Los Lakers, fuera de los ‘play offs’, caen al abismo


Los Ángeles Lakers sellaron esta madrugada la crónica de una muerte anunciada. Lejos de competir por el título, como se espera de un equipo con tan brillante historia —y con LeBron James en sus filas—, la franquicia dirigida por Frank Vogel perdió anoche frente a los Phoenix Suns (110-121), por lo que, sumado a la victoria de San Antonio Spurs frente a Denver Nuggets (116-97), quedó sin opciones matemáticas de disputar el play in, torneo eliminatorio previo a los playoffs de la NBA.

Con un récord de 31 victorias y 48 derrotas, los Lakers consuman así uno de los mayores fracasos que se recuerdan en la historia reciente de la liga. Fuera de la lucha por los playoffs antes de primavera, el equipo angelino centró todos sus esfuerzos en conseguir el billete a las eliminatorias a través del play in, reservado para los equipos que ocupan séptima, octava, novena y décima posición de la conferencia. Tampoco fue posible. Después de una caída sin frenos, en la que solo las noches estelares de LeBron James maquillaban el despropósito, los campeones de 2020 ya están de vacaciones a falta de tres partidos para terminar la fase regular.

Pero la debacle no es fruto de un día. Ni siquiera de un mal mes. La franquicia de púrpura y oro selló su descenso a los infiernos mucho antes, en la preparación de la temporada. Tras la incorporación de Russell Westbrook, MVP de la liga en 2017, Rob Pelinka, jefe de operaciones del conglomerado angelino, decidió reunir en la plantilla a Dwight Howard, Trevor Ariza, Wayne Ellington y Kent Bazemore, jugadores con pasado en el equipo. También se sumaron Carmelo Anthony, Malik Monk, Avery Bradley, Rajon Rondo y DeAndre Jordan.

Todo para intentar repetir el título de hace dos temporadas. De hecho, con semejantes nombres sobre el papel, los Lakers partían como uno de los principales favoritos a hacerse con el anillo al comenzar el curso: segundos, tras los Brooklyn Nets, según las casas de apuestas de Las Vegas. La realidad, sin embargo, ha destrozado todas las expectativas angelinas.

Con una media de edad de 30 años —la más alta de la liga—, los Lakers son una plantilla mal diseñada, descompensada desde el principio y con una falta de química que se ha evidenciado más de lo deseado a lo largo de la temporada. Además, las lesiones no han ayudado. El denominado “Big Three” (trío principal) del equipo, LeBron James, Anthony Davis y Russell Westbrook, solo ha coincidido sobre el parqué en 21 partidos.

Abucheados en su propio feudo en más de una ocasión, los jugadores se han negado a reconocer la catástrofe hasta que las matemáticas no les han dejado otra opción. Anoche, tras la derrota ante los Suns, Russell Westbrook, uno de los más señalados por la afición, reconoció que no estar en las eliminatorias es “decepcionante a muchos niveles”, pero ya “poco se puede hacer al respecto”.

Algo más contundente, James Worthy, ganador de tres anillos con la franquicia angelina, admitía sentirse incrédulo tras el partido de esta madrugada. “Es increíble pensar que este equipo no estará ni siquiera en el play in cuando estaba supuestamente construido para ganar el campeonato”, aseguró el siete veces all star.

Ni siquiera las proezas individuales de LeBron James, que promedia 30,3 puntos por partido a sus 37 años, han servido para que los Lakers consiguieran el billete a las eliminatorias. James, que no jugó anoche frente a los Suns aquejado de un dolor en el tobillo, nunca había registrado una temporada regular con tantas derrotas (48). Será la cuarta vez que el de Ohio no juegue los playoffs desde que llegó a la liga hace 19 temporadas (2003, 2004, 2019 y 2022).

Construidos como un proyecto Frankenstein en los despachos, los Lakers han sido un equipo que nunca llegó a serlo. La dirección de Frank Vogel no ha fructificado y, lejos de corregir los desajustes a lo largo de la temporada, se han ido posponiendo las alarmas hasta que los resultados se han alineado con la realidad de la franquicia. Ganadores de 17 anillos, igualados con los Boston Celtics en el olimpo de la NBA, la temporada 2021/22 de los Lakers quedará como una mancha difícil de borrar. Un fracaso muy lejos de lo que su historia exige; incluso, de lo que su historia se puede permitir.

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