En un año excepcional, las Finales NBA serán igual de excepcionales. Los Miami Heat se medirán a Los Angeles Lakers en
unas Finales inéditas gracias a un último cuarto colectivo y fulgurante para ganar por 125-113 a unos Boston Celtics que se marchan por la puerta de atrás de la burbuja Disney, una historia con poca fantasía para la franquicia más laureada de la liga.
Las Finales enfrentarán a varios protagonistas con su pasado, principalmente a Pat Riley y a LeBron James. También será la primera vez que dos equipos que no se clasificaron para los playoffs el curso pasado se juegan el título la siguiente temporada. Para Miami serán
las primeras Finales NBA desde 2014, cuando el reinado de su ahora enemigo en South Beach terminó con dos títulos y una sonada derrota contra los San Antonio Spurs.
Para Boston la decepción es notable, y comprensible: se trata de la tercera vez que se quedan a las puertas del escenario definitivo de la liga en siete años del proyecto Brad Stevens, un nuevo golpe para su núcleo joven y brillante formado por Jayson Tatum y Jaylen Brown, ambos incapaces de trenzar jugadas meditadas y ventajosas para su equipo en los últimos minutos de la temporada de los Celtics.
El tramo final del encuentro de los de Massachussets marcó la diferencia. Parecieron un cuadro amateur, indecisos y desordenados ante unos Heat que volvieron a demostrar que son quizás el equipo más trabajado como colectivo en estos playoffs y contestar un parcial de 10-2 de Boston, que logró a 11 minutos del final su ventaja máxima de 6 puntos en el encuentro, con un brutal 29-6 de retorno gracias a sus sospechosos habituales.
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Bam Adebayo completó una noche colosal con 32 puntos, 14 rebotes y 5 asistencias; participó en 11 puntos consecutivos anotando o asistiendo en el momento más delicado de la remontada de Miami y terminó con unos números de escándalo la eliminatoria: 21,8 puntos, 11 rebotes, 5,2 tapones, 1 tapón y 1,7 robos por partido. Sin duda, él es muy culpable de todo lo que les está ocurriendo a los Heat por todo lo contrario a lo que él dijo el otro día.
Otro de los responsables de estos Heat es Jimmy Butler, autor de 22 puntos y 8 asistencias y líder sin estridencias de este equipo eminentemente colectivo, plagado de grandes jugadores que no pretenden ir de número uno por la vida. Por ejemplo Tyler Herro, que enchufó 12 de sus 19 puntos en el último período, o Duncan Robinson, que sumó 15 y puso la puntilla con el triple que cerró el excelso parcial de Miami.
Los pupilos de Erik Spoelstra contaron también con la inestimable aportación de Andre Iguodala, que alcanza sus sextas Finales NBA consecutivas tras completar el mejor partido de toda su temporada: 15 puntos, cuatro triples y ni un solo fallo en el tiro. Otra aportación inestimable, más en segundo plano, es la de Udonis Haslem, que por increíble que parezca ha sido miembro de todas las plantillas de Miami que han llegado a la eliminatoria por el título, desde 2006 hasta ahora.
El arrebato de los Heat desnudó a unos Celtics que compitieron de tú a tú durante 38 minutos y se derrumbaron como un castillo de naipes, plagado de ases pero frágil, abusando del tiro exterior sin ton ni son. En el último cuarto, tan solo anotaron un triple de trece intentos. Brown terminó con 26 puntos, 8 rebotes, 4 asistencias y un buen viaje en su tobillo el encuentro, mientras que Tatum finalizó con 24 tantos, 7 rebotes y 11 asistencias un partido que empezó helado una vez más: 0-5 en el cuarto inicial.
Los Heat lideraron casi todo el encuentro, menos en el tramo inicial del último período, un espejismo visto lo visto. Marcus Smart, que empezó a todo trapo y terminó con un diente menos tras recibir un golpetazo, finalizó con 20 puntos, los mismo que anotó Kemba Walker. Numéricamente, los Celtics hicieron un gran partido, pero la fortaleza mental y el orden colectivo brilló por su ausencia y les condenó a otro año de Finales por televisión y con palomitas.
“Son el mejor equipo del Este”, elogió Stevens al rival tras finalizar el encuentro. Quizás sí, aunque la sensación es que Boston podría haber llegado más lejos si algunas decisiones de banquillo hubieran sido distintas. Sin Kyrie Irving, el cáncer que les lastró el año pasado, tampoco ha sonado la flauta.
Sin duda, Miami ha sido el mejor equipo de esta burbuja y estos playoffs (12-3) desde la quinta plaza de la temporada regular, la tercera vez desde que se instauró el sistema actual en 1984 que un equipo entre el quinto y el octavo clasificado alcanza unas Finales NBA.
El reto ahora es mayúsculo: ganar a los favoritos Lakers y a un LeBron que tiene puesto entre ceja y ceja el anillo más singular de la historia de la NBA. “No hemos llegado hasta aquí para celebrar tan solo esto”, avisó Spoelstra. Los Heat, como mínimo, presentaran batalla gracias a su tesón y cultura competitiva.
Las Finales arrancan la madrugada de miércoles 30 a jueves 1 de octubre a las 01:30 horas en horario peninsular.
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