El bombazo de los Dallas Mavericks en este mercado de la NBA responde a las urgencias que tenían tras los primeros rumores de inquietud de Luka Doncic, que no veía de ninguna manera el camino hacia el anhelado anillo a corto o medio plazo. Con Kyrie Irving, es difícil creer que los Mavs están más cerca, aunque apuestan por una fórmula que ha dado réditos en el pasado: dos estrellas de primera categoría con un mismo objetivo. ¿Pero encajan?
De un vistazo, el gusto por la posesión de balón de ambas estrellas puede parecer contraproducente para los Mavs. Además, para adquirir a Irving han tenido que renunciar a Dorian Finney-Smith, uno de los tipos más queridos en el vestuario y uno de sus pocos activos con un papel notable y específico en el esquema defensivo. De aquí al cierre de mercado, el próximo 9 de febrero, está por ver si Dallas realiza algún movimiento más para reconfigurar y equilibrar la plantilla.
Con todo, se espera que la verdadera clave de la apuesta sea la relación que puedan establecer ambas estrellas. Irving ya ha dicho en su círculo cercano que está “eufórico” por poder compartir pista con Doncic, mientras que del esloveno todavía no se sabe nada. Desde las oficinas de los Mavs, según The Athletic, se meditó mucho el movimiento por cómo su joven estrella de 23 años podría reaccionar a ciertos comportamientos de su nuevo compañero lejos de la pista.
El precedente de los Cavs en 2016
Los Mavericks se agarran a un clavo ardiendo y piensan, probablemente, en el título de los Cleveland Cavaliers en 2016. Allí Irving demostró que es capaz de jugar junto a otra estrella dominante con el balón, nada más ni nada menos que LeBron James. Eso sí, era otro momento de su trayectoria y todavía no se había cargado tres proyectos con sus idas y venidas. No avisó a nadie sobre su decisión de abandonar a los Cavs, luego se la lió a los Celtics y finalmente ha protagonizado un sinfín de dolores de cabeza a los Nets, agotados y felices de deshacerse del base.
La evidente mejora ofensiva quizás no era tan necesaria esta temporada para los texanos, más necesitados en defensa. Jason Kidd construyó el séptimo mejor equipo defensivo en su primer año en Dallas, pero en la actual campaña los Mavs han caído a la 24ª plaza del total de 30 franquicias. En ataque, a pesar de la marcha de Jalen Brunson en la agencia libre, quizás el origen de este desaguisado, Doncic ha mantenido al equipo dentro del Top 10.
Evidentemente, a nivel ofensivo Irving puede aportar mucho más de lo que aportaba Spencer Dinwiddie, notable pero no excelente en su papel sustitutorio de Brunson, ahora una fuerza para los Knicks.
Buscando otro traspaso
Varios periodistas, entre ellos Marc Stein o Tim Cato, buenos conocedores del entorno de Dallas, ya han asegurado que los Mavs pretenden apuntalar su all-in con más traspasos. Resulta evidente que echan en falta más ayuda en defensa y en el ala, donde han perdido a Finney-Smith y donde probablemente apuesten por el aussie Josh Green, que ha mejorado bastante en su tercer año en la NBA y fue expresamente excluido del traspaso. Más allá de esta confianza en el joven, es probable que algún otro movimiento busque equilibrar mejor el balance entre ataque y defensa. Quizás entonces la apuesta de los Mavs no sea del todo descabellada.
Un problema aplazado es el de la renovación del base de 30 años, que aterriza este mismo lunes en Dallas para iniciar su nueva etapa, con suerte, el próximo miércoles contra Los Angeles Clippers. Irving puede ser renovado por 83 millones de dólares y dos años, pero su preferencia es esperar a verano y firmar por cuatro cursos y 198,5 millones de dólares. Es un pastón para un genio del balón poco fiable por culpa de sus excentricidades fuera de la pista. En total, Irving ha jugado 143 partidos de 278 posibles entre lesiones, suspensiones y violaciones de la política de la NBA y su exequipo –el caso más notable, su postura contra la vacunación de la covid-19–.
Para Dallas será importante retenerle, ya que el plan B sería no firmarle después de la temporada y usar el hueco salarial –más de 30 millones de dólares– para contratar a las mejores piezas de una agencia libre que, sin embargo, no será especialmente suculenta este verano. Para resumir en pocas palabras el movimiento de estos Mavs, el all-in les da un techo más alto, pero también un suelo que puede representar un descenso a las catacumbas.
O sale muy bien o muy mal, aunque una cosa está asegurada. La dupla estelar entre Luka Doncic y Kyrie Irving puede dar los partidos más entretenidos de la liga de aquí a final de temporada.