Los Lakers humillan y desquician a los Warriors al son de Davis y LeBron

Dale poder a Anthony Davis y la ‘Ceja’ moverá el mundo con su tamaño junto al ‘Rey’ y su inteligencia suprema que alimenta su eterna juventud. Los Lakers, encendidos y en una explosiva y eficaz mezcla de necesidad y aires vengativos, asestaron a unos desfigurados y desesperados Warriors en el tercer partido de la serie un buen sopapo (127-97 tras el a a) para poner el 2-1 y dejarles magullados a base de muchas dudas y angustia, estremecedor en ambos aros Davis con 25 puntos -7/10 en tiros-, 13 rebotes y 4 tapones, soberbio LeBron con 21 tantos -6/11 en lanzamientos-, 8 capturas y 8 pases de canasta.

Tan carcomidos por los interrogantes y tan dolidos quedaron los Warriors, que hasta Stephen Curry, con esa media sonrisa que siempre se le dibuja, acabó sin querer ver nada más, cubierto su rostro, negando con la cabeza y perdida su mirada en lo poco que dejaba ver la toalla. Él todavía pudo ser él -23 puntos con un 4/10 en triples-, pero apenas lo pudo ser el conjunto de la Bahía, absolutamente irreconocible en un duelo al que le sobró el último cuarto.

En el constante juego del gato y el ratón de los célebres ajustes, el equipo angelino logró restaurar de nuevo el dominio de Davis, hacerle parecer de nuevo ese feroz tigre desbocado ante un perro ladrador pero poco mordedor como los Warriors.

Porque no es sólo que Golden State perdiera su identidad -sólo un 29% en triples y casi tantas pérdidas (22) como asistencias (26)-, sino que también perdió los estribos, con una flagrante 1 y dos técnicas en el segundo cuarto con los que ya extravió el norte del partido.

El conjunto de la Bahía había logrado recuperarse de manera vigorosa y encomiable de un 11-4 inicial inducido por un efervescente D’Angelo Russell -anotó los 11 primeros tantos de su equipo para acabar con 21-, trepando hasta un 40-29 mediado el segundo parcial girado como un calcetín hacia el 59-48 del descanso entre los reajustes de los de púrpura oro y las pataletas, con Moses Moody recibiendo una flagrante por agarrar el pie de Davis estando en el suelo, Green llevándose una técnica por protestar al árbitro y Donte DiVincenzo otra por violar la regla de los 3 segundos.

La manera cómo rediseñó Darvin Ham la pizarra devolvió a Anthony Davis a su estado natural, al que tiene que ser su hábitat la mayoría del rato para que se sienta fuerte, con confianza y capaz de devorarlo todo: la pintura. En esa clase de trastorno lunático que sufre en estos playoffs, alternando una de cal y una de arena, unas veces gigante patoso con pies de barro -sólo 11 puntos y 7 rebotes el jueves- , otras inquebrantable y maleable -30 tantos y 23 rebotes en el Game 1-, fue de nuevo la ‘Ceja’ lo primero.

El pívot resultó ser un tanque imparable en ataque con los Lakers generando muchos puntos del interior jugando penetrando por izquierda y activando cortes desde la cabecera que jamás pudo defender Green, pronto con problemas de faltas.

En defensa, pese a su timidez -incluso cobardía-inicial, su paso al frente permitió ahuyentar a Curry y Thompson cerrar el grifo favorito de puntos de los Warriors desde finales del primer encuentro.

Davis, que de nuevo se estaba quedando hundido con su defensa hundida en ‘drop’ a la salida del bloqueo directo, subió su posición en el transcurso del segundo cuarto para meter más presión a los ‘Splash Brothers’ cuando llegaban a él en el pick and roll y colorín colorado para Golden State, que, una vez la ‘Ceja’ ha recuperado el 100% de confianza en su versatilidad defensiva, deberá encontrar una mina de oro distinta sea intentando alejarle del aro o no.

Ajustando la defensa del pívot sobre la marcha, los Lakers ya mostraron evidentes cambios en los primeros minutos ante unos Warriors que mantuvieron a JaMychal Green en el quinteto inicial. Los de púrpura y oro cambiaron un par de emparejamientos, enviando con Curry al multiusos Austin Reaves -10 puntos y el mejor de los de Ham con un +31 en pista-, y a Jarred Vanderbilt con Draymond Green para que Davis se quedara con el otro Green.

