Si no metes, no ganas. A veces el baloncesto es así de simple. Philadelphia 76ers ganó con facilidad anoche en su feudo ante unos Atlanta Hawks que fueron incapaces de anotar con facilidad en toda la noche. 127 a 83 fue el marcador final de un partido absolutamente desigual.
Los Hawks encestaron tan solo 27 de sus 81 tiros de campo, por 48 de 89 de su rival. Philadelphia, que logró un gran porcentaje de acierto, se aprovechó de la mala puntería de su rival para asestar un golpe y recuperar la moral perdida en los últimos días.
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Seth Curry fue el máximo anotador de los Sixers con 20 puntos en 26 minutos. Doc Rivers, que tiró de una larguísima rotación dada la paliza de su equipo, aprovechó para probar cosas de cara a futuros enfrentamientos.
Joel Embiid tuvo una noche de poco trabajo y, al igual que Tobias Harris, terminó con 17 tantos en apenas 25 minutos disputados. Furkan Korkmaz y Shake Milton fueron los ejecutores de la segunda unidad, aportando cada uno 12 tantos desde el banquillo.
En Atlanta no funcionó nadie, salvo John Collins. Los Hawks están sufriendo sin su base estrella, Trae Young, y anoche fue la mejor muestra de ello. Collins terminó con 21 puntos y fue la única luz dentro de un mar de sombras en su equipo.
Goodwin o Hill terminaron la noche con diferenciales dantescos, cercanos al -40, y la sensación de que el partido ante Philly era realmente insalvable. McMillan buscó soluciones en el banquillo pero tampoco encontró suerte.
Atlanta debe aguantar el tirón sin Young para evitar descolgarse y verse obligada a jugar el torneo play-in. Su gran año podría verse lastrado por estas semanas sin Young.
Mientras tanto, los Sixers buscan seguir la estela de Brooklyn Nets, que siguen liderando la Conferencia Este. Con 41 victorias y 21 derrotas, Philadelphia sigue ocupando la segunda posición de la tabla.
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