Lo voy a contar. Porque ahora llama aún más la atención lo que viví hace unos meses en el hospitality de Alpine. Alonso, Piastri, Szafnauer y Laurent Rossi, los protagonistas de esta historia.
Era el GP de España de F1. Empezaba a haber rumores sobre el futuro de Alonso. Él insistía que no negociaría hasta el verano. Algunos periodistas de la prensa española fuimos invitados a una mesa redonda, primero con Esteban Ocon y luego con Otmar Szafnauer, jefe del equipo. Ocon hablaba maravillas de Alonso. Otmar, también pero no daba una explicación concreta del futuro del español.
Ante tal situación, pregunté: “Si dice que necesitan el fuego y el hambre de Fernando Alonso y su mentalidad ganadora, ¿Por qué no le presentáis ahora mismo un contrato de renovación?”.
“Es solo porque el timing de todos los equipos en la F1 por tradición hace que estas cosas se hagan un poco más tarde. Creo que ahora tenemos que estar centrados en llevar a Fernando Alonso a lograr los puntos que merece. Estamos centrados en eso y todo llegará a su debido tiempo”.
Seguía sin cuadrarme la historia. ¿Para qué esperar si tienes algo tan claro?. “¿Quién debe convencer a quién?”, pregunté.
“Es un asunto en el que se tienen que poner de acuerdo dos partes; y que generalmente se trata más adelante en la temporada. No sólo nosotros, sino todas las escuderías tratan estos asuntos más adelante”, me decía. Seguían dando largas.
Estaba claro que Alpine pensaba en un joven formado en su academia, en el que había invertido mucho dinero: Oscar Piastri, de 21 años, que ya estaba aguantando este año sin pilotar pero amenazaba con marcharse si no llegaba su oportunidad.
Si encontraban una cesión para Piastri para que se fogueara en la F1, Alonso seguiría en Alpine. Si no lo lograban, daba la sensación de que el puesto sería para Piastri. El hecho de dudar entre un bicampeón con tanta experiencia y al máximo nivel y un piloto que aún no ha debutado en la F1 parecía tremendamente raro. Extrañísimo. Un insulto a un piloto como Alonso.
Pero lo mejor llegó después. A cinco periodistas españoles nos invitaron a quedarnos a comer en el hospitality, un gesto de cordialidad porque era el GP de casa, en Barcelona.
La sorpresa llegó cuando presidió la mesa alguien especial: Oscar Piastri. El chaval se sentó con nosotros para que lo conociéramos mejor. Se fue abriendo poco a poco a medida que le sacábamos temas. Era inevitable que de alguna manera tocáramos su situación. Nos dejaba claro que él subiría a la F1 sí o sí en 2023. Que no estaría otro año así, en el hospitality, sin pilotar.
El chico que podía quitarle el asiento a Alonso, comiendo con la prensa española. Él sabía que nosotros queríamos que siguiera Alonso, y lo entendía, aunque eso fuese en su contra. Y no se escondía ante tal situación. Surrealista.
La guinda llegó el sábado por la tarde. Tras la qualy subí al primer piso del hospitality de Alpine. Allí me esperaba en su despacho el jefe, el CEO Laurent Rossi. Me dijo muchas cosas:
– Que la situación de guerra y crisis de microchips no afectaban su plan de F1 y que su presupuesto estaba aprobado.
– Que Alonso había sido clave para aumentar las ventas de coches de calle y crucial para el crecimiento del equipo.
¿Y entonces? Le pregunté si la cosa era difícil porque tenían que elegir entre Piastri y Alonso.
“Sí, pero es una situación que a muchos equipos les gustaría tener, para ser honestos. Pero todavía tengo mucho tiempo para solventarla, porque todo el mundo sabe que los contratos se hacen en septiembre porque siempre hay ese patrón cíclico a mitad de año. Obviamente, hablamos con los dos pilotos, estamos analizando las opciones, para ver si continuamos con uno, continuamos con el otro, o a ver si colocamos a uno en otro equipo y miramos las demás opciones”. Veía normal dudar entre un piloto joven y alguien como Alonso. Surrealista.
Y le pregunté: “¿Tienen algún plan para convencer a Alonso? ¿O es Alonso el que les tiene que convencer?”
“Creo que es un camino de dos direcciones, nos tenemos que convencer los unos a los otros (risas). Es un excelente piloto, obviamente, y nosotros, cuando tengamos que discutir sobre su contrato, intentaremos convencerle a él. El camino es de dos direcciones”.
No. Alonso no tiene que convencer a nadie. Menos con el nivel que está exhibiendo. Tampoco se le puede poner en duda ni dudar si renovarlo o subir a tu piloto reserva.
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A eso se le suma que el equipo no levantó la voz para parar las luchas con Ocon ni le dio el brazalete de capitán a Alonso públicamente. Y que no le ofrecía un contrato multianual a Fernando por su edad. “Le ofrecimos un contrato de un año más otro. Y negociamos con Fernando diciéndole: ‘Mira, si el año que viene a estas alturas estás rindiendo al mismo nivel, por supuesto, te renovaremos’, y podría haber ido más allá”, dijo Otmar a la prensa tras al anuncio del fichaje por Aston Martin.
A un piloto de la talla de Alonso no le puedes ir probando año a año a ver si aún sigue al nivel. Un feo más, justo después de que Ocon volviera a defenderse agresivamente ante Fernando sin que el equipo le parase los pies. Alonso dijo que para alcanzar un acuerdo hacían falta “10 minutos”. En 11 ya sabes si “una de las partes” no está por la labor. En Alpine no quisieron ofrecerle el contrato que merecía por todo lo que sigue demostrando en pista y en la fábrica. En Aston Martin, sí. Ahora habrá que ver si el equipo verde puede mejorar con Alonso tirando del carro.
Y encima Alpine también se ha quedado sin Piastri, que afeó públicamente al equipo que anunciase su llegada en 2023 sin consultarle. El australiano, además, afirmó que no pilotaría seguro el Alpine. Lo dicho, surrealista.