Los médicos ordenan a Isabel II que prolongue su descanso “al menos dos semanas”


Los médicos difícilmente “ordenan”, más bien “recomiendan”, a la reina de Inglaterra lo que debe hacer para cuidar su salud. Pero a estas alturas ya ha quedado claro que Isabel II, aunque sea a regañadientes, hará lo que le digan los profesionales. Y en este caso, según ha informado el palacio de Buckingham, prolongará su descanso prescrito “al menos durante las dos próximas semanas”. La decisión de la casa real británica de ocultar en un primer momento el ingreso de la reina en un hospital londinense, el pasado miércoles, para llevar a cabo “investigaciones preliminares”, ha desatado las sospechas y especulaciones en la prensa del Reino Unido, a pesar de que, a diferencia del trato que se dispensa al resto de miembros de la familia real, las informaciones en torno a Isabel II tienden siempre a resaltar la versión oficial más optimista. “Los médicos han aconsejado a su majestad que mantenga las tareas de despacho menos gravosas, como algunas audiencias virtuales, pero que no lleve a cabo visitas oficiales. Su majestad lamenta que la decisión implique no poder acudir al Festival del Recuerdo [ceremonia de la Royal British Legion para rendir homenaje a los caídos por Reino Unido y la Commonwealth] del próximo 14 de noviembre”, ha anunciado el palacio de Buckingham en un comunicado.

Desde la muerte de su esposo y príncipe consorte, Felipe de Edimburgo, el pasado mes de abril, Isabel II había intensificado su agenda oficial, un movimiento interpretado por la prensa británica como la voluntad de dejar constancia de que la reina estaba aún a pleno rendimiento. El exceso de actividad acabó pasando factura, y los ciudadanos pudieron ver por primera vez a la monarca utilizando un bastón para sus desplazamientos. Poco después, el palacio de Buckingham anunciaba la cancelación de un visita oficial de dos días a Irlanda del Norte. Los médicos ordenaban entonces que la reina hiciera una pausa de “unos días” en su actividad. Más allá de la preocupación pública por su salud, lo ocurrido es la confirmación de algo que la casa real lleva meses anticipando: Isabel II no cederá las riendas del trono, pero poco a poco irá compartiendo y delegando tareas en sus herederos. Carlos de Inglaterra ha asumido cada vez más la representación de la corona, y es natural además que en un asunto que le resulta tan querido como la lucha contra el cambio climático asuma un protagonismo reforzado. Y otro tanto de lo mismo respecto a su hijo, el príncipe Guillermo.

La pandemia fue el terreno de ensayo perfecto para que Isabel II se acostumbrara a las nuevas tecnologías y comenzara a desplegar una ubicuidad más virtual que física. Acabado el confinamiento, y aunque la monarca ha recibido su pauta completa de vacunación (y posiblemente la inyección de refuerzo, aunque Buckingham no haya informado al respecto, los británicos -y el resto del mundo- deberá acostumbrarse a que la reina esté cada vez más detrás de una pantalla.

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