiento de Tres Cantos, José Luis Martínez Cestau / RICARDO GUTIÉRREZ

La periodista ha recopilado testimonios de algunos de los protagonistas de un hecho histórico para España y para el mundo. Con sus palabras conmemora el 15 aniversario del matrimonio igualitario, aprobado el 30 de junio de ese año. La grabación forma parte del programa virtual que el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) ha organizado para esta particular edición del Orgullo LGTBI+, afectada por las medidas sanitarias que marca la recién estrenada nueva normalidad. A partir de este lunes, el mediometraje de 35 minutos de duración podrá verse de forma gratuita en el canal de YouTube de la asociación.
Los recuerdos de Carlos y Emilio, y también de la actual directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, y de la abogada y activista Desirée Chacón, entre otros, reconstruyen un relato que busca “recuperar una parte de la memoria de nuestro país, aunque sea reciente”, explica la periodista y documentalista Nadia Martín por teléfono. Una conjunción de factores y mucho esfuerzo común obraron el mal llamado “milagro” de convertir a España en un país pionero en derechos sociales; el tercero en el mundo en aprobar esta ley, tras Países Bajos y Bélgica y pocos días antes de que lo hiciera Canadá.

Carlos y Emilio recuerdan ahora sus 45 años de pareja / COGAM

Uno de esos factores que ayudaron a conseguirlo fue la audacia de un grupo de activistas, como la propia Beatriz Gimeno y el fallecido Pedro Zerolo, que dio el salto a la política tras el triunfo electoral del socialista José Luis Rodríguez Zapatero en 2000. Juntos supieron sumar al apoyo de la sociedad española el de las instituciones legales y políticas. Tras las manifestaciones que se repetían en las calles desde finales de los 90 llegaron los argumentos jurídicos. Zerolo llevaba años recopilando decenas de folios, con impresiones del BOE, códigos y más de 60 leyes por revisar. Lograron así una reforma en el código civil que fue más allá de sus intenciones iniciales: alcanzaron algo más que una regulación de parejas de hecho con el que había comenzado el diálogo en torno a los derechos de las parejas homosexuales en España. Que la comunidad LGTBI+ accediera al matrimonio era el primer paso para que “la igualdad legal, necesaria en momentos puntuales, se convirtiera también en igualdad real, en el día a día”, apunta Nadia Martín.
Además de recordar la gesta en una España en la que no había presencia parlamentaria de partidos de extrema derecha, los entrevistados se paran a reflexionar qué objetivos quedan pendientes, 15 años después, en la lucha por la igualdad del colectivo. Los derechos y la visibilidad de la comunidad trans, la defensa de la infancia LGTBI+ a través de la educación y la lucha contra los delitos de odio son algunos de ellos. “La Organización Mundial de la salud retiró la transexualidad de su lista de enfermedades mentales en 2018. Pero ese gesto no se ha traducido todavía en leyes que aboguen por la igualdad de las personas trans. En España, siguen obligadas a pasar por procesos patologizantes, por psiquiatras que diagnostiquen disforia de género, porque la Ley de identidad sexual ha quedado obsoleta”, lamenta la periodista y colaboradora de COGAM. “Y no olvidemos que, antes de que llegara la pandemia, el pin parental de Vox era un asunto que estaba en boca de todos”.


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