Una clara e indirecta intención de suprimir el fructífero ‘pick and roll’ entre el ’30’ y el ’23’, pues Vanderbilt se podía quedar en el cambio de bloqueo con Curry y así los Lakers no tenían que recurrir a la defensa en ‘drop’ y podían anular las opciones del roll a campo más abierto de Draymond Green -desde donde el interior distribuye y con mucho criterio-, así como también del ‘pick and pop’ aunque el bullicioso ala-pívot no tire mucho de tres.

El plan fue un éxito, desactivado el ’23’ como continuador y distribuidor -11 puntos y 9 asistencias en el Game 2 por sólo 5 tantos y 4 pases de canasta-, en este.

Ante eso, era tan sencillo como llamar a JaMychal Green o Kevon Looney cuando entró para ser quienes pusieran la pantalla y así involucrar a Davis y durante unos minutos les funcionó a los de Steve Kerr para impulsar tanto a Curry como a Thompson -15 puntos con un 5/14 en TC y un 3/9 en triples-, pero el juego se acabó a la que la ‘Ceja’ -incluso en los pick and roll altos-, se puso más agresivo. Impone tanto y se desempeñó con tanta solvencia que a los Lakers no les hizo falta recurrir al 2×1 para detener a Curry, tantas pérdidas como asistencias -3-, tras los 12 pases de canasta del jueves.

Sin rumbo Golden State, los Lakers se alimentaron a base de transiciones y de las operaciones también en estático de su ‘Big Three’, con D’Angelo Russell poniéndose al nivel de Anthony Davis y LeBron James.

Con una milimétrica precisión esta vez desde el perímetro -un 15/31 y un espectacular 48% para los de púrpura y oro-, Russell -5/8 desde el 7,25-, fue el que más castigó las ayudas de los Warriors para defender a sus dos figuras, inspirados también desde el banquillo Dennis Schröder con 12 tantos y un 3/6 en triples y un Lonnie Walker IV que ha vuelto a la rotación en estos dos últimos duelos, sumando también 12 puntos y un 2/4 desde la larga distancia.

LeBron toma la palabra

A pesar de todo, el que marcó el resurgir dorado en el segundo cuarto con los Warriors disfrutando fue LeBron. En un hecho insólito que subraya el nivel supremo de entendimiento del baloncesto que ha alcanzado -síntoma de vejez dirán sus detractores-, ‘Bron’ acabó el primer cuarto sin ningún tiro de campo -0 puntos-, por primera vez en playoffs en su carrera según publicó Alejandro Gaitán en Twitter.

Entendió que no hubo situación propicia para tirar y lo cambió por pases en beneficio de su equipo hasta encontrar el camino el aro con 21 puntos en los dos siguientes cuartos. Reactivó a Davis con dos asistencias desde el codo y el pívot cortando a la pintura con pantallas cruzadas y obtuvo con frecuencia el cambio que quiso para atraer ayuda en el poste en algunas acciones y dar sentido al movimiento de balón ‘laker’. Hasta se reconcilió con los triples en estos playoffs, seleccionado muy bien esta vez con un 2/4. 

Pero disfrutó mucho y también al contraataque ‘Bron’, deleitando con inteligencia y ese jovial energía hercúlea que conserva, pegándose un sprint a sus 38 años de lado a lado en una acción defensiva para tener que acabar frenando en la grada. Se fue luego exhausto al banquillo para atenuar la fatiga. Sufrir sigue siendo disfrutar para él.

Los Warriors, que apenas sólo pudieron festejar el brutal mate de Wiggins sobre LeBron y Davis en la segunda parte, lograron acercarse hasta el 61-71 mediado el tercer parcial pero más a base de pundonor que de juego al anotar en tres acciones consecutivas tras rebote. El tiempo muerto de Ham volvió a poner todo en su sitio para los Lakers, blindados ante Curry, que terminó con un 9/21 en lanzamientos.

El señor de los triples tuvo que acabar jugándosela ante su par sin bloqueo directo u optando por otras opciones en el ‘pick and roll’ como penetrando o jugando para Looney para tratar de rediseñar la jugada. En la mayoría de los casos, el mismo problema: Anthony Davis, también inexpugnable persiguiendo en la entrada a canasta, ‘estacionado, en la pintura. Queda todavía tela que cortar -el lunes el Game 4-, pero los Lakers han vuelto a dar con su panacea para dejar el rostro de los Warriors desfigurado.