El líder de la oposición laborista, Anthony Albanese, será el próximo primer ministro de Australia, tras imponerse este sábado en las elecciones al hasta ahora titular, Scott Morrison, después de nueve años de mandato conservador. “Creo que la gente quiere unirse, buscar el interés común, dirigir la mirada a ese sentimiento de un propósito común. Ya hemos tenido bastante de divisiones, lo que la gente quiere es la unidad del país y estoy dispuesto a liderar ese camino”, ha indicado el jefe de Gobierno electo, hijo de madre soltera y criado en viviendas sociales, que será el primer líder de origen italiano en la nación oceánica.
Se espera que el nuevo primer ministro jure su cargo de inmediato y viaje acto seguido a Japón para participar el martes junto con los jefes de Gobierno de India, Narendra Modi, y Japón, Fumio Kishida, y con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la cumbre del Quad, la alianza informal entre Tokio, Nueva Delhi, Canberra y Washington para contrarrestar el auge de China en la región del Indo-Pacífico.
Morrison ha admitido su derrota y, tras llamar por teléfono a su rival para felicitarle, ha anunciado su dimisión al frente del Partido Liberal. Con el 55% de los votos ya escrutados, los laboristas cuentan con 72 escaños de los 76 necesarios para hacerse con la mayoría absoluta en la Cámara baja, de 151 asientos. Cerca de la mitad de los 17 millones de australianos llamados a las urnas optó por el voto por correo o anticipado, y se calcula que el recuento de esos sufragios puede prolongarse semanas.
Incendios y cambio climático
La coalición conservadora liberal-nacional se anota 52, en lo que parece un voto de castigo en las ciudades y en las regiones occidentales, muy afectadas en los últimos años por algunos de los peores incendios e inundaciones en la historia del país.
Por el contrario, partidos a favor de medidas para combatir el cambio climático ―una posición radicalmente opuesta a la de un Morrison favorable a la explotación del carbón― han obtenido buenos resultados (al menos diez escaños), en lo que parece haber favorecido a los laboristas. Los llamados “independientes verdeazules” (en referencia al color azul símbolo del Partido Liberal, y al verde de sus programas electorales) han arrebatado al menos tres escaños a la coalición de Morrison en circunscripciones tradicionalmente leales al Partido Liberal.
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Durante la campaña electoral, los laboristas de Albanese habían prometido recortar emisiones en un 43% para 2030, mientras que la coalición hasta ahora en el Gobierno se había fijado una meta de una reducción entre el 26% y el 28%. En ambos casos, menos de lo que los científicos consideran necesario y de lo que Los Verdes y los partidos independientes reclamaban.
Además del cambio climático, otro de los grandes asuntos en la campaña electoral fue China. Morrison ha encabezado el mandato en el que peores han sido los vínculos con Pekín desde que los dos Estados establecieron relaciones diplomáticas en 1972. El primer ministro firmó el año pasado la creación de la alianza militar Aukus (Reino Unido, Estados Unidos y Australia) para responder a la creciente influencia del coloso asiático en la región. Sus detractores le acusaban de agitar la amenaza de Pekín para galvanizar a su base conservadora, en un país donde el 5% de la población es de origen chino.
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