No lo pudieron conseguir contra los Wolves en casa pero sí lo confirmaron en su primera visita a Portland, donde los Trail Blazers ‘B’ cayeron por un estrepitoso 80-120 en una noche histórica para los Sacramento Kings. Después de 16 años sin pisar los playoffs, el triunfo les clasifica de forma oficial para la postemporada de la NBA después de la sequía más abultada en los 76 años de historia de la competición. Desde 2006, la franquicia californiana no recuerda lo que es jugar en una ronda de eliminatorias por el título, que no ganan desde los tiempos en que eran los Rochester Royals (1946, 1951).
“Supongo que es un alivio. La gente ya no puede seguir diciéndolo. Se acabó y punto”, analizó De’Aaron Fox, uno de los referentes de una plantilla que será recordada. “Queremos hacer cosas más grandes, pero 16 años son mucho tiempo y se siente genial poder quitárnoslo de encima”. Su compañero Malik Monk, expresó también la ambición de la plantilla: “Sabemos nuestros objetivos. No se trata de alcanzar los playoffs, sino de hacer ruido una vez allí”.
El insultante rapapolvo del tercer equipo en la tabla del Oeste alcanzó cotas insufribles en la segunda mitad, cuando llegaron a ganar por 40 puntos y fueron capaces de mantener esa abultada ventaja hasta el final. Convenientemente, la derrota eliminó de forma oficial a los Blazers, que vuelven a tirar por la borda otro gran año de Damian Lillard, su fiel estrella. Sin esconder ni siquiera sus intenciones, volvieron a jugar sin cuatro de sus titulares habituales y se quedaron con siete jugadores disponibles tras una rotura de dedo de Keon Johnson durante el calentamiento.
Fox comandó con 18 puntos y 6 asistencias la cómoda victoria visitante y estuvo acompañado por Kevin Huerter, autor de 17 tantos. Monk, con 19 tantos partiendo desde el banquillo, lideró la segunda unidad. El novato Keegan Murray, con su triple número 188 del curso en el tercer cuarto, marcó un nuevo récord en la NBA, superando a Donovan Mitchell como el jugador que más triples ha anotado en su temporada de debut.
Mike Brown, arquitecto del milagro, pudo meter a toda su plantilla sobre la pista para celebrar. Jugaron los 15 y el preparador se mostró ambicioso al hablar del reto futuro en los playoffs. “Cada experiencia que hemos pasado se puede traducir a los playoffs. Eso sí, será a otro nivel. Y con cada ronda que avancemos, todavía subirá un poco más la intensidad“, pronosticó. La ambición no se esconde en sus palabras.
“Nuestro objetivo no era tan solo llegar. Es el mismo que los demás. Vamos a intentar ganar un campeonato, como todo el mundo. Hemos intentado transmitir y creer en esta idea desde el primer día, y los chicos se lo creen y han comprado la filosofía”, añadía.
Shaedon Sharpe, con 30 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias, fue el único aliciente visual para la afición local, que a pesar de la crónica de una eliminación anunciada fueron en masa al pabellón, donde se escucharon más los gritos de los cuatro aficionados de los Kings (“¡Light the Beam!”). Se merecen algo mucho mejor que este tanking descarado a finales de campaña